TALLER DE ESCRITURA "A ORILLAS DEL BU REGREG" DEL INSTITUTO CERVANTES DE RABAT

Bienvenidos a «A orillas del Bu Regreg», el blog de los integrantes del Taller de lectura y escritura creativa, un curso especial que realizamos desde hace doce años en el Instituto Cervantes de Rabat (Marruecos).

En este espacio damos a conocer los cuentos, poemas y otros ejercicios de escritura que se proponen en clase y que realizan nuestros alumnos, aunque también publicamos colaboraciones de nuestros lectores.

Muchas gracias por leernos y por compartir vuestras opiniones.
Ester Rabasco Macías (profesora del Taller)

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viernes, 11 de abril de 2014

“UNA ENTREVISTA MUY PERSONAL” de FATINE SEBTI


Yo: la mujer, voy vagando por la vida, corriendo bajo su cielo, entre sus soles y sus lluvias. Seguida por los gritos de las horas y los minutos cada vez más despiadados. Voy muy de prisa, mirando hacia delante y sola porque me dijeron que toda la gente es sospechosa.  

Pero mi otro Yo: la niña, no llega a seguirme, ella camina lentamente, atrapada por los colores de una primavera, tomando su tiempo para hablar con un árbol o una mariposa. Y me pregunta constantemente, porque no entiende para qué tanta prisa. 

Cuando camino en silencio, me gusta escucharla, porque sus cantos me alivian, sus risas me animan, su ingenuidad me conmueve. Pero no me dejan quedarme mucho con ella, porque la vida no espera a nadie. Y porque ella aminora mi ritmo.

Cuando miro al cielo, las nubes son palacios de algodón, el azul infinito me llama y quiero volar. Yo, la mujer, no puedo, pero yo, la niña, tengo alas que me llevan a donde yo quiero.

Cuando miro al suelo, siento el calor de las raíces verdes, e imagino otro mundo que vive abajo, tengo ganas de volverme hormiga y hacerle una visita.

Cuando me miro al espejo, encuentro unos ojos castaños sorprendidos. Mi otro yo me mira de cerca, cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y por fin nos reconocemos y nos sonreímos cariñosamente.

Cuando abro mi ventana, la belleza del mundo siempre me sorprende, el aire fresco me devuelve las ganas de vivir de verdad, de librarme de todo lo superfluo y de salir corriendo hacia el bosque o la playa, hacia algún jardín o las calles de una ciudad desconocida… Allí donde mi yo y mi otro yo pueden convivir en paz.

Cuando un árbol me abraza, siento lo mismo que cuando mi abuelo lo hacía. Siento mucha ternura, mucho orgullo y mucha seguridad. Pero con el árbol siento algo más, una responsabilidad hacía la naturaleza.

Si llueven gritos sobre mí, siempre cierro los ojos y me imagino en el jardín botánico de Mario Benedetti. Veo a aquellos dos a la izquierda del roble y me acuerdo de que el secreto está en correr con precauciones a fin de no matar a ningún escarabajo y no pisar  los hongos que aprovechan para nadar desesperadamente. Encuentro a Mario, y cuando todos se van, el y yo nos quedamos con los fantasmas. 

Si un desconocido me da su mano, mi yo tiene miedo, pero mi otro yo le susurra que se puede confiar, que hay gente generosa y buena sin que haya algo detrás. A veces la escucho, para ver su sonrisa.

Si la soledad camina tras de mí, la abrazo y nuestra unión cree otros mundos, solo visibles para mi otro yo. Pero últimamente creo que soy yo quien camino tras de ella. No siempre se para.

Si la felicidad baila conmigo, me encanta el baile. Y le digo en un arremolinamiento que soy muy buena bailarina, para que venga a bailar conmigo a menudo. No importa el ritmo, solo la melodía.

Si no tengo palabras, me las invento. Es mi juego preferido.

Si leo, es que estoy viviendo, intensamente, respirando y disfrutando muchísimo.
Si escribo, es que estoy dando vida, respirando y disfrutando tal vez aun más. Las palabras son mis niños. Cuesta mucho sacarlos a veces, pero merece la pena.

Fatine Sebti
Rabat, 27 de marzo de 2014
Actividad de escritura y de desbloqueo para escribir sobre nosotros mismos.                                                        

“IMANE (reflexión sobre celos)” de ANASTASIO GARCÍA



Estoy enfadada con Amina o ella conmigo, no sé. Cuando me llama para ir a jugar, siempre le digo que no me apetece, que no quiero, pero en realidad es lo contrario,  quiero salir y jugar con ella. Quiero que corramos, quiero que juguemos con el perro y que nos manchemos de barro al caernos, aunque Warda, mi mamá, se enfade.
Creo que después iré a llamarla, ya hace dos días que estamos enfadadas y creo que eso no está bien.
Me parece que Amina me tiene celos. -Warda me ha dicho esta palabra, pues yo no sabía cómo se decía- Amina siempre me dice que la maestra me quiere más a mí que a los otros, que cuando pregunta algo siempre respondo yo, que yo soy la más inteligente de la clase, pero… yo no tengo culpa de todo eso. ¿Cómo podemos saber si me quiere más o menos? ¿Cómo podemos saber lo que nos quieren los demás? ¿Acaso podemos ir al mercado y comprar el cariño? —también Warda me ha enseñado esta palabra—. ¿Podemos decir “quiero un kilo de abrazos”, o bien “dos kilos de amor”, o “un cuarto de cariño”? Ojalá que pudiéramos hacerlo, así cuando echamos de menos a alguien, que pudiéramos comprar los besos y abrazos. Pero no, no se puede… Si se pudiera, yo estaría siempre en el mercado comprando los besos de papá.
Tengo la impresión de que Amina quiere ser como yo, y mira qué casualidad, pues yo también quiero ser como ella. Ella piensa que siempre estoy contenta porque me río, aunque en el fondo no es así. Estoy muy triste, triste por no tener a papá aquí, triste por mamá. No sé, últimamente ella no habla mucho. Desde que se fue al pueblo y volvió, no canta ni ríe tanto como antes. Le he preguntado por qué fue, qué pasó allí y ella dice que no pasó nada, pero yo sé que pasó algo que no me quiere decir. Espero que pronto vuelva a despertarme cantándome esa canción que tanta gracia me hace. Algunas veces intento yo misma tararearla, pero mamá me dice que pare, que no siga, que va a llover… No sé por qué, pero me lo dice siempre riendo y la verdad es que no entiendo por qué puede llover si yo canto. ¡Qué ganas tengo de ser mayor para comprenderlo todo! Dice que es una canción muy antigua que se cantaba en España antes y que era más o menos así:

Perdime por conoceros,
ojos negros,
Perdime por conoceros.
Perdime por teneros,
cabellos morenos,
Perdime por teneros.
Perdime por tomaros,
vigorosas manos,
Perdime por tomaros.
Perdime por veros
¡Oh, habibi!
Perdime por acompañaros.
Puedo dormir y no quiero.
¡Que el sueño se me escape
pensando en esos luceros!
¡Oh, habibi, iluminad mi amanecer!
¿Qué faré yo sin ti, hayati?
¿Qué faré yo o qué serad de mibi?
¡Habibi, non te tolgas de mibi!
¿Qué faré mamma?
¿Qué faré yermanelas?
Si mi habibi se tolga de mibi

Si Amina fuera como yo, ahora su madre no cantaría y estaría siempre triste. Y si yo fuera como ella, tendría a papá aquí conmigo dándome besos y abrazos como hace su papá con ella. ¡Qué lio! ¡Si esto fuera así, nunca sabríamos quién es quién! El mundo estaría lleno de gente perdida y nadie sabría a qué casa ir, si a la suya o a la del otro.
¡Qué difícil es la vida! ¿Verdad? Warda, mi mamá, dice que ahora la vida es muy fácil para mí, que no tengo que preocuparme por nada, que cuando sea mayor ya veré lo complicada que se vuelve. Creo que sí será bastante complicada, pues voy a tener que aprender, por ejemplo, muchas palabras que ahora no conozco, palabras que dicen todos cuando hablan y que yo no sé qué significan. Aunque… tengo la impresión de que lo más fácil, en realidad, será aprender esas palabras y que lo difícil será la propia vida. Mamá y la abuela nunca paran de repetirlo, siempre están diciendo que en esta vida siempre se está sufriendo. ¿Por qué en esta vida? ¿Es que hay más? Tendré que preguntárselo a la maestra.
Bueno, voy a ir a casa de Amina. Le voy a decir que lo olvide todo y que seamos amigas como antes. Y si piensa que yo soy mejor que ella, se equivoca, no debe tener celos de mí ni de nadie, pues, como dice la maestra, todos somos iguales y no hay que buscar problemas para que la vida sea más fácil. Esto yo no lo entiendo muy bien, pero si lo dice la maestra será verdad. ¡Cuánto sabe la maestra!
De mayor quiero parecerme a ella, y si hay otra vida, yo ya sé lo que quiero ser. Maestra para saberlo todo, pero eso sí, sin celos.

Rabat, 22 de febrero de 2014
Anastasio García García
Ejercicio inspirado en un fragmento de “Malena es un nombre de tango” de Almudena Grandes.

«EL VIAJE INACABADO» de RKIA OKMENNI



Jamás quise dejarte. Y tú lo sabías. Jamás me fui, y tú lo sientes. Me llevaron a pesar de mí. Me arrancaron de la vida, pero no pudieron alejarme de ti, de tu calor, de tu olor, porque nunca salí de tu existencia. Voy errando por la penumbra transparente y triste, siguiendo y oliendo tus pasos, aunque impotente ante tu tristeza y ante el tiempo que te marchita. Mi alma deambula torturada. Existe en silencio. Me esfumo entre las sombras Aparece de súbito. Y regresa a una dimensión invisible. Ni vivo tampoco muerto. Presentías y  sientes mi presencia ante el espejo, en todos los rincones y hasta en todo lo que tocas porque tus dedos encuentran mis huellas. De día me alojo en tus pensamientos. En la negrura de tus noches visita tus sueños. Deambula en tus alrededores esperando tu despertar para ver cómo la llama de tu amor ilumina tus ojos.
La mala guiña ha hecho que la muerte corte los hilos que nos ataban, pero ciega como es, cortó unos y dejó muchos. Desde ese momento no me fui de una vez como todos los muertos, tampoco pasé a formar parte de los vivos y me quedé en este pasillo, frío, hueco, en la soledad de las soledades, un olvidado entre los vivos pero también entre los muertos. Solo la fuerza de tu fiel recuerdo impide que el viento se lleve mi polvo. Fui pero jamás llegué a ninguna parte. Tú, solo tú, cuando me miras, me hablas, me cantas, me añoras y lloras, cuando me buscas en mi fotografía, sombra de mi sombra, entre las estrellas, logras arrancarme el tiempo en un abrir y cerrar de tus hermosos ojos, me sacas del galáctico frío de mi viaje inacabado. |

Rkia Okmenni
Rabat, 10 de abril  de 2014
Texto basado en el cuento: “Niña perversa” de Isabel Allende y en el cortometraje “La soledad de la luna” visionado en clase.

«EN EL CAFÉ MAURE» de FÁTIMA EZZEHAR


La historia ocurre en el café maure. Este café tiene lugar en la Casba de los Udayas de Rabat, construida en el siglo XII.
Elías y Flora, dos jóvenes, entran y toman asiento en una mesa situada en el rincón del patio: un espacio cubierto de piezas pequeñas de azulejos verdes, blancos y azules (algunas se han caído por el deterioro y el desgaste del tiempo). Ya, a la entrada, te roza el olfato una mezcla de perfumes de azahar, de jazmín y otras flores y plantas que se mezclan con la menta del té marroquí y que el aire lleva para darte la bienvenida ofreciéndote un perfume delicioso de “las siete maravillas”. Un lugar histórico que, a través sus antiguas y gruesas arcadas barrocas de piedras, ofrece un singular panorama de la desembocadura del Bu Regreg, en el crepúsculo, cuando el sol acaba por desmayarse en el horizonte arrastrando tímidamente su magnífico y amplio velo de color amarillo rojizo.
El café está animado por decenas de turistas y parejas marroquíes. Y de vez en cuando, por aquí y por allí, se escapa en el aire, por el patio, alguna palabra, alguna sonrisa que acompaña la dulce música andalusí y ¿por qué no?, una vaga mirada…
Mientras Elías pide dos tés y algunas galletas marroquíes al camarero, Flora  se muestra preocupada  al ver, con curiosidad, el aspecto de algunas chicas que llevan ropa muy larga y un velo en la cabeza. De repente, Elías la sorprende:
 Elías: ¡Eh! ¿Por dónde andas, paloma mía? ¿Es el joven de barba larga y delgada el que capta tu atención? En ese caso, yo también voy dejármela crecer (y se pellizca la barbilla)…
Flora (Le interrumpe): ¡Ah, no Elías! es cierto que mi mirada se ha evadido, pero se ha posado sobre las chicas que llevan velo.
Elías: ¿por qué? ¿Quieres uno? Mira, Flora, tú eres rubia y tienes los ojos azules, um… (Sigue riendo) Creo que un velo rojo te irá bien, ¿no? Además fíjate en la calle  y  no  me tomes de la mano, no me abraces, o sea, nada de besos prohibidos… “Asunto concluido.” ¿Vale?
Flora (Entre la seriedad y la diversión): Por Dios, Elías, cállate. Yo nunca prescindiré de tus suspiros y de tus cariñosos abrazos, eso lo sabes ya. Pero, querido, ¡mira qué guapas son! ¿Por qué se ponen ese trapo sobre la cabeza?
Elías: En primer lugar, y por respeto, eso no es un trapo, es un velo…                                                        Flora: Lo siento querido, pero lo que me preocupa…                            
Elías (la interrumpe): Y, en segundo lugar, por ser tan guapas como tú es por lo que llevan velo.
Flora:   ¿Qué broma es esa? Yo, nunca me convertiré en monja. Soy feliz así, libre y estando muy cerca de ti.
Elías: El hábito no hace al monje Mira, Flora, todas esas chicas que llevan velo, lo llevan por convicción… Forma parte de su aspecto personal, es un acto libre… Ummm… Una opción elegida sin presión alguna.
Flora: Yo no lo veo así. Que yo sepa, la mujer en el mundo árabe, aún se halla sometida y, hasta ahora, sigue luchando por sus derechos más básicos.
Elías:  Ángel mío, hay mucha publicidad muy  malintencionada… Vamos, no te preocupes. Cuando vivamos aquí, juntos, en Rabat, vas acabar por acostumbrarte y desaparecerán de tu mente todas esas ideas negras…
Flora: Ah, no, Elías, no puedo irme de Sevilla, mi ciudad, no puedo dar la espalda a mi familia, a mi infancia, a mis recuerdos… (Le muestra las fotografías de su móvil, y Elías, pensativo, toma su vaso de té sin llegar a beber) No, no podría soportar la lejanía de mis padres.
Elías: (Poniendo su mano sobre la de Flora) Mi paloma viajera… Te entiendo perfectamente. No vas a perder nada. Mira, ahora todo ha cambiado: los medios de transporte se han desarrollado, y, además, España no está tan lejos de Marruecos. (Reina un breve silencio).
Flora: Tu proposición me ha asombrado.
Elia: Flora... Voy a revelarte algo: en el fondo de mi alma llevo un peso. Como sabes, acabé mis estudios en España hace más de dos años y, hasta ahora, no he conseguido un trabajo fijo… Eso me angustia. No puedo encadenar contratos temporales continuamente por unos míseros euros. Actualmente, en España la vida tampoco es de color de rosa. Así, jamás podré mejorar mi situación financiera para que podamos casarnos. Mira, querida, tras la muerte de mi padre, hace casi un año y medio, mi madre y mis hermanos me propusieron que dirigiera la empresa de confección de mi padre y todos los bienes de la familia. Mmmm... Ahora llega la hora de reaccionar y aceptar esta responsabilidad. Será un bien para todos. Y la verdad es que no quiero estar entre pinto y Valdemoro: entre Rabat y Sevilla. No puedo. ¿Comprendes?  Quiero que te quedes conmigo, estrella mía.
Flora: Mi amor, eres mi vida y, la vida es, en verdad, una lotería en la que o ganamos o perdemos. Y yo… no quiero perderte, porque eres mi alma, y allí donde estés, estaré yo contigo. 
Elías:  Sí, Flora, viviremos juntos por nuestro amor, ante lo mejor y lo peor. Mira allí el mar, el cielo… ¡Qué maravilloso es el horizonte!        
Fátima Ezzehar
Rabat, 02-04-2014
Actividad de escritura -Sketch- corresponde a la obra de “Don Juan Tenorio”.

«EL ITINERARIO DE MI “YO”» de FÁTIMA EZZEHAR



Abro la puerta de mi casa. Cansada, desmoralizada, entro de prisa directamente al cuarto de baño. Abro el grifo, la cabeza inclinada, tiendo el hueco de mis manos juntas y, con tres puñados de agua fría me rocío la cara; después me incorporo apoyando mis manos en el borde del lavabo como para recuperar mis esfuerzos. Así, fijo mi mirada sobre el espejo pasando la mano fresca y mojada sobre mi cuello y mi busto.                                                                                    
El espejo es tan grande, tan claro... Pero ¿Es realmente mi “Yo” la persona de ese aspecto que se refleja el espejo? Me quedo un rato en esa posición, muchas preguntas cruzan mi mente…
¿Yo? ¿Quién soy? ¿Es tan difícil descubrir quién soy? ¿Es probable que mi mente conteste a mi corazón o que mi corazón influya en mi mente? ¿Qué espero yo de mi existencia? ¿Cuál es mi meta? 
De repente, no sé cómo, con un gesto involuntario, tiro un chorro de agua al espejo; y de inmediato, siento como si algo se despertara en mí. Una voz vaga, lejana, pero también muy cercana, surge de mi anterior diciendo: «Yo soy “el otro yo” de ti, vivo en tu alma, en tu corazón, en tu mente, en tu sangre…»
¿El otro yo de mi yo?  ¿Qué es esto?  ¡Dios mío! Me siento perdida entre la duda y la certeza. El otro yo contesta: «Yo soy el otro yo que se halla en tu fondo, en la parte oculta de tu inconsciencia, te vigilo constantemente y aparezco cuando tú me necesitas. Siento tus sentimientos, tus diversos emociones, tus pensamientos, tus acciones, tus temores y tus dudas; conozco  tus valores humanos…Tú, con tu fondo, constituyes un mundo.
  Pero lo que continuamente tuerce tu mente es ese sentimiento tuyo de que no eres perfecta…  Porque eres humana, no eres diosa. Recuerda la sentencia filosófica: «Pienso, luego existo».  Es una sentencia verdadera Y, con ella puedes desafiar todos los motivos de duda y aplacas la lucha que llevas en ti; así podrá ver la luz de la realidad.
- ¿La luz? –repito-. Sí, busco la luz de mi mundo. Y cuando abro la ventana, ante la primera frescura de la brisa que me acaricia la cara, y la dulzura del olor de la naturaleza, siento que mi piel y mi  pelo se llenan de vida y de alegría. Aquí, arriba, me parece como si dominara el mundo. A lo lejos, veo el mar enorme y tranquilo y el horizonte larguísimo y bello. Y cuando admiro el vastísimo cielo con algunas nubes blancas y ligeras de extrañas formas, imagino que una de ellas lleva en ella mi destino; y que este cielo tan generoso  nos colma de favores sin error y sin descanso. Luego, echo una mirada abajo y todo el mundo me parece enano y débil… Esto me asusta, y pronuncio: «No, no quiero ser la gigante poderosa de los enanos, yo quiero tener mi sitio entre aquellos que son altos, que tienen fuertes ideas y dominan el poder de la palabra justa y aguda como arma de libertad y de expresión sin temor.
- Y si llueven gritos sobre mí, y que estoy satisfecha de mis acciones, más vale hacer oídos sordos y seguir mi camino.
-Por eso, desciendo y ando extendiendo mi mirada al frente hasta el límite. Así, con el peso de mis pensamientos, sigo caminando y mirando al suelo, respiro profundamente y continúo meditando en silencio y revelando en mí una introspección para conocerme mejor. Repentinamente, surge de nuevo el otro yo: «Aquí vuelves a tu mundo, a tu tierra fértil como mujer, al chorro del arroyo sagrado, a tu naturaleza… Siente el perfume de la rosa y de la azucena, de la mente y de la lavanda, escucha el ruiseñor cantar en el árbol frutal, vivo y silencioso, a la piedra que empujas cada día adelante con tu pie derecho.»
(Después de un breve silencio), el otro yo añade: «Pero, dime, si en tu camino una hormiga te saluda, ¿Qué haces?                    
-  Sin reflexionar, yo le respondo: «Me aparto de su sendero, me acerco a ella y me pongo de rodillas para saludarla y admirarla por su disciplina y su constancia en el trabajo.»
- Y si la soledad camina tras de mí, siento el frío del silencio que me ofende y me pone la piel de gallina, que la rutina va  robarme el tiempo de mis momentos calurosos y agradables; ese tiempo que no cambia nunca, que se derrama solo hacia adelante como un torrente, llevándose con él nuestros recuerdos y nuestro pasado alegre; que la pobreza no se cuenta por falta de dinero, sino por falta de amigos, y que son ricos aquellos que tienen buenos amigos.
Así, cuando me despierto, el otro yo está todavía aquí. Y descubro a través de él que puedo amueblar el silencio atroz soñando con un «buenos días», esperando el timbre de un teléfono querido que con una sonrisa rompe el peligroso silencio. El otro yo replica: «También te gusta leer y escribir, escuchar música clásica y chatear… ¿Chatear? No, no te gusta chatear ya lo sé, prefieres pasear o viajar…»
¡Ah!  Tienes razón –responde mi  yo-. Los libros son amigos que, con el paso del tiempo nunca decepcionan. Cada libro es un viaje interesante y reposado, un jardín de miles de maravillosas flores. Cuando leo y dejo mi mente pasear entre sus líneas, sus palabras y sus expresiones, me parece disfrutar del néctar de cada flor. James Russell Lowell dijo: Los  libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra”. Por eso, querido lector, deja tu mente hablar con el libro porque el libro cultiva tu cerebro.
- Y si un árbol me abraza, una sensación de protección y de tranquilidad me invade, me siento envuelta de misericordia, siento mi cuerpo erigido contra el tronco del árbol, la cabeza mirando hacia arriba para tocar sus ramas, sentir sus frescas hojas, disfrutar su fruto y todavía más, en su sombra encuentro la ternura y veo qué generoso es el árbol.  La energía que me ofrece es tan grande y me desborda de alegría y de fantásticas inspiraciones que me animan para escribir y escribir dando la libertad a mi lápiz, llevando mis ideas y mi voz a los lectores de diversos niveles y lugares geográficos. Entonces recuerdo la expresión de Miguel Cervantes: “La pluma es la lengua del alma”. Así es,  logro convencer a la soledad, imponiendo mi existencia sin dudas.
- Y si dos ojos me sonríen, me parece juntar en mis brazos el Este y el Oeste del universo. Siento que la felicidad baila conmigo, la alegría me lleva lejos, muy lejos, por el cielo majestuoso, con la luna y las estrellas. Aquí, la palabra se pierde y, el silencio tiene su lenguaje y sabe cómo se hace entender y cómo ampliar nuestra capacidad de atención y nos hace más conscientes.
- En cambio, si un desconocido me da su mano, guardo mi distancia y sin responder a su extraño gesto, le clavo una mirada inquisidora y le pregunto; ¿Por qué?
- Y si la tristeza dolorosa me coge de la mano, lloro copiosamente de sufrimiento y de pesadumbre. Dicen que las lágrimas apaciguan la herida del corazón. Pero, a pesar de todo, el hombre no debe dejar pasar el tren de la vida, porque la vida no le espera.
-  Si el dolor persiste y se acuesta conmigo, ahogo mis sollozos, a mi pesar, y consulto con la almohada.
- Y  si me duele la impotencia, tomo la paciencia como apoyo para la resistencia. Así, sigo el itinerario de mi “yo” con esperanza y valentía.
- ¿Qué hago si la alegría se me escapa?  Desde luego, me arrepentiré amargamente, porque, por orgullo o por ignorancia, no he considerado su valor en su momento.
-Pero si encuentro a la muerte en mi camino, me integro en la atmósfera espiritual  y dedico con concentración mis últimos momentos a Dios, rogándole una despedida apacible con mis queridos. Será mi última petición porque lo que debe llegar  no puede faltar. Este es el destino del ser humano o,  mejor dicho, el círculo de la vida. 

Fátima Ezzehar                                                                                                       

Rabat, 1 de abril de 2014

Actividad de escritura y de desbloqueo para escribir sobre nosotros mismos.      

martes, 1 de abril de 2014

“EL CÍRCULO QUE QUERÍA SER, POR LO MENOS, UN DODECÁGONO” de ANASTASIO GARCÍA



En Geometría, un país situado al este de Álgebra, había una vez un círculo que no quería ser círculo, pues todos sus amigos eran círculos y se aburría con ellos. Sin embargo, cuando veía a sus vecinos triángulos, cuadrados y demás polígonos quería ser como ellos, todos eran diferentes y cuando estaban todos juntos se lo pasaban muy bien.
Bueno… los triángulos no le caían muy bien. Los triángulos rectángulos siempre estaban firmes y se creían que eran muy importantes ya que un tal Pitágoras lo dijo. Tampoco le gustaban los triángulos con ángulos obtusos, pues no entendían bien las cosas y a veces se desesperaba cuando hablaba con ellos.
A los rombos les tenía un poco de pena, se rumoreaba que todavía, a pesar del tiempo pasado, seguían yendo al psicólogo para intentar recobrar su autoestima ya que durante mucho tiempo sirvieron para decir que los niños tenían que irse a dormir, que lo que se veía por la tele era cosa de los padres.
El resto de las figuras le encantaban. Él soñaba con ser un cuadrado, pero le parecía que sería un poco difícil y arriesgado, así que optó por parecerse a un  dodecágono  o, en su defecto,  un decágono, ya que si bien quería cambiar, tampoco lo quería hacer mucho al principio, por eso de la nostalgia.
Pero… ¿Cómo pasar de círculo a polígono? Pensó que quizás si rodaba y se caía podía romperse y así, de alguna forma que todavía no sabía cómo, podía ganar ángulos. Incluso, si se caía muchas veces, podría llegar a ser que el final tuviera muchos.
Así que lleno de ilusión y no sin gran esfuerzo, subió a la montaña más alta de Geometría, a la que llamaban Pirámide Irregular. Llegó a la cima, estuvo un rato contemplando las vistas, pues nunca había subido tan alto, tomó impulso y empezó a rodar esperando tropezar con algo o alguien, pero cuando lo hacía, no se caía, simplemente cambiaba de trayectoria. Los días pasaban y no conseguía caerse ni tener ningún ángulo, hasta que un día, de repente, se encontró en otro continente. ¡En Física, ni más ni menos!  Y  como allí, normalmente se supone que no existe rozamiento  para facilitar la vida a sus habitantes,  se condenó a rodar y rodar hasta el fin de los tiempos.

Anastasio García García.
Rabat, 22 de marzo de 2014.
Cuento escrito a partir de una frase hecha. Basado en los minicuentos de Augusto Monterroso.

“DESTRUCCIÓN, EL FINAL” de ANASTASIO GARCÍA



Hay algo que me perturba y sé lo que es.
Ríos de recuerdos convergen en mi memoria. Corrientes que fluyen arrastrando sentimientos hasta desembocar en ti y, como un trueno en la tormenta, suena tu nombre en mi cabeza haciendo estremecer hasta mis más firmes cimientos.
La luz de tus recuerdos me guía hasta encontrar el camino que me lleva hasta ti, aunque el terremoto que se inició cuando nuestras miradas chocaron, ya ha empezado a destruirnos.

Anastasio García
Rabat, 22 de marzo de 2014
Un día, en un taxi, de manera espontánea.

«VEINTE AÑOS, HIJO», BAHIA OMARI

    Lloro sin cortar cebollas, pero oigo la fluidez de las lágrimas, lágrimas por el dolor que alcanza siempre mi corazón, mi alma; un...

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Cantando los versos de José Martí.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Iman y Anastasio recitando a Mario Benedetti. Mohammed a la guitarra.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Manal, Ahlam y Assia recitando a Oliverio Girondo.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Rkia recitando a Delmira Agustini

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Bahia recitando a Alfonsina Storni.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Laura & Mohamed y Mohamed & Laura cantando a Alfonsina Storni.

Ensayando para el Día E junio 2015

Ensayando para el Día E junio 2015
Grupo del Taller de Lectura y escritura 2015

Recital 18 de junio de 2016

Recital 18 de junio de 2016
21.00 Instituto Cervantes de Rabat

Bahia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Bahia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015, 19.00 -INSTITUTO CERVANTES DE RABAT -

Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015

Iman.PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Iman.PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

Abdellah. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Abdellah. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015

Fatima. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Fatima. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Rabat, 24 de abril de 2015.

Aïcha. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Aïcha. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

RECITAL 11 DE JUNIO DE 2014

RECITAL 11 DE JUNIO DE 2014
Recital "A orillas del Bu Regreg 2014"