TALLER DE ESCRITURA "A ORILLAS DEL BU REGREG" DEL INSTITUTO CERVANTES DE RABAT

Bienvenidos a «A orillas del Bu Regreg», el blog de los integrantes del Taller de lectura y escritura creativa, un curso especial que realizamos desde hace doce años en el Instituto Cervantes de Rabat (Marruecos).

En este espacio damos a conocer los cuentos, poemas y otros ejercicios de escritura que se proponen en clase y que realizan nuestros alumnos, aunque también publicamos colaboraciones de nuestros lectores.

Muchas gracias por leernos y por compartir vuestras opiniones.
Ester Rabasco Macías (profesora del Taller)

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miércoles, 29 de junio de 2016

«MI PRIMERA MUERTE…» de ALI TIZILKAD



Los escritores ciegos  siempre me fascinado. Homero, primero, aunque no logro distinguir de él lo que es leyenda y lo que es vida vivida, real. Pero, sobre todo, me impresionó mucho el personaje de Abu Al Alaa Al Maarri (973-1057) y todavía me impresiona. (¡Descubriría un poco más tarde a Borges, pero se trata de una historia muy diferente!).

Quedémonos con Abu Al Alaa.

No voy a extenderme demasiado sobre su trayecto, su poesía y sus exigencias consigo mismo, ni sobre cómo llegó hasta el punto de escoger una vida de asceta, vegetariano, solitario, durante cerca de medio siglo en su pequeño pueblo  natal, Maarrat Annou' man (en el territorio de Siria, actualmente).

Quiero, sobre todo, evocar un texto célebre que Al Alaa escribió hacia el final de su vida y que tituló: La epístola del perdón. Los historiadores de la literatura y las heridas de la literatura comparada se divirtieron en encontrar paralelismos o coincidencias simples entre esta obra y la de otro gran nombre de la literatura mundial, el italiano Alighieri Dante (1263-1321), La Divina Comedia, escrita algunas décadas más tarde.

Ambos dueños imaginaron escenas del mundo de la muerte con personajes de aquí abajo.
Dado que los libros me «comieron muy temprano las células del cerebro», como me dijo mi madre un día, me divertí a menudo con un juego peligroso: imaginar mis propias vivencias entre gente como Al Maarri y Dante.  Y espero, un día, tener la oportunidad de vivir realmente una escena en el más allá, en condiciones muy particulares.
Para empezar, quiero narrar lo que podría suceder o haber sucedido…

Era en los años noventa del pasado siglo, debía de tener poco menos de cincuenta años. Me sentía ya bastante viejo, porque me daba a mí mismo no más de cuarenta años de vida cuando tenía menos de veinte. Una mañana muy temprano –según los valores del mundo de aquí abajo–, me deslicé lentamente sobre el filo de la navaja de afeitar que separa la vida de la muerte. Pasados los primeros instantes de resistencia y de pueril nostalgia, de repente me vi transportado a un mundo mágico donde lo imposible no existe.
Las primeras impresiones fueron fugaces, porque contrariamente a lo que pasa aquí abajo, allí nadie se preocupa por los otros, el mundo, el planeta o una contingencia cualquiera y material. En definitiva, ¡solo importa el alma!
Mi mirada quedó atrapada por una sola cara en medio una muchedumbre numerosa vestida de blanco. Yo llevaba mi propia cara, aquella en la que pienso cuando tengo una razón cualquiera para estar contento conmigo mismo. La misma cara que tuve – en la vida efectiva–  entre la edad de aproximadamente veinte y treinta años. Recuerdo muy bien esa cara, esos cabellos largos siempre muy bien peinados. Era la época cuando entretejía un gran amor con F., una esteticista con dedos de oro. Ella había insistido en tratarme los cabellos, peinarme y limpiarme la cara. Yo estaba tan contento con el resultado que me apresuré a ir a un estudio de fotografía de la ciudad donde vivía en aquella época y me hice hacer una serie de fotos en blanco y negro que pegué a todos mis expedientes administrativos de aquel período. También la usé en mi carné de identidad oficial de la época, que encontré recientemente mientras arreglaba mis archivos viejos y personales en un cartón usado que las polillas acabaron atacando.

¡Pero volvamos al más allá! Mi «yo» de antaño me esperaba allí. Avanzó en mi dirección con una aparente sonrisa en su cara diáfana que emitía un ligero halo de luz hacia todos lados. ¡Qué bello era!
– Entonces, ¿Estás asombrado? –me preguntó inmediatamente…
– ¡Un poco, a pesar de todo! Al fin y al cabo, estamos en el paraíso ¿no?
– ¡Míralo! Tal como todos los que vienen aquí para morir… No puedes reflexionar sino es con una lógica binaria: ¡El paraíso y el infierno! ¡El negro y el blanco! ¡Sin ningún matiz a medio camino!
– ¿Por qué? ¿No irás a decirme que todo aquello sobre el castigo y la recompensa son cuestiones infundadas…?
– Todo lo que puedo decirte es que debes cambiar de «software», como tú dices allá… El mundo que tú  llamas «más allá» está justamente más allá de esas lógicas simplistas de abajo. Aquí todo está visto y hecho con matices, porque justamente estamos en lo absoluto, en la eternidad. Así que podemos distinguir toda una paleta de sentimientos, de sentidos, de estados del alma mucho más rica y más diversificada que esas pobres dualidades de la vida terrestre.
Sentí un remolino de ideas contradictorias en mi cabeza. Me veía allí, apreciando aquel lenguaje sobre la eternidad, lo absoluto, yo que siempre había preconizado la relatividad en toda cosa que me sobrepasara. Tenía la rara sensación de flotar un poco. No sentía completamente mi cuerpo, mis miembros.
Mi yo del «más allá» esbozaba una sonrisa tierna, pero condescendiente, como si pudiera leer en mi mente:
– No cargues con esas cuestiones del físico. Estamos en un mundo de abstracción. Lo que ves es justo lo que sientes. Eso es lo más duro al principio…
– ¿El principio de qué? –le interrumpí.
– El principio de tu prueba. La muerte, o más exactamente las muertes por las cuales el individuo pasa durante su aventura terrestre, desde su nacimiento hasta la extinción de su aliento, son, en realidad, intrusiones sucesivas y más o menos efímeras en el más allá. Pero la muerte ni siquiera es simplemente física, sino que es también la suma de las renuncias, las rupturas, las frustraciones, las desestimaciones y los abandonos que son tantos como ladrillos puedan caer de nuestro originario edificio…
– No logro seguir tu discurso... Y tú, ¿quién eres? ¿Un «yo» de un momento particular?
– No completamente…  Soy tu «yo» ideal. Aquel que soñaste y que representa el punto más alto y más noble en la curva de la vida efectiva y virtual que corresponde a lo que tú eres y lo que no eres  bajo tu propia influencia…
– Y ahora, ¿qué voy a hacer yo?
– Eso no es importante. Creo que serás devuelto a la Tierra por un momento... Y allá serás otro… Y la próxima vez que vuelvas aquí, habrás perdido un poco más tus certezas.

(… Seguirá.)

Ali Tizilkad
Rabat, junio de 2016.
Actividad inspirada en “El otro” de J. L. Borges.

«COMUNICACIÓN ATEMPORAL» de ANASS KHALDI

   Fue como aquellos hechos en los cuales no puedes diferenciar entre lo verdadero y lo fantástico, entre la certeza y el engaño, entre la realidad palpable y el sueño teleológico. Sucedió en un mes incógnito del año 2002, cuando yo era un chico de ocho años. No me di cuenta de su importancia y su extrañeza hasta  que cumplí trece o quizá catorce años y no me he lanzado a escribirla hasta mis diecinueve años.
   Sucedió en la época marcada por la propagación de los teléfonos móviles o los celulares, como solían llamarse antes. A mí también me gustaba tener uno. Al principio, era muy difícil convencer a mis padres; sin embargo, bastaba con insistir y eso era suficiente para lograrlo todo. Así que, finalmente, logré tenerlo. No era un experto en esos aparatos, pero era algo tan precioso para mí que lo cogía siempre con delicadeza y con mucho cuidado. Tres días después de la compra, mi celular sonó, me acuerdo bien de que el sonido me era familiar aunque no se parecía en nada al de otros aparatos. Fue un momento raro porque eso sucedía por primera vez en mi vida.  Sentí  une mezcla de emociones que pueden resumirse en orgullo, confusión y alegría. Esperé un rato y respondí: «¿Quién es?». El otro dijo con en un tono mordaz: «¡Buenos días, chaval!», y añadió luego: «Estas no son maneras de hablar, uno debe respetarse a sí mismo». A pesar de mis pocos años, acepté su reacción, le pedí disculpas y le pregunté de nuevo quién era. Él me contestó, pero esta vez con un tono burlón: «Soy tú mismo».
   Esta respuesta  me dejó en verdad bastante confuso. Yo le pregunté de manera débil e ingenua: «¿Cómo que eres “yo mismo”? ¿Me estás diciendo que tu nombre es Anass Khaldi?» Y él me contestó que sí. Esa réplica no despertó en mí nada y la asimilé con mucha indiferencia. Tras un breve momento de silencio, le dije: «Si de veras eres “yo”, debes, por lo menos, convencerme y hablarme de mi vida o, más bien, de “nuestra vida”». Mi contestación no pareció molestarlo, sino al contrario, y empezó inmediatamente a enumerar mis malas notas en la escuela, las faltas y las tonterías que yo hacía, y me amenazo también con desvelárselo todo a mis padres.
Para mí, eso era más que suficiente para que yo pudiera creerlo, sin embargo no podía dejar que me humillara y me avergonzara ante mis padres, porque últimamente me habían comprado aquel teléfono. Eso no puede ser,  le dije, y le pregunté también: «¿Por qué me haces esto? ¿No te gustas a ti mismo o qué? Sentí que le había callado esta vez, pero me respondió diciendo: «Puesto que sigues actuando de manera  tonta e infantil, me demuestras que no mereces ni el tiempo ni las informaciones que estaba a punto de desvelarte. Quizás será posible en otro momento…». Luego, me colgó el teléfono sin escuchar unas de mis frases más cultas de aquella época: «¡No hay nadie más tonto que usted!».
   Pasaron los años y nunca volvió a llamarme, aunque yo cambié de celular muchas veces. A mis catorce años me sobrevino la idea de buscar el primero de aquellos con el sueño de volver a tener una nueva conversación “conmigo mismo”. Acabé por encontrarlo. Fue en aquel momento cuando me percaté de que  el aparato que me habían regalado mis padres y con el cual hablé “conmigo mismo”, no era sino un  maldito juguete que emitía sonidos.

Anass Khaldi
Rabat, junio de 2016.
Actividad inspirada en el cuento “El otro” de J. L. Borges.

martes, 28 de junio de 2016

«EL OTRO ÉL» de MOHAMMED KORCHI



Me llamó la atención un joven de unos veinte cinco o quizá treinta años de edad que estaba hojeando unas fotos en blanco y negro con mucha atención. Ambos, estábamos sentados a la misma mesa, uno frente al otro, en la biblioteca. Por curiosidad, eche una ojeada a la foto en que el joven fijaba detenidamente su mirada, parecía ser él mismo. Sin saber por qué le dije:
-  ¿Le gusta tomarse fotos en blanco y negro?
Él pasándome la foto me dijo:
-  La verdad es que no es mía aunque lo parezca.
Al mirarla exclamé:
-  Pero sí es mía, soy yo sin duda alguna… ¿Cómo se llama usted?
-  Yo me llamo Mohammed, Mohammed Korchi.
Como hablándome a mí mismo, le dije:
-  ¡No es posible! Yo también me llamo Mohammed Korchi y vivo en el barrio Agdal. Y tú, ¿dónde vives?
-  Yo –contestó– vivo en el barrio Dyor Jamáa. ¡Me parece que usted se equivoca en su propio nombre y apellido!
-  En absoluto –repliqué con energía–. ¿Eres funcionario en el Ministerio de Obras Publicas?
-  Si –dijo–. ¿Cómo lo has sabido? Disculpa que te tutee, pero pareces tan interesado en ello como yo. 
-  A mí también me parece bien tutearte, pues somos casi idénticos.
-  Totalmente, no... ¿Qué haces actualmente?
-  Estoy jubilado desde hace ya diez años. Pero ahora estoy aprendiendo la lengua española, me gusta la cultura hispánica.
-  ¡Ah! He aquí otra diferencia… Yo no hago lo mismo.
-  Pero seguro que acabarás haciéndolo –dije–. Otra cosa… En tu trabajo, perteneces al partido Unión Nacional de las Fuerzas Populares y formáis, tú y otros compañeros, una célula clandestina.
-  ¡Vaya! Pues sí, soy el secretario de una célula. Y trabajamos con el  propósito de que la sociedad cambie.
-  ¿Sabes? –continué yo–, hay mucha injusticia, mucha pobreza, mucha ignorancia en total, etc... Desde tu niñez te han enseñado la justicia y la igualdad como virtudes, pero ahora no hay más que familias de «majzén»  y las cercanas a estas, que se apropian de todo… Ya no nos consideran como simples servidores sino incluso como esclavos… ¿Ves? Su apariencia es moderna, pero su cabeza sigue colocada aún sobre los hombros de un pasado muy remoto.
-  Exacto – dijo–. Pero tú… ¿Cómo ves la situación a tu edad?
-  Yo –contesté–  digo que no hay mucho cambio en lo esencial. La apariencia continúa cambiando rápido, pero las cabezas lo hacen de una forma  asquerosamente lenta. Escúchame, voy a ahorrarte el esfuerzo de imaginar todo lo que vas a hacer en vano para cambiar la sociedad. Vas a presentarte a las elecciones y vas a ganar como «consejero de la comunidad» y ahí vas a saber cómo el dinero de la comunidad se gasta según el atajo de los responsables de las autoridades locales, pues para eso las elecciones se confeccionan a su medida para que haya siembre una mayoría guiada y obediente. Todo será puro teatro.
Él dijo entonces:
-  No estoy de acuerdo contigo, hombre. Toda la población está harta y estará de nuestro lado y venceremos.
Entonces le dije:
-  Hay  muchos meandros entre nosotros dos, no podemos encontrarnos ni en el mismo tiempo ni en el mismo lugar. Pero tengo que decirte que estando de por medio el dinero, nuestro dinero, y la mitología religiosa, no hay que contar con la población. La cosecha general será una gran decepción. No hay que quedarse para la próxima vez. Ahora, adiós, es la hora de que cierren la biblioteca.
Y lo dejé allí, boquiabierto y con cara de asombro.

Mohammed Korchi.
Rabat, el 27 de junio 2016.
Actividad basada en el cuento de “El otro” de J. L. Borges.

El «majzén»  lingüísticamente significa almacén, pero en el político-social marroquí significa una alianza entre familias que gobiernan sobre la base de vencedores vencidos, por la fuerza, relación en la que la democracia no tiene lugar.

«MI “OTRO YO”» DE EL KBIR TABIT



  Decido afeitarme  esta  mañana ante el espejo. De pronto, veo una abejita sobre mi calvicie que me amenaza. Francamente, me asusto. Paro de afeitarme. ¡Me ordena  cerrar la puerta del baño! ¡Qué mundo este!, me digo. ¡Un insecto pequeño dando órdenes a un ser humano que mide 1.82 metros de altura! Intento cazarla, pero cambia de voz y de tono para tranquilizarme y me dice:
-Hola, El Kbir… ¡Deja de perseguirme! Tú y yo somos similares. Soy tu “otro yo”, pero ahora actúo como representante de la naturaleza.
-Ho... Hoooo… Hola, digo yo, mientras pierdo la capacidad de respirar y tartamudeo. ¿Qué es lo que deseas?
-No te asustes. Ambos somos personas, a pesar de mi físico. Mi misión es muy sencilla. Ahora, como me duelen el corazón, los pulmones y los ojos, te ordeno que respetes las normas siguientes con el objetivo de protegerme a corto plazo:
1. Consume menos azúcar.
2. Toma menos sal.
3. Come menos grasas.
4. Compra menos carne.
5. Evita los embutidos.
6. No fumes.
7. Cuando vayas de compras, tienes que usar una bolsa de tela o una cesta de junco.
8. Tienes que concienciar a tus vecinos y a todos los miembros de tu familia para que respeten la naturaleza, porque el agujero de ozono sigue aumentando. Si los seres humanos continuáis así, el globo terrestre desaparecerá antes de que llegue el 2050.
9. Ten en cuenta que el gobierno marroquí prohíbe la producción y  la utilización de bolsas de plástico a partir del uno de julio 2016.
10. No olvides consumir menos electricidad y usar el trasporte público.
- Vale, te juro que respetaré tu decálogo al pie de la letra, a condición de que conciencies a todos los países, tanto pobres como industriales, Señor Naturaleza. Te invito a intervenir  en nombre de la sociedad civil para proponer  mejoras y soluciones en la Conferencia  COP  22 de Marrakech que tendrá lugar del 7 al 18 de noviembre de 2016. Te aliento a gritar con todas tus fuerzas para obligar a los gobiernos de diferentes países a aplicar, al menos, el protocolo de Kioto.
       Mi “otro yo “me da un gran abrazo, luego me dice que soy un verdadero ciudadano. Le despido y le aseguro que todos los habitantes de mi barrio firmarán una petición para animar al ayuntamiento a aplicar multas a toda persona que ensucie los lugares públicos o privados.
Y me quedo con una sonrisa ancha mientras la abejita se aleja.

El Kbir Tabit
Rabat, junio de 2016
Actividad basada en el tema de “El otro yo”.

«VEINTE AÑOS, HIJO», BAHIA OMARI

    Lloro sin cortar cebollas, pero oigo la fluidez de las lágrimas, lágrimas por el dolor que alcanza siempre mi corazón, mi alma; un...

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Cantando los versos de José Martí.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Iman y Anastasio recitando a Mario Benedetti. Mohammed a la guitarra.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Manal, Ahlam y Assia recitando a Oliverio Girondo.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Rkia recitando a Delmira Agustini

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Bahia recitando a Alfonsina Storni.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Laura & Mohamed y Mohamed & Laura cantando a Alfonsina Storni.

Ensayando para el Día E junio 2015

Ensayando para el Día E junio 2015
Grupo del Taller de Lectura y escritura 2015

Recital 18 de junio de 2016

Recital 18 de junio de 2016
21.00 Instituto Cervantes de Rabat

Bahia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Bahia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015, 19.00 -INSTITUTO CERVANTES DE RABAT -

Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015

Iman.PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Iman.PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

Abdellah. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Abdellah. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015

Fatima. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Fatima. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Rabat, 24 de abril de 2015.

Aïcha. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Aïcha. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

RECITAL 11 DE JUNIO DE 2014

RECITAL 11 DE JUNIO DE 2014
Recital "A orillas del Bu Regreg 2014"