I
Abuela, mujer, madre, tía, amiga y mucho más…
Tengo
sesenta y cinco años, soy valiente, cariñosa y tierna con todos, tengo una
mente abierta, muy culta, he viajado mucho, he visitado muchos países y conocido
muchas culturas diferentes. Puedo decir que la vida me había reservado un
destino luminoso, lleno de buenas cosas, mucho placer, hasta ahora, cuando todo
ha cambiado, ha precipitado al desastre.
En
un minuto, en una fracción de segundo, todo se ha derrumbado.
Ahora
ya no queda nada de aquella abuela, ni de la mujer, ni madre, ni de la tía, ni
de la amiga de nadie. Y en poco tiempo he alcanzado el punto máximo de una
vejez sombría, opaca. Yo, que esperaba tener una vejez feliz.
En
estos instantes, yo misma estoy perdida por haberlo perdido todo y a todos.
Me he quedado sola para contemplar este paisaje deplorable. Entre un
cielo asombrado, cenizo, de una tarde oscura, un silencio mortal, entre cenizas
y ruinas, entre mi alma herida y un pensamiento vacío.
De
momento, me quedo de pie, sin movimientos ni voz, contemplo un paisaje que me
resulta extraño.
Mis
sueños se han diluido con el desastre y tan sólo me quedan mis recuerdos, ahora
ya tan lejanos. He bajado mi cabeza, no puedo levantarla al cielo, sino para
interrogar a Dios y buscar una respuesta lógica.
El
peso de la destrucción me paraliza, me clava al suelo.
¿Qué
me ha pasado? ¿Qué nos ha pasado?
¿Es solo una pesadilla o es la realidad?
Esperaba que fuese solo una pesadilla.
A
veces, me siento perpleja, abandonada; a veces busco las razones del desastre.
¿Qué
me va a ocurrir ahora, sin nada, ni familia, ni apoyo, ni casa, ni dinero?
Era
una mujer de buena familia, con una casa espaciosa, mi padre era una persona
honorable, de clase social alta y del círculo diplomático; tenía un marido
cariñoso, hijos y nietos cariñosos; tenía un destino brillante…
Tenía, tenía… y ahora no tengo nada.
¿Debo
resignarme a vivir en la calle como una vagabunda, como una sin techo?
¿Qué
o quién es el culpable?
La
explosión en Beirut me redujo a cero.
La
calle me atrapa, me recibe. Pensamientos oscuros, sí, es normal en esta
situación.
II
Karam (que
en árabe significa generoso), socorrista voluntario, percibe a través de la
niebla de humo una forma encogida, se acerca a ella para socorrerla. El hacía
aquel trabajo por voluntad propia. Aquel ovillo encogido era una mujer que
estaba en un estado físico y psicológico calamitoso.
De
pronto, él la reconoció. Era la señora Ichrak, la madre de su amigo.
Y
de repente, le preguntó sobre su familia, hijos y padres, pero ella hablaba de
manera desordenada, insensata.
Sí,
es normal, estaba en estado de shock. A pesar de la situación caótica, cogió a
la señora Ichrak y corrió hasta la ambulancia. Ella no tenía heridas físicas
graves, pero sí sufría heridas psicológicas profundas.
III
La
imagen de esta mujer me viene al pensamiento, es como si viera una película muy
agradable. Una película donde yo soy un actor con un papel en la historia.
Yo
frecuentaba esa familia hacia poco tiempo, comía con ellos, viajaba con ellos,
estudiaba con sus hijos. Es decir, que esa familia y, esencialmente, esa mujer
habían marcado mi vida con recuerdos intensos, maravillosos.
No
puedo imaginar que este desastre haya caído sobre esa dulce mujer. Hasta ahora
no sé todavía lo que le ha pasado.
Sí,
lo sé, y todo el mundo lo sabe, es la explosión de un almacén en el puerto de
Beirut. Una explosión que ha agitado toda la ciudad: casas, comercios, gente,
muertos…
Necesito
acabar lo que debo hacer: socorrer a la gente. Y después iré al hospital para
descubrirlo que ha sucedido, para buscar a la señora Ichrak una vez pasada
toda esta tragedia.
IV
El
socorrista la busca durante horas en diferentes hospitales de Beirut, no la
encuentra. Llama a su amigo, el hijo de Ichrak, a su marido, a su padre, nadie
responde. Está asustado, de verdad. Sin embargo, todavía le queda por buscar en
el hospital público de las afueras.
V
Aquí,
inesperadamente, oyó una voz que le llamaba. Es Ichrak, cierto, es ella, “Alba”
o Ichrak en árabe.
Por
fin, la había encontrado. Tenía algunas heridas leves pero se mostraba muy
agitada, ansiosa y nerviosa; es lo que veía por el momento. El había acabado su
turno y entonces tenía tiempo para hacerle compañía a lo largo de aquella noche
trágica.
VI
Al
verlo, “Alba” o “Ichrak” empieza a hablar con palabras incoherentes.
El
ha puesto su dedo en su boca y le ha dicho:
-Por
favor, no hables, déjame que exprese mis sentimientos; quizás eso pueda ser una
forma de aliviar tus sufrimientos.
-¿Te
acuerdas de nuestro viaje a la montaña, en la primavera, con los abuelos, tu
marido, tus nietos y tus hijos?
-¿Te
acuerdas de la buena y rica comida que te había preparado cada día para ir de
picnic o de merienda?
¿Te
acuerdas de la boda de tu hijo, mi amigo? ¿Te acuerdas del día en que nació tu
primer nieto?
¿Te
acuerdas de cuando te llamaba “mi querido hijo”? No lo olvidaré jamás.
En
ese momento, Ichrak fija su mirada en mí, como si buscara recuerdos
maravillosos que pudieran unirse con el pasado reciente. Se levanta y dice:
¿Dónde están
todos?
¿Dónde
estoy?
-No
te preocupes “Alba”, estás en el hospital, no tienes heridas graves. Estás
bien. Voy a hacer todo lo que pueda para encontrarlos.
Sí,
voy a hacerlo. Pero no olvides que tú eres como mi madre, tu familia es la mía
también, hemos compartido muchos acontecimientos y recuerdos agradables. Hablo,
hablo…sin parar.
Súbitamente, se
oye muchísimo ruido en el corredor.
¿Qué
ha pasado?
VII
Vi
una multitud de socorristas entrar en el hospital gritando que cedieran el
paso. Un colega me había dicho que habían sacado a una familia de entre los
escombros. Todos estaban vivos. Él corrió detrás de ellos para obtener más
información.
Había
ocurrido un milagro, era la familia de Ichrak. A toda prisa, regresó a la cama
donde ella estaba.
-Te
lo he dicho, te lo he dicho, no te preocupes, todo se ha arreglado.
-
Tú has perdido tu casa, tus muebles importados, tus objetos raros, pero lo
mejor es que no has perdido a tu familia, mi familia.
Dos
lágrimas brotaron de sus ojos azules, mientras me miraba fijamente. Pero su
rostro se iluminó al oír la buena noticia. Esa es una imagen que no olvidaré en
toda la vida. Había algo bello a pesar del dolor de las circunstancias.
Los
nombres de los protagonistas no son fortuitos sino que tienen connotaciones
significativas en la historia: Karam (de alma generosa, con sensibilidad) e
Ichrak (Alba que inspira la esperanza).
Bahia
Omari
Tarea
de escritura inspirada en una foto. Narrador en primera, tercera y segunda
persona.
Rabat, 10 de febrero de 2021.