Lloro sin cortar
cebollas, pero oigo la fluidez de las lágrimas,
lágrimas por el
dolor que alcanza siempre mi corazón, mi alma;
un dolor
indescriptible, indeseable, despliega su fuerza,
la fuerza de la
aceptación o la tranquilidad del alma.
Fui a depositar más
flores sobre tu tumba, tu jardín,
este jardín que
esconde el secreto de aquellos desastres.
Desde hace veinte
años me gusta allí cultivar flores radiantes
que guardan
esmeradamente recuerdos felices y amargos.
El alivio destaca
en el horizonte de mi universo silencioso.
Cuando respiro el
olor de esas flores, atravieso tu silencio perpetuo.
Esas flores que
animan tu jardín me permiten el contacto espiritual,
y ahí dentro encuentro
un lugar de paz y vehemente serenidad.
Ahora mis ojos se
secan, no pueden derramar más lágrimas.
Ahora me queda la
herida profunda y la desesperación de tu perdida.
Ahora la cebolla ya
no podría ayudarme a encontrar más lágrimas.
Bahia OMARI
Conmemoración del vigésimo año de la desaparición de Yacine
(26-03-2002/26-03-2022)