Th:
Perdón. ¿Me puedo unir a ti para correr juntos? Es la primera vez que estoy en
el parque y no conozco muy bien el recorrido.
S: Sí, claro. Si puedes seguir mi
ritmo.
Th:
Gracias... Me llamo Thanos.
S:
Sandra. ¡Corre, por favor! ¡No hables!
Th:
Eres la única persona que no lleva mp4. Pensé que quizás te gustaría correr y
hablar con otra persona al mismo tiempo.
S:
Si te has decepcionado, puedes pararte y sentarte.
Th:
¡No, no, por favor! En ese caso, prefiero ser competitivo y ganar mi premio
cuando te derrote.
S:
Vale, es mejor así.
(…)
S:
No llevo mp4 es porque me encantan los sonidos del parque. Las aves, el arroyo,
los árboles, los niños... todo.
Th:
Gracias por tu aclaración. Pero, si quieres, puedo respetar tu deseo y seguir
en silencio.
S:
No, está bien. Podemos contarnos alguna cosa mientras vamos corriendo.
Th:
¡Genial! Entonces, serás la primera persona que conozca en Belgrado.
S:
¿De verdad? ¿No conoces a nadie aquí?
Th:
Solo algunos griegos de la embajada. Pero, serbios no. Eres mi primera amiga.
S:
No hago amigos a los cinco minutos de carrera. Pero, en cualquier caso, si
necesitas ayuda para algo durante tu estancia en Belgrado, me lo dices.
Th:
Muchas gracias.
S:
Entonces, eres de Grecia.
Th:
Sí, soy griego.
S:
¿Y porque estás en Belgrado? ¿Turismo?
Th:
Turismo, no. Negocios.
S:
¡Negocios! ¿Qué tipo de negocios?
Th:
Tengo una empresa pequeña en Grecia que produce espíritus alcohólicos
tradicionales, como ouzo y tsípuro. Y quiero
expandir mis negocios a Serbia con la producción de slivovitz.
S:
¡Qué bueno! Me gusta mucho el slivovitz. Espero que tengas suerte.
Th:
Muchas gracias. ¿Y tú? ¿A qué te dedicas?
S:
Soy ingeniera agrónoma y trabajo como investigadora en un instituto público.
Th:
¿De verdad? No pareces una investigadora.
S:
¿Por qué no?
Th:
Tienes un tipo impresionante. Yo asocio la imagen del investigador a la imagen
de Einstein.
S:
¡Cielos santo! Espero no parecerme a Einstein.
Th:
Al contrario. Eres muy guapa. Y para serte sincero, lo primero en que me he
fijado no ha sido en lo del mp4, sino en tus fabulosas nalgas, que han
distraído mi mirada.
S:
Es mejor que volvamos al principio. Ya me estoy arrepintiendo de haberte
permitido este intercambio de palabras.
Th:
Vale, vale… Pero al menos ahora sabemos algo el uno del otro, ¿no?
S:
¿Cómo qué?
Th:
Como, por ejemplo, tu profesión y el hecho de que no aceptas piropos.
S:
No ha sido un piropo. ¡Ha sido una rudeza propia de un machista!
Th:
Ese machista quería saber más cosas acerca de ti.
S:
¿Qué más?
Th:
Por ejemplo, ¿cuántos años tienes? o ¿cuál es tu signo? Y lo más importante, si
estás soltera.
S:
Pues tengo cuarenta y dos años.
Th:
¡De ninguna manera! ¡Imposible! Pareces mucho más joven. Y por favor, esto ya
no es el piropo de un machista.
S:
¡Gracias! Lo acepto, incluso si es el piropo viene de un machista. Es bueno
escuchárselo a un hombre como tú.
Th:
¿Como yo? ¿Quieres solo compensarme por el piropo?
S:
No solo. Hay una verdad pequeñita en esto.
Th:
Me haces muy feliz. Gracias.
S:
¿Y tú? ¿Cuántos años tienes?
Th:
Adivina.
S:
¿Cincuenta?
Th:
¡Dios mío! Todas las buenas palabras que me acabas de decir se han derrumbado
en un momento.
S:
¡Ja, ja, ja ¡Era una broma!
Th:
Eso espero, porque ya he cumplido cuarenta y uno. Y el periodo posterior a los
cuarenta es muy crítico para el hombre. Podría sufrir un infarto o una
depresión fácilmente con tu broma.
S:
Y supongo que estás casado.
Th:
Es otra cosa mala que probablemente cualquier hombre lleva en su joroba después
de los cuarenta. Pues sí, estoy casado en Grecia y tengo dos hijos. ¿Y tú? ¿Qué
hay de ti?
S:
Estoy divorciada. Tengo un hijo de once años y vivo con mi madre y mi hijo en
casa de mi madre. Eso es todo.
Th:
Me parece que puede resultar muy duro, para una mujer soltera, trabajar en un
entorno tan exigente y, al mismo tiempo, criar a su propio hijo. Estoy muy
orgulloso de que seas mi amiga. ¿Puedo llamarte “amiga” sin caer en otro
malentendido más?
S:
He sido un poco estricta contigo. Así que creo que puedes. Sin malentendidos.
Th:
Gracias, amiga valiente.
S:
Pero sin más adjetivos. No creo ser valiente. Cada persona tiene un objetivo en
la vida. El mío es criar a mi hijo de la mejor manera posible. Y trato de
dedicar a ello todos mis esfuerzos.
Th:
¿Y tu vida personal? Amor, emociones, pasión…
S:
Todos se reflejan en mi hijo. Hace años que no le permito el amor, las
emociones o la pasión a mi corazón. Lo único que hago por mí misma es correr en
este parque cada tarde. Y lo hago cerca de mi hijo. ¿Lo ves? Es ese que está
entre los niños que juegan en la fuente. El que lleva la camiseta del “Estrella
Roja”. Por eso que no llevo mp4. Me encanta escuchar sus risas cuando juega.
Th:
Puedo comprenderte. Eres adorable como madre.
S:
¿Y tú? ¿Por qué estás en este parque corriendo?
Th:
Por nada especial. Simplemente, a mi edad tengo que correr mucho si quiero
mantener mi barriga de una forma aceptable.
S:
¡Ajá! En este caso, también debería ser válido para mí. Tenemos más o menos la
misma edad.
Th:
¿Para ti? No es cierto. Quizás tenemos la misma edad, pero estás de muy buen
ver. Y tu cuerpo es increíble. Si no tuviera miedo de que me llamaras machista
otra vez, podría decir mucho más sobre tu maravilloso cuerpo.
S:
¿Más como qué?
Th:
Como que mientras estábamos corriendo juntos y he tenido la oportunidad de ver
tus senos a través de tu escote, no he podido dejar de mirarlos.
S:
¿Ah, sí? Entonces, ¿podría también hacerte una confesión de amiga a amigo?
Th:
Por supuesto.
S:
O mejor… ¿De novia a novio?
Th:
Dame, por favor, tu mano para seguir corriendo abrazados y dime.
S: Quiero
que la primera botella de slivovitz que produzcas sea solo
para ti y tenga mi sabor. Quiero, a medida que el sudor gotee de mis senos, que
el primer slivovitz que produzcas esté destilado sobre mis
senos y sientas en tus labios, cada vez que bebas, el sabor y el olor de mi
cuerpo.