TALLER DE ESCRITURA "A ORILLAS DEL BU REGREG" DEL INSTITUTO CERVANTES DE RABAT

Bienvenidos a «A orillas del Bu Regreg», el blog de los integrantes del Taller de lectura y escritura creativa, un curso especial que realizamos desde hace doce años en el Instituto Cervantes de Rabat (Marruecos).

En este espacio damos a conocer los cuentos, poemas y otros ejercicios de escritura que se proponen en clase y que realizan nuestros alumnos, aunque también publicamos colaboraciones de nuestros lectores.

Muchas gracias por leernos y por compartir vuestras opiniones.
Ester Rabasco Macías (profesora del Taller)

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lunes, 28 de mayo de 2012

“LA GOTA” de ANASTASIO GARCÍA

   Fue nada más entrar a casa cuando escuché un plaf que me resultó tan familiar como extraño. Rápidamente me dirigí hacia la cocina y allí estaba, moqueando del grifo una gota de agua, transparente y temblorosa, casi dispuesta al suicidio, pues cada segundo que pasaba era un segundo menos de vida. Pronto caería, se precipitaría hacia el abismo que separa el grifo del fregadero. Me dije: tienes que llamar al fontanero, bueno, quizás mañana, ahora ya es demasiado tarde y no tienes ganas de nada.
   Me acosté, pero a medida que pasaba el tiempo era consciente de que no estaba solo. Cada segundo, dos como máximo, escuchaba el plaf que me lo recordaba. Era tan repetitivo y constante que sólo un reloj de maquinaria suiza podía imitarlo. Este ruido, este tintineo, esta lenta agonía, no me dejó dormir, pues ya no estaba en la cocina, sino en mi cabeza. Cuando conseguía olvidarlo y dormir un poco, me despertaba sobresaltado, pues no lo escuchaba; entonces pensaba que se había ido y eso me producía un gran alivio, pero también cierta desesperación… Otra vez volvía a estar solo, sin una mísera gota de agua que me hiciese compañía.
   A la mañana siguiente llamé al fontanero. Solo tardó cinco minutos y yo respiré aliviado, pero… Al irse y cerrar la puerta, allí estaba otra vez. Me saludó con ese plaf que solamente yo podía reconocer. No sabría decir por qué pero me alegré de volver a escucharla.

Anastasio García García
Rabat, 21 de mayo de 2012
Tarea basada en «Trabajos de oficina» de Julio Cortázar y en las relaciones del ser dominador/ ser dominado.

"DOMINACIÓN POSITIVA" de NAJATE ZIZI

   ¿Cómo yo, una mujer madura e independiente, de padres que fueron fuertemente tradicionales en un país árabe, aprendí muy temprano a abrirme al feminismo y tener después una concepción exacerbada de la igualdad dentro de la pareja?
   Jamás me han caído bien las mujeres sumisas que son capaces hasta de perder toda capacidad de respuesta. Las reconozco fácilmente por sus miradas huidizas, por la postura baja de su cabeza, por sus andares inseguros, por la tristeza que llevan escondida en su más profundo interior. Esa misma imagen era la que reflejaba mi madre, quien vivió toda su vida bajo la sombra de mi padre, un funcionario severo y siempre enfadado por algo, so pretexto de que el jefe es siempre el que se gana la vida. A pesar de que era muy inteligente y muy hábil manualmente, ella no parecía sufrir por esta dominación permanente y a menudo arbitraria, y eso que cuidaba de una familia numerosa sin sueldo ninguno y con una abnegación de la que yo me he sentido siempre incapaz. En realidad, quien sufría era yo, porque la veía siempre eclipsarse atrás, sin formular ni siquiera una objeción cualquiera ante la más alta autoridad. Me imagino yo con cierto desamparo que, durante su vida, pasó con naturalidad de la sumisión paterna a la sumisión conyugal como si aquello formara parte de una predestinación fatal. Así fue como, poco a poco, por reacción contra esta forma de obediencia ciega, nació, se forjó y creció dentro de mi corazón una rebelión de la que hice un motor que organizó mi vida adulta alrededor de un justo sentido de igualdad entre el hombre y la mujer. La clave de aquello residía primero en seguir la vía de los estudios superiores y, luego, en acceder a la autonomía financiera costara lo que costara.
   Pero está, claro que para construir bien una relación conyugal, el amor debe permitir a cada parte aceptar de vez en cuando ciertas concesiones mutuas. Pero nunca incondicionalmente.

Najate Zizi
Rabat, mayo de 2012
Tarea basada en «Trabajos de oficina» de Julio Cortázar y en las relaciones del ser dominador/ ser dominado.

martes, 15 de mayo de 2012

“CORAZÓN” de RKIA OKMENNI


Has comprobado que no tengo ni un minuto para sentarme contigo y preguntarte, escucharte, calmarte, aliviarte. Tus penas, tus alegrías, tus emociones moderadas o excesivas son mías: no dudes ni un instante de que formas parte íntegra de mí.

Corazón, te cansas y me canso yo contigo,
basta de locuras y late con razón.
Sé dueño de tus latidos y date pausas,
pausas no tan largas, si no me matas;
ni tan cortas, que también me matarías.
Corazón mío, basta ya de caprichos,
cálmate, ve despacio y no corras,
para que pueda seguirte y vivir a tu ritmo,
para realizar tus gustos y mis deseos.
Corazón, te cansas y me canso yo contigo,
no necesitas gritar tan fuerte para que yo te oiga,
estoy muy cerca y tus preocupaciones son mías.
Ya no eres tan joven, tampoco tan viejo,
así que, cuídate, todavía merecemos
recorrer en paz y juntos otro trozo de camino.

Rkia Okmenni
Rabat, 07 de abril de 2012
Texto basado en “Trabajos de oficina” de Julio Cortázar.

“LAS HORAS LOCAS” de FATINE SEBTI


   Qué raro comprobar que la muerte no afecta a nada visible, la vida y el mundo siguen igualitos, imperturbables e indiferentes. Las paredes no se derrumban, tampoco los techos, el reloj no se para, la radio se enciende, y todas las cositas personales del difunto, hasta su último calcetín, sobreviven a su muerte.
   No me podía abstener de pensar en que hacía tan sólo veinticuatro horas estábamos el señor y yo en su despacho jugando al ajedrez, saboreando chocolates y un buen vino como se saborean las cosas prohibidas y tan buenas… Me obsesionaba la idea de que el día anterior, a aquella misma hora y en aquel mismo lugar, estábamos allí comentando el gran genio de Beethoven y escuchando su sinfonía número 5 que tanto le gustaba. A veces me ocurre lo mismo al comer un trozo de carne. Me digo que hace poco el animal estaba despreocupado y comiendo hierba fresca o tal vez cortejando una hembra… Ay, si supiera que era la última partida, le hubiera dejado ganar al señor…
   Un silencio viejo y triste reinaba en la casa, había tragado los gritos de la señora, los llantos impotentes de la señora, los abrazos, los millones de palabras de consuelo, el ruido de los niños que jugaban con humor porque, para ellos, la muerte es todavía algo indefinible y bastante incierto… Y luego, como si nada. La casa estaba vacía y callada. Después del entierro se fueron a la ciudad, ya que las vacaciones no tenían sentido, y el mar no le importaba a nadie. Yo no sé por qué me había quedado. Dije que aún me quedaban algunas cosas por arreglar, sillas que devolver, una ventana que fijar, y las cosas del señor por embalar. Nada de eso era urgente, pero todo el mundo estaba demasiado cansado para discutir cosas de tan poca importancia conmigo. A mí no me molesta estar solo, al contrario, me encuentro bien… Pero lo que si me desorienta es no saber qué hora es en cada minuto. Dicho sea de paso, soy un obsesionado de los relojes y del tiempo. Seguro que esto es debido a que durante muchos años dos minutos de retraso me podían costar veinte golpes. Bueno esto está muy lejos ahora.
   Aquella mañana me desperté con los gritos de la señora, me levanté corriendo y con el corazón enloquecido… No soportaría que le pasara algo a ella… Entonces no había cogido mi reloj y no lograba encontrar el de la casa, estaba siempre sobre el gran mueble pero en aquel momento, no… Intenté olvidarme de esto, era de noche y nadie me esperaba en ninguna parte. Antes de poner las sabanas blancas sobre los muebles y el sofá, como en las películas, recorrí con mi mirada el salón, el gran comedor y todos los objetos. Me parecía que ellos también habían muerto, no tenían alma, sólo eran cuerpos fatigados y viejos. Los cubrí con las sábanas preguntándome si volverían a ver la luz. Me di cuenta de que tenía la boca seca. Me acordé de que el señor y yo no habíamos terminado la botella de la noche anterior y pensé que, dadas las circunstancias, seguro que nadie la había tocado. Así que me fui al despacho para tomar una copa.
   Antes de moverme, me llegó al oído una melodía que me era familiar… Claro que no podía ser, estaba solo y no había vecinos. Creo que la soledad, la noche y el silencio a menudo provocan ilusiones auditivas. Pensé que tendría que irme por la mañana. No soy supersticioso pero entendí que no había sido una buena idea quedarme solo en una casa vacía y de luto tan reciente. Canturreando con la melodía inventada por mi cabeza, me fui a buscar la botella de vino que estaba en el despacho. Al abrir la puerta, la melodía se hizo más fuerte y otra voz canturreaba. Yo me había callado.
    - ¿Dónde te metiste, hombre? ¡Dejaste la partida a medias! Y ¿has estado todo este tiempo en el baño? ¡Ja ja ja ja!
    El señor estaba allí sentado frente a los peones y riéndose de mí. Eso era imposible pero el señor era tan real... ¿Cómo podía decirle que estaba muerto? Claro que no me atreví. Y, como no creo en los fantasmas, pensé que quizás era un sueño. Yo todavía no me había movido y buscaba desesperadamente el reloj que solía estar sobre el escritorio, pero tampoco estaba.
   - En vacaciones debes librarte de tus obsesiones, amigo. Deja de buscar al reloj y ven, que tenemos una partida que terminar, y tengo como el dulce presentimiento de que esta vez la suerte está conmigo. Y ponnos algo de Beethoven, que estoy de buen humor…
   ¡No podía ser! Aquella era la misma frase que me había dicho la noche anterior. Puse la sinfonía número 5 de Beethoven y me senté frente a él. Y cuanto más jugábamos, más me daba cuenta de que tenía el mismo juego, la misma táctica, movía los peones de la misma manera y yo acabé por saber qué iba a hacer antes de hacerlo. Sin quererlo, o más bien sin pensarlo, me dejé llevar y le gané. Era algo increíble, como en las pesadillas en las que todo se repite sin fin. Sabía qué chocolate iba a coger el señor, cuál iba a preferir, el comentario que iba a decir… Poco después (o mucho, no sé), perdí toda noción del tiempo. Se oyeron dos golpecitos en la puerta, y la señora entró.
   - Antoño, se hace tarde y no es bueno para ti desvelarte. Y mucho menos lo es el vino y el chocolate. Salvador, díselo por favor, que a mí ya no me hace caso cuando se trata de su salud.
   Mi mente anticipaba cada palabra suya. Y me estaba volviendo loco. Quería entender lo que pasaba, pero al mismo tiempo tenía ganas de dejarlo todo, ir muy lejos y dormir. Eso sí, suponía que no estaba dormido y que navegaba en una pesadilla infinita. El señor se fue con su mujer con una risa borracha que sería la última que yo escucharía. Se fue sin que pudiera retenerlo ni prevenirlo de nada. Me quedé solo otra vez. Me sentía tan cansado que dormí allí, diciéndome que seguramente a la mañana siguiente me levantaría con los gritos de la señora.
   Me levanté en lo que me pareció ser el mediodía (pero sin la menor certeza), con un dolor insoportable en el cuello y toda la espalda. Estaba desorientado y hambriento. No me atreví a comprobar si había alguien en la casa. Lo mejor era volver a la ciudad simplemente.
   Decidí dar primero una vuelta cerca del mar, refrescarme las ideas y respirar. Salí por la puerta trasera, bajé algunas escaleras y mis pies se hundieron en la arena. Caminé hacia el mar.
   Hacía un calor increíble, iba a volver atrás cuando vi como objetos de hiero o madera muertos sobre unas piedras. Me acerqué intrigado. Eran relojes medio derretidos, como quesos Camembert, y cada uno anunciando una hora diferente. Nunca había visto algo parecido, parecían como enloquecidos, borrachos o simplemente libres. Me sentía como Alicia en el país de las maravillas. Había perdido toda noción del tiempo, de los hechos. Todo. Me eché al mar para refrescarme un poco y volví hacia la casa.
   En mi pequeña habitación, nada había cambiado. Mi reloj de mano estaba parado. Nada me extrañaba ya. De repente, oí una voz llamándome: “¡Salvador! ¿Dónde estas?” Era la voz de la señora. Dije: “Ya voy” y fui a su encuentro con una mezcla de curiosidad y de angustia. Su cara se iluminó al verme y me dio un beso rápido en la boca. No me lo podía creer. Ella no parecía fijarse en mi cara llena de estupefacción.
   - El pequeño Antoño te reclama… ¡Prometiste hacerle un castillo de arena!
   - Sí, papá, síiiii… ¿Vamos? ¿Vamos? ¿Eh?
   Un niño esplendido fijaba en mí sus dos ojos verdes llenos de esperanza e impaciencia.
   -Claro que sí, hijo. ¡Ahora mismo!

Fatine Sebti.
Rabat, abril de 2012.
Tarea de escritura inspirada en el cuadro “La persistencia de la memoria” de Dalí.

jueves, 10 de mayo de 2012

“LA SOMNOLENCIA” de MARYAM BENCHEKROUN


   Mi somnolencia es una de mis fieles entidades. Mi somnolencia ofrece pies y manos para aliviarme. No me abandona ni por cansancio ni por aburrimiento. Nos pasamos muchos momentos librando una cordial batalla de jurisdicciones, de prisiones y rescates. Sobre todo si me encuentro en periodo de exámenes. Entonces, ya está ella, la doncella, imponiéndose para que cumpla escrupulosa sus funciones. Se adueña de mí y me manda leer “x” veces un párrafo, por ejemplo, para aprenderlo. Me vigila de manera excesiva e inspecciona constantemente mi mente, mi concentración y mi atención para proporcionarle pausas y treguas. Y si se trata de ver una película en el cine, su campo de batalla favorito, ya es el caos. Me entrega un analgésico para mi cuerpo y un  relajador por mis ojos para terminar con una somnolencia muy eficaz que se extiende hasta las últimas escenas de la película.
   Mi fiel somnolencia está siempre pronta al salto para defenderme contra la astenia causada por el desarrollo de mi aprendizaje, mis estudios e instrucciones.

Maryam Benchekroun
Rabat, 7 de mayo de 2012
Texto basado en “Trabajos de oficina” de Julio Cortázar.


“NARCISISMO PASADO” de ABDELLAH EL HASSOUNI

   Era yo una persona muy atenta, infinitamente atenta a mi propia imagen, a mi aspecto, a mi apariencia. Para mí, todo atentado contra esa imagen era una catástrofe que debía evitar.
   Pero se había deslizado en mi vida sin que me hubiera dado cuenta. Al principio, había cogido sitio justo entre ambos costados, para no llamar la atención. Una vez bien anclada, bien instalada, empezó a exhibirse poco a poco, pero seguramente, interpelándome, desafiándome. Así, se fue desplegando, embelleciéndose, se fue abriendo día a día. Ya entonces ambos nos entregábamos a batallas incesantes, jalonadas por treguas falsas y por simulacros de paz, de brechas y de retiradas. Pegada a mí, me causaba daño, perjudicaba mi imagen, por lo que yo procuraba esconderla, contenerla en el interior, reteniendo mi respiración. Ella simulaba obedecer, pero en cuanto yo me cansaba, ella invadía de nuevo su espacio, cada vez más grande, más adelante, exponiéndose a mi mirada y a la de los demás, insensibles a todos los nombres de aves con las que yo la calificaba. A causa de esto, mi belleza había sufrido un golpe de mazo, y mi atracción por el sexo opuesto casi se había diluido. Entonces, ya había entrado a formar parte del grosor medio de la artillería pesada: fue todo un bloqueo parcial y luego total. Ningún regadío, ningún abono. Un racionamiento drástico, corto y luego suficientemente largo. Mediante estos regímenes, estos sufrimientos considerables, se retraía, se acurrucaba, parecía marchitarse, mientras yo enarbolaba una vez más y por un momento la sonrisa del conquistador. Pero ella tenía tiempo, suficiente tiempo.
   Hoy, deambulando delante de mí, es ella, mi barriga, la que atrae las miradas, provoca las sonrisas. Entonces, le ruego que no me mire de perfil, sino más bien de cara o de espaldas. Usted encontrará tan sólo los restos de aquella magnífica talla del pasado.

Abdellah el Hassouni.
Rabat, 7 de mayo de 2012.
Tarea basada en “Trabajos de oficina” de Julio Cortázar.



“JAZZ” de ANA BORGES (Invitada del Blog)


   La temporada de conciertos es intensa, como siempre. Mis fieles instrumentos lo saben, me siguen, están siempre prontos para que en cualquier momento los haga sonar en ensayos en casa, en los hoteles, en los teatros, y luego frente a los espectadores.
   Mi clarinete y mi saxofón, a quienes llamo Clari y Saxo, a veces se ponen celosos si toco en el instrumento de algún colega. Pero saben que vuelvo a ellos, que son insustituibles. Me obedecen, ya conocen mis manías.
   Una tarde les digo que esa noche tocamos con Gary Bartz y que haremos un ciclo de una semana con él. Con Gary, me dice Clari, no tengo ganas, es demasiado grande, ¡¡¡se lleva todos los aplausos!!! Clari no lo quiere, en cambio Saxo sí, lo admira, e incluso le gusta que él lo tome entre sus labios y le arranque sus mejores sonidos.
   Clari finalmente accede al ensayo para esta noche, pero me deja entrever que no le gusta eso del ciclo. Le digo que hay que hacerlo, que es importante tanto para Gary como para mí. En Nueva York tocamos casi todas las noches, pero en París, es sólo estos días. Así que ¡a ensayar1, le dije. Y estuvimos juntos unas dos largas horas. Al finalizar el trabajo de esa tarde, Clari me pregunta que por qué me empeño en quedarme tantos días en París, que por qué no adelantamos nuestro viaje a Uruguay para festejar el día internacional del Jazz. Clari ama “El Sosiego” y todos los primeros días de enero de los Festivales Internacionales de Jazz de Punta del Este. Ama el ambiente y a mi gran amigo Francisco. Le contesto que ya iremos. Unos suspiros de do y la y fa escapan de su alma.
   El concierto en la “Salle Pleyel” fue un éxito. Guardé cuidadosamente mis instrumentos en sus estuches y fuimos a cenar todos los músicos y luego a dar un paseo por el París de noche, siempre tan fascinante. Sentí que uno de los estuches se movía solo, pero me dije que sería el efecto del champán con el que celebramos el reencuentro.
   Volvimos cada uno a su hotel, nosotros a nuestra habitación frente al Sena. Luego de tomar otro buen vino, me quedé dormido.
   Al otro día por la tarde retomamos nuestro habitual ensayo, éste más corto, ya que queríamos tomar un chocolate en “Les Deux Magots”.
   Antes de terminar la semana en París, una mañana me levanto y no veo, en el lugar habitual de la habitación, el estuche de Clari. Pensé que estaría en la salita de entrada, pero allí tampoco estaba. Comencé a preocuparme y le pregunté a Saxo si no me habría olvidado de traerlo la noche anterior. Saxo me recuerda que no, que volvimos todos a la habitación. Como esa noche y las siguientes íbamos a hacer un dúo de saxofones con Gary, pronto me olvidé del estuche no encontrado.
   Los amantes del jazz, franceses y turistas, nos pedían al final de cada concierto que siguiéramos un rato más. Nos gusta París y su público cosmopolita.
   En un intervalo de uno de los espectáculos, suena mi móvil y veo que es Francisco, que me dice: “Che, Paquito (1), ¿tan excéntrico estás que no podés viajar con tus bártulos?”. “Pero ¿qué dices amigo?”, le pregunto. Y él sigue: “Me llamaron del aeropuerto de Laguna del Sauce para retirar algo a mi nombre, de aquí mismo te estoy llamando”. Abrí el paquete muy bien hecho, proveniente de París, y me sorprendió ver a Clari que reía triunfadora y emitía las notas del Aleluya.
   “¿Cómo?”, dije. “Hola, hola”, pero ya no hubo respuesta. Solo se escuchaba a Haendel.

Ana Borges.
Pinares, Uruguay, 6 de mayo de 2012.

Tarea basada en “Trabajos de oficina” de Julio Cortázar.

 (1)  Paquito D'Rivera (Francisco de Jesús Rivera Figueras) (Marianao, La Habana, Cuba, 4 de junio de 1948) es un músico, arreglista y compositor de jazz.

«VEINTE AÑOS, HIJO», BAHIA OMARI

    Lloro sin cortar cebollas, pero oigo la fluidez de las lágrimas, lágrimas por el dolor que alcanza siempre mi corazón, mi alma; un...

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Cantando los versos de José Martí.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Iman y Anastasio recitando a Mario Benedetti. Mohammed a la guitarra.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Manal, Ahlam y Assia recitando a Oliverio Girondo.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Rkia recitando a Delmira Agustini

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Bahia recitando a Alfonsina Storni.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Laura & Mohamed y Mohamed & Laura cantando a Alfonsina Storni.

Ensayando para el Día E junio 2015

Ensayando para el Día E junio 2015
Grupo del Taller de Lectura y escritura 2015

Recital 18 de junio de 2016

Recital 18 de junio de 2016
21.00 Instituto Cervantes de Rabat

Bahia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Bahia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015, 19.00 -INSTITUTO CERVANTES DE RABAT -

Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015

Iman.PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Iman.PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

Abdellah. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Abdellah. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015

Fatima. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Fatima. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Rabat, 24 de abril de 2015.

Aïcha. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Aïcha. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

RECITAL 11 DE JUNIO DE 2014

RECITAL 11 DE JUNIO DE 2014
Recital "A orillas del Bu Regreg 2014"