El profesor de Historia, el ponente, con su postura
majestuosa y su sonrisa da la bienvenida a sus
fieles estudiantes. Es la primera clase de
Historia, el aula magna está llena.
El Profesor tiene un rostro ancho, del que no desaparece
la sonrisa agradable, con barba y una mirada maliciosa y perspicaz.
—
Durante este curso,
vamos a realizar una aproximación a un tema de gran impacto internacional del siglo pasado. ¿Alguien podría decirme de qué se
trata?
En el aula se nota cierta alteración.
—
¿La pobreza, las
guerras, la esclavitud, el desarrollo tecnológico, los sistemas políticos, la
corrupción…?
Paseando su maliciosa mirada por la amplitud del aula,
dice:
—
Tenéis la imaginación llena de los problemas
actuales del panorama internacional. Eso es perfecto,
pero necesitáis profundizar en vuestras propias reflexiones. De todos modos, vuestra reacción es natural.
Una chica, africana, levanta su mano de manera tímida y pregunta:
— ¿El apartheid?
— El profesor inclina su cabeza con humildad, y habla de
una forma contundente, como si gritara, manteniendo su mirada perspicaz, y
habla sin mirar sus papeles.
— El analfabetismo, la injusticia social, la pobreza, la lucha,
la justicia, la libertad —dice.
— Un gran silencio reina en
el aula. El profesor se mueve lentamente sobre el estrado con seguridad, con
una mirada indefinida, como si fuera a revelar algo de gran importancia.
— Vamos a ver este tema desde la perspectiva del «ojo de buey»: pensad,
reflexionad, analizad. Todo eso necesita un trabajo intenso… ¡Tal como él mismo dijo! Nuestro jefe espiritual de la
nación…
— ¿Quién es, profesor? —dice un estudiante curioso.
— Paciencia, paciencia.
El profesor empieza su discurso, mostrándose asombrado y
afectado al mismo tiempo.
— Voy a exponer una situación de un país que sufrió mucho,
durante años. Sufrió el error del equilibrio social local e internacional. Sin
embargo, su población reaccionó.
— ¿Cómo? —exclama el
aula en una sola voz.
— A través un hombre joven, un artista y abogado, un hombre
fuerte que estaba en la flor de la vida. Era la persona indicada y un grupo de
amigos de confianza tomó las riendas de la lucha y ejecutaron las acciones.
Este hombre había soñado con lograr la justicia y la libertad para su país: una
justicia social normal, sin discriminación.
— Pero, ¿qué resultado dio esa ambición, esas reacciones,
esa determinación? —pregunta el profesor.
— ¿El sufrimiento de la población, el aislamiento, la
tortura, la cárcel? —dicen algunos.
— ¿O directamente la muerte? —inquieren
otros.
— Lo confirmo —afirma el
profesor.
— El profesor se calla unos instantes. Parece reflexionar.
Después explica:
— La lucha continuó inspirada en principios universales,
con humildad, con fuerza. Aquella lucha marcó la
Historia. La determinación se mantuvo gracias a un
trabajo realizado codo a codo, con el objetivo irrevocable de alcanzar la
libertad.
— ¿Y al final? —dice la audiencia cada vez más cautivada.
El profesor muestra una sonrisa y
continúa:
— La reafirmación del objetivo había valido la vida para
algunos. No se pudo evitar la prisión y la pena de trabajos forzados para el
líder y sus amigos. Pero ellos, desde allí, continuaron la lucha, el combate,
por una causa legítima. Solo ellos sabían el significado y la definición de la
palabra “Patria”.
— ¿De dónde sacaban esa fuerza? —replica la estudiante
africana.
— De su convicción, dice el profesor, de su tenacidad hacia
la victoria, de su ambición por la libertad, de la marginación que habían
soportado por ser individuos de otro color. Fue un largo camino hacia la
libertad, difícil y duro. El líder estuvo en la cárcel durante muchos años. Su
nombre, a partir de su encarcelamiento, fue 46664, y lo fue durante veintisiete
años.
— Un silencio lúgubre reina en la sala.
— No nos perdimos en una reflexión circunstancial. La lucha
continuó hasta la victoria. Sí. Muchos sucesos y participantes habían
colaborado para llegar a una resolución pacifista: la opinión pública
internacional, la opinión crítica, todos clamaron por la resolución de aquel
caso humanitario.
— ¿Y, después de su liberación, hubo una reconciliación
nacional?
— Ese es el punto crucial de la Historia. La esperanza se
confirmó con el cambio y con la liberación de las cadenas de la desigualdad.
— ¿Quién fue el jefe espiritual de aquella nación?
— El profesor, con una amplia sonrisa, dice:
— Es el abuelo de África. Con su combate contra aquella
pesadilla, con su victoria, se pasó página a uno
de los capítulos más importantes de la Historia del siglo XX y se cerró…
Bahia Omari
Rabat, 13 de noviembre 2019
Tarea 1: "Ejercicio de escritura creativa: escribir
sobre un mito sin nombrarlo (Actividad basada en el motivo de "Esa mujer" de Rodofo Walsh)”.
“LA EXPERIENCIA DE LEER Y ESCRIBIR (I), TALLER DE LECTURA
Y ESCRITURA CREATIVA, Instituto Cervantes de Rabat,
2019—2020”