TALLER DE ESCRITURA "A ORILLAS DEL BU REGREG" DEL INSTITUTO CERVANTES DE RABAT

Bienvenidos a «A orillas del Bu Regreg», el blog de los integrantes del Taller de lectura y escritura creativa, un curso especial que realizamos desde hace doce años en el Instituto Cervantes de Rabat (Marruecos).

En este espacio damos a conocer los cuentos, poemas y otros ejercicios de escritura que se proponen en clase y que realizan nuestros alumnos, aunque también publicamos colaboraciones de nuestros lectores.

Muchas gracias por leernos y por compartir vuestras opiniones.
Ester Rabasco Macías (profesora del Taller)

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martes, 24 de noviembre de 2015

“ALMA DESCONCERTADA…” de MARÍA ELKANNASSI

Me han dicho muchas cosas sobre ti,
te han descrito de diferentes maneras,
te han llamado con nombres complicados.
¿Quién eres?
¿Cómo eres?
¿De dónde vienes?
Son preguntas que, desde niña, me obsesionan.

Te veo con una sonrisa y los brazos abiertos,
me hablan de tus mohines y de tus castigos.
Te imagino cariñoso y amistoso,
te pintan verdugo y exigente sin piedad.
Te espero disponible y cercano,
pero han colocado  tu  trono en el infinito.
Quiero refugiarme entre tus manos,
abrazarte, abandonarme en ti,
pero siempre me hablan de tu majestad…
Eres intocable….
Inaccesible.

Tu voz y tu luz me llaman,
me atraen…
¿Por qué me han apartado de ti?
¿Por qué nos han puesto  tantas  barreras?
Te han ataviado con la máscara de un monstruo,
gruñón  y  rencoroso.

En tu nombre  ¿cuántas mentiras fueron dichas?
Bajo tu insignia  ¿cuantos crímenes  fueron perpetuados?
Te han rodeado de horror  y  de desolación
con actos llenos de rencor absurdo,
mientras hablan, en tu nombre, de justicia.

Allí, una voz llama,
llama y llama con insistencia,
cada día llama,
alta, clara, espiritual,
pero no me toca…
Prefiero  tu propia voz, más presente , aún inaudible,
más sutil….
Está aquí….
Dentro  de mí….
Nunca me abandona.


Te ofrezco mi alma perdida  e indomable,
te  imploro que la cures,
porque se derrite como la cera de una vela.
Mi derrota  y  mi confusión me pesan,
me condenan…
A veces el desierto se incrusta en mí,
y las llamas de mi fe vacilan.
A veces….
Cuando mi mal parece incurable,
solo  pienso en  ti
para  que estas brumas se disloquen.

Has sido, desde siempre, mi amigo,
mi confidente y único recurso,
cuando el miedo y el desconcierto me han acosado.
Has sido mi consuelo y último refugio,
cuando la vida se ha vuelto insoportable.

Te encuentro en mi imagen en el espejo,
en mis gestos torpes y desordenados ,
en los latidos incontrolables de mi corazón,
y  en el amor que lo llena .

Te adivino en el sol cuando  amanece,
en la dulzura de la luna cuando sus débiles rayos  me acarician,
en el fuego que baila en mi chimenea,
en  todas las maravillas que me rodean ,
aun infinitamente pequeñas .

Me han hablado de ti,
me han dicho tantas cosas  increíbles sobre ti,
me han contado muchos cuentos ….
Muchas  anécdotas….
Creen que necesito que alguien me hable de ti,
se imaginan que necesito que me muestren lo evidente,
lo inconfesable.


María Elkannassi
Sábado, 14 de noviembre de 2015
Poema escrito a raíz del atentado perpetrado en París.

domingo, 22 de noviembre de 2015

“EL VENDEDOR DE ALFOMBRAS” de RKIA OKMENNI


 Un día, el joven Saleh quiso comprar una alfombra. Se paseó por las calles del zoco una y otra vez. Luego, volvió a la tienda del primer comerciante que, además de unas alfombras preciosas, tenía también una caja con una liebre dentro.
Buenos días, señor.
Muy buenos, señor. ¿Le gusta alguna de mis alfombras?
Sí. La verdad es que todas son magníficas. Si me hace un buen precio, le compraré una.
Los precios que le dio de las alfombras le parecieron muy honestos. Pero, por curiosidad, le pidió el precio de la liebre.
Esta liebre, señor, cuesta lo mismo que todas las alfombras juntas.
¿Y a qué se debe, señor?
Porque esta liebre es quien teje las alfombras…
Entonces, sorprendido por aquella respuesta y tras reflexionar un rato, Saleh tuvo una idea verdaderamente genial y dijo:
Le compro la liebre, pero necesito que me explique cómo debo utilizarla… ¿Qué debo hacer para que trabaje?
Muy simple, señor… Le da lana…bastante lana… y la lleva al campo, a un lugar amplio y sin árboles, sin cerros ni hoyos… Luego, la libera… Y ya verá cómo esta liebre, única, genial y que dentro de poco será suya, sabrá ella misma lo que tiene que hacer y cómo hacerlo.
— Bien, de acuerdo… Y muchas gracias.
No tiene que darme las gracias, señor… Me ha pagado usted su precio… ¡Enhorabuena y disfrútela!
Saleh se fue a comprar unos quilos de lana y, de regreso hacia su casa, eligió un lugar con las características que el vendedor de alfombras le había descrito momentos antes. Muy contento por haber hecho un buen negocio, puso la lana cerca de la caja y la abrió.
Apenas la caja estuvo abierta, la liebre corrió a toda velocidad siguiendo una ficticia línea recta, mientras el hombre, sorprendido por su rapidez y pensando que ya empezaba a tejer, le interpelaba:
-¡Espera, espera…! ¡Todavía no te he dado las medidas exactas de la primera alfombra!

 Rkia Okmenni.
Rabat, 06 de noviembre de 2015.
Cuento basado en un cuento amazigh-marroquí.

jueves, 19 de noviembre de 2015

“LAS SIETE ALEGRÍAS Y LAS SIETE TRISTEZAS” de AMAL KHIZIOUA

(Un cuento de la tradición oral marroquí que me contó mi madre)

Había una vez dos hermanos, uno tenía siete hijas y el otro tenía siete hijos.
Y cada vez que se encontraban juntos en el mismo lugar, en la mezquita, en el café, en reuniones con toda la familia o en fiestas con los vecinos, el hermano que tenía siete hijos siempre se acercaba a su hermano y le decía en voz muy alta:
—  Levántate, tú que tiene siete Tristezas y déjame sentarme a mí, que tengo siete Alegrías.
Y el pobre hermano, padre de las siete hijas, siempre se sentía muy humillado y se levantaba sin decir nada.
Pero, un día, después de otra humillación similar, la hija mayor (del que tenía siete hijas) le dijo a su padre:
Padre, esto no puede continuar así, mi tío no puede insultarte simplemente porque él tenga hijos y tú tengas hijas y, además llamarnos “Tristezas”. Yo quiero desafiarle, mediante su hijo mayor, para demostrarle que las chicas tienen tanto valor como los chicos y así haré que se calle para siempre. Por eso, ambos debéis darnos, a mi primo y a mí, caballos, dinero y mercancías para que las vendamos en otra ciudad… Así veremos quién puede lograr mayor beneficio.
El padre aceptó, el tío también y la chica se vistió de hombre y emprendió el camino con su primo.
Cuando llegaron a la ciudad más próxima, donde nadie les conocía, se instalaron en un albergue y la chica le dijo a su primo:
Oye, a partir de ahora, soy un hombre y debes llamarme “señor Alí”.
A la mañana siguiente, la chica se levantó muy temprano, tomó sus mercancías y, dejando a su primo todavía dormido, se fue al gran zoco de aquella ciudad. Allí eligió a un joven comerciante de buen aspecto y de rostro agradable y se presentó como el “señor Alí”. Le explicó que era un comerciante extranjero que estaba de paso por aquella ciudad, le mostró las mercancías que había llevado con él y le preguntó si podía venderlas en su tienda a cambio de un porcentaje de las ventas. El joven comerciante aceptó e invito al señor Alí a tomar té en su tienda y los dos empezaron a charlar muy cordialmente alrededor de la mesa.
Al finalizar el día, los dos jóvenes habían vendido muy bien sus respectivas mercancías y también habían simpatizado tanto que el comerciante le dijo a su nuevo amigo:
Amigo mío, en lugar de volver a tu albergue, que está muy lejos del zoco, ¿por qué no vienes conmigo a cenar y a dormir a mi casa? Yo vivo con mi madre y ella nos preparará una buena cena.
El señor Alí aceptó y, durante los días siguientes, se repitió lo mismo, así que todos los días iban juntos al zoco y volvían juntos a la casa donde vivía el joven comerciante con su madre.
Con el tiempo y, tras mucho conversar con el señor Alí, el joven empezó a sospechar algo y un día fue a ver a su madre a la cocina y empezó a hablarle de su nuevo amigo:
— ¡Ay, madre! Su belleza es la belleza de una mujer, pero es un hombre… ¿Cómo puedo saber si, realmente, es un hombre o una mujer?
Y la madre le respondió:
Pero, hijo mío, ¿qué dices?
Y viendo que su hijo insistía, le propuso lo siguiente:
Hay una manera de averiguarlo… Voy a poner discretamente pétalos de rosa debajo de su sabana y, como nosotras, las mujeres, estamos más rellenitas y pesamos más que los hombres, si, de verdad, es una mujer, mañana los pétalos estarán marchitos… Y si es un hombre, los pétalos estarán frescos…
Y así lo hicieron. Esa misma noche, sin ser vista, la madre puso pétalos de rosa debajo de la sábana de la cama del señor Alí, pero a la hora de meterse en la cama, el joven notó algo extraño y descubrió los pétalos de rosa. Como era muy vivo, comprendió inmediatamente que era una trampa para averiguar si era una mujer, así que le pidió a su amigo una jarra llena de agua para beber durante la noche y pasó toda la noche rociando los pétalos para que estuvieran frescos por la mañana.
Al día siguiente, mientras los dos jóvenes desayunaban, la madre fue a comprobar el estado de los pétalos de rosa y, cuando su hijo le pregunto, le dijo que los pétalos estaban muy frescos, por lo cual su amigo tenía que ser un hombre y no una mujer.
El hijo no estaba convencido y repitió otra vez a su madre la misma frase:
— ¡Ay, madre! Su belleza es la belleza de una mujer, pero es un hombre… ¿Cómo puedo averiguarlo?
Entonces su madre le propuso:
Lo que puedes hacer es llevar a tu amigo al zoco de las joyas y, como nosotras, las mujeres, no podemos resistir la atracción de las joyas, si es una mujer, verás que no puede resistir el encanto de las joyas.
Y así lo hizo. El joven llevó al señor Alí a ver las joyas, pero este, sospechando otra vez que era una trampa, se mostró muy indiferente y desdeñoso y le dijo:
Pero amigo, ¿porque me has traído aquí? Estas son cosas de mujeres y tú sabes que yo comercio con ropa de hombres, así que, por favor, vámonos a las tiendas donde se venden cosas de hombres.
El joven estaba ya desesperado y, cuando volvieron a casa, fue a ver su madre a la cocina, para informarle del fracaso tras la segunda tentativa y le repitió otra vez la misma frase:
— ¡Ay, madre! Su belleza es la belleza de una mujer, pero es un hombre… ¿Cómo puedo averiguarlo?
La madre, viendo a su hijo tan desesperado, le dijo:
Hijo mío, a estas alturas, la única posibilidad que te queda es invitar a tu amigo al hammam.
Y así lo hizo. El joven propuso al señor Alí que fuera con él al hammam y le contó que su ciudad era muy famosa por sus baños públicos y que él le invitaba al mejor hammam de la ciudad.
Es evidente que el señor Alí no podía rehusar y le dijo:
—Gracias por tu invitación, pero antes tengo algo que hacer en el albergue, así que te propongo que te adelantes tú y yo me reuniré allí contigo más tarde.
Luego, el joven indicó a su amigo dónde se encontraba el hammam y se separaron.
El señor Alí fue al albergue donde había dejado a su primo  y le encontró completamente arruinado, ya que había pasado todo el tiempo bebiendo o jugando a las cartas, organizando fiestas durante las noches y durmiendo durante los días, así que no solamente no había vendido ni comprado ninguna mercancía, sino que, además, había gastado todo su dinero e, incluso, había vendido hasta su caballo para pagar las deudas del juego.
El señor Alí le dio el dinero necesario para saldar todas sus cuentas y, tras darle una carta, le dijo:
—Te necesito para una cosa importante, así que vas a seguirme discretamente hasta el hammam y, cuando yo entre, tú esperarás un poco y entrarás también en el hammam. Una vez dentro, preguntarás por el señor Alí, sin mostrar que me conoces ni decir que eres mi primo; luego, dirás que hay un mensaje muy urgente para él: que su padre está muy enfermo y que él debe ir a verlo inmediatamente, si quiere alcanzarlo todavía vivo.
Y así lo hicieron. El señor Alí entro en el hammam y encontró allí a su amigo, que le esperaba con mucha impaciencia. Apenas empezó a desvestirse—cosa que hacía muy lentamente—, se oyeron golpes muy fuertes en la puerta del hammam y el primo entró bruscamente diciendo, en voz muy alta, que buscaba al señor Alí para darle un mensaje urgente concerniente a su padre. Luego, el primo hizo su papel y dijo todo lo convenido. Oyendo esta mala noticia, el señor Alí, que se había quitado solamente su jilaba, empezó a ponérsela de nuevo a toda prisa, mientras, su amigo, muy desesperado, le decía:
Por favor, amigo mío, al menos échate encima un cubo de agua antes de irte.
Pero el señor Alí le respondió:
Lo siento, amigo, pero debo marcharme inmediatamente para ver a mi padre todavía con vida.
Y se fue con el primo. Pero antes de emprender su viaje, fue a ver a la madre del joven comerciante y le dejó una carta para su hijo. La carta decía:
En verdad, soy una mujer y, si quieres verme de nuevo, aquí tienes la dirección de la casa de mis padres.
Cuando la chica y su primo llegaron a su ciudad, ella reunió a toda la familia, los vecinos y toda la gente del barrio, para hacerles testigos de su triunfo. Allí les mostró cómo ella había vendido muy bien todas sus mercancías y había logrado un enorme beneficio, pues había ganado mucho dinero mientras que su primo poseía solamente la ropa que llevaba puesta y el caballo que ella había comprado para él. Y así fue cómo ella ganó el desafío y su tío reconoció públicamente que ella había demostrado triunfalmente que las chicas valen tanto como los chicos y que, incluso, a veces valen más.
Y el tío añadió también:
—Perdóname, hija de mi hermano, ¡nunca más diré que las chicas son Tristezas!
Algunos días después, la chica estaba en su habitación, sentada cerca de la ventana que daba a la callejuela que conducía a la puerta de su casa. Estaba hilando y, cuando levantó la cabeza y miró por la ventana, vio venir, por la callejuela, al joven comerciante de la otra ciudad.
El joven alzó la mirada hacia la ventana abierta, la reconoció a pesar de sus ropajes femeninos y, al ver que estaba hilando, le dijo, bromeando:
¿Cómo es posible que el señor Alí esté hilando?
Y ella, bromeando también, le respondió:
Y si no tiene más oficio que este, ¿qué puede hacer?
Luego, el joven tocó a la puerta, le abrieron, le invitaron a entrar y él pidió la mano de la chica a su padre. El padre le preguntó a la chica si quería casarse con aquel joven y claro que ella aceptó, porque a ella también le gustaba.
Y así se casaron y vivieron felices.

“Con el río se ha ido mi cuento
y yo con la buena gente me quedo”.

Amal Khizioua
Noviembre de 2015.
Rescritura de un cuento de la tradición oral marroquí que me contó mi madre…

“EL DESAFÍO DEL AMOR” de BAHIA OMARI

Había una vez, en un pueblo, una chica llena de vida y de energía. Chama, hija única en su familia y la joya de sus padres y del pueblo, amada para todos.
Pasado el tiempo, la chica se había vuelto una joven graciosa, delicada y hermosa. Todos los jóvenes solteros del pueblo querían pedir su mano, pero ella no aceptaba nadie, usando como pretexto que necesitaba terminar la alfombra de seda que había empezado. El hilado y el tejido de la seda necesitaban mucho tiempo. Cuando la alfombra estuvo terminada, con la ayuda de sus amigas fueron a extenderla en la terraza, pero, con tan mala suerte, que no vieron que unas tijeras habían caído a la calle.
En ese momento un caballero que pasaba por allí las encontró, levantó la cabeza y vio un rostro resplandeciente, sonriente y lleno de vida. La cara del caballero se iluminó el momento y preguntó:
¿Esas tijeras son tuyas?
La chica muy confusa dijo:
Sí, sí, señor, lo siento.
Él replicó:
¿Cómo puedo devolverte este objeto tan desgraciado que casi se me cae en la cabeza?
Ese no es un objeto desgraciado, señor, sino un medio para abrir nudos.
El joven hombre reflexionó un momento y le respondió:
¿Qué nudos han abierto?
Ella dijo:
Los nudos de la puerta de un jardín florido, pues todavía no se han encontrado las llaves para abrirlo.
El joven hombre sonrió y pensó en la respuesta de la maravillosa chica. ¿Qué quería decir? ¿Era un enigma? ¿Cómo podría solucionarlo? El caballero, quedó tan fascinado por la inocencia, la espontaneidad y la belleza de aquella joven señora, que enseguida pensó que, sin duda, también era muy inteligente. Desconcertado y preocupado, no sabía qué hacer, aunque estaba claro que había sufrido un flechazo ante la primera mirada de la muchacha. Finalmente, solventó que, antes de decidir cualquier cosa, era necesario resolver el enigma.
Él no podía continuar su camino ni podía quedarse en aquel pueblo, pero, de repente, vio una tienda cerca de la mezquita y pensó que podría pasar la noche allí, en la mezquita. Delante de la tienda, había un hombre que parecía razonable y amable y decidió dirigirse a él:
Señor, por favor, necesito pasar la noche aquí…. ¿Puede decirme si podría dormir en la mezquita?
Aquel gentil hombre, que era precisamente el padre de Chama, dijo:
Sí, señor, claro que es posible… La mezquita es la casa de Dios. Pero, dígame, caballero, ¿qué desea hacer en nuestro pueblo?
La verdad es que llevo viajado dos meses, buscando comerciantes, vendedores de objetos de valor, como alfombras, bandejas de bronce, etc. Pero hoy me ha pasado una cosa terrible: una chica con un rostro tan iluminado como la luna llena, que he visto cuando extendía una alfombra de seda con sus amigas en la terraza, me lanzó un enigma. Y hasta ahora no he podido resolverlo.
El padre, muy interesado por conocer a la chica y el enigma, le dijo:
Cuéntame tu enigma, quizás yo pueda ayudarte.
El caballero contó toda la historia. El padre, sabiendo de inmediato que se trataba de su hija, no dijo nada. De repente, el caballero exclamó:
Si pudiera resolver el enigma, podría pedir la mano de esa chica maravillosa. Estoy seguro de que ella es la mujer que yo buscaba desde hace mucho tiempo.
Durante toda la noche, el caballero no pudo dormir pensando en el enigma. Al día siguiente, fue deambulando por el pueblo en busca de la chica. De repente, oyó el sonido de su voz: estaba con sus amigas, en una tienda, comprando seda. Rápidamente y sin pensárselo dos veces, dijo:
Señora, he encontrado las llaves de tu jardín florido, pero los nudos estaban entre las manos de tu padre.
Entonces, dime ¿cuáles son esas llaves? –dijo ella.
Tu jardín es tu gran corazón y es florido porque tienes un corazón joven y amable. La cuestión es qué nudos van a deshacer las tijeras.
El caballero fue a discutir con el hombre de la tienda y descubrió que él era el padre de la chica.
Puesto que tú eres su padre, yo me siento más aliviado. Ahora que vengo a devolverle este objeto a su propietaria, por favor, podrías preguntarle si quiere deshacer estos nudos… De lo contrario, regresaré a mi camino…
El padre, que lo había entendido todo, llamó a su hija y se lo preguntó. La hija dijo que, por supuesto, deseaba hacerlo:
Sí, sí, claro que quiero… Esta es la llave que estaba buscando desde hace mucho tiempo.
El padre dijo que aquello no era una llave, sino unas tijeras. Pero, después de algunas reflexiones, entendió lo que ella decía. El padre sabía que su hija estaba enamorada de aquel joven y aceptó como llave las tijeras.
Chama se sentía muy feliz porque había encontrado el amor de su vida y se casó con el joven  Hamza. Todas las chicas del pueblo estaban celosas de ella, porque Chama vivía feliz con él.
Tiempo después, la pareja tuvo un conflicto muy grave, por lo que decidieron divorciarse. La causa era que, hasta aquel momento, ella no había podido dar luz a ningún niño y él le había pedido permiso para casarse con otra mujer. Chama no aceptó y optó por la separación, pues no quería compartir su marido con otra esposa.
Chama, su padre y Hamza se dirigieron a ver al Cadí, que vivía en otro pueblo. Durante el viaje, la pobre anduvo llorando mucho tiempo, vio que el amor de su vida y que todas sus ilusiones se iban. Su padre sentía una gran pena; Hamza también, pero no tenían otra solución.
Llegó la noche y, como no podían continuar su viaje, decidieron pasar la noche en una hacienda. El granjero les dio un espacio restringido para dormir. El padre sabía que la pareja no podría dormir junta y decidió dormir en el centro, de manera que Chama quedara a su derecha y Hamza a su izquierda. En medio de la noche, Hamza, que tenía hambre y sed, dijo:
Tengo hambre y sed… Llamo a un alma amable para que me dé la vida y calme mi alma lastimada.
Chama lo oyó, creyó que su padre estaba dormido, cogió la mochila que estaba al lado de su padre y le dio a Hamza rollos de zamita, pasándolos por encima del cuerpo de su padre. Al amanecer, el padre se levantó para rezar la oración del amanecer y después dijo:
Vamos, vamos, hijos, es hora de continuar nuestro camino…
Pero el padre emprendió el camino para regresar a casa. Chama, asombrada, dijo:
Padre mío, ¿por qué regresamos a nuestra casa y no vamos a ver al Cadí?
El padre con una sonrisa dijo:
Porque los rollos de zamita pasaron por encima de mí esta noche y el alma amable ha calmado al alma lastimada.
Claro que la pareja todavía estaba muy enamorada y no podía separarse, pero el orgullo femenino era muy fuerte.
Pasado un mes, Chama se sintió enferma y una comadrona fue verla. ¡Qué agradable sorpresa! ¡Chama estaba embarazada! Toda la familia estaba muy feliz. Y Hamza tan contento que se olvidó de pensar en otra esposa.
Y así fue que vivieron con alegría y profundo amor…

Bahia Omari
Noviembre de 2015
Actividad basada en la rescritura de un cuento popular.
P.S. Quiero explicar que en nuestra cultura, especialmente en todas las familias de la ciudad,  todas las costumbres de la vida se basaban en la moral que derivaba de los proverbios, que a su vez venían de un cuento en la mayoría de los casos. Mi madre me contó este cuento hace mucho tiempo. Pero yo lo he escrito reelaborando mi propia versión de los personajes, los objetos, el enigma del cuento…. El origen del cuento es muy antiguo porque a mi madre se lo había contado su madre y a esta su  abuela, etc... Pero, desde luego, se trata de un cuento popular marroquí. A través este cuento, quiero demostrar que a veces dos personas, a pesar que tengan problemas, conflictos, pueden llegar a superarlos si ambos se tienen un profundo amor. Con el amor siempre podemos vencer las dificultades.


miércoles, 18 de noviembre de 2015

“LOS TRES HERMANOS” de ANASTASIO GARCÍA

Tres hermanos salieron al bosque a recoger leña. El frío se avecinaba y tenían que aprovisionarse, ya que los inviernos eran muy fuertes y, debido a las grandes nevadas, apenas permitían salir de casa a los habitantes del pueblo.
Aquel día, cuando empezaron a adentrarse en el bosque, vieron, a lo lejos, un hombre sentado en el suelo junto a tres sacos y con aspecto de estar cansado. Se aproximaron a él para preguntarle si necesitaba algo. El hombre respondió que no, que simplemente estaba allí reposando y esperándolos. Los tres hermanos se miraron desconcertados; pero, antes de que pudieran articular palabra, el anciano les dijo:
— ¡Mirad! Aquí tengo tres sacos… Hay para cada uno de vosotros. El primer saco se lo daré a aquel que logre adivinar un acertijo. Los otros dos, os los repartiréis como queráis. Una vez en vuestro poder, su contenido se multiplicará por mil. Vuestro será y podréis hacer con él lo que queráis.
Picados por la curiosidad y por saber qué contenían los sacos, aceptaron el reto. Entonces el hombre les dijo:
Fui y no soy. No soy y fui, pero mañana seré. Siempre ha sido y será así… ¿Qué es? El que dé la respuesta más lógica, será aquel que se lleve el primer saco.
Los tres hermanos empezaron a pensar, intentando encontrar una respuesta lo más rápido posible. El hermano mayor dijo:
Es la felicidad.
¿Y por qué?  replicó el anciano.
Pues porque fui feliz en un tiempo, pero ahora no lo soy, pero estoy seguro de que mañana seré feliz a causa del contenido del saco.
El hermano mediano se apresuró a decir:
Es la riqueza, pues antes fui rico, rico por el amor de mis padres. Ahora no lo soy, pues los dos han muerto. Pero, mañana, volveré a ser rico debido al contenido del saco.
El único que quedaba por responder era el hermano pequeño. Se quedó pensativo durante un rato, con la mirada perdida en el suelo y, al cabo del tiempo, respondió:
Es el ayer los dos hermanos se miraron sorprendidos y casi estuvieron a punto de comenzar a reír ante la respuesta tan absurda de su hermano. La felicidad no es porque no es algo eterno, al igual que la riqueza. Somos felices, infelices, pobres o ricos durante un tiempo pero no durante toda la vida, por lo que no es válido lo de “siempre ha sido y será así”.
Los dos hermanos y el viejo hombre lo escuchaban con atención.
Sin embargo, prosiguió el muchacho el ayer encaja perfectamente con este acertijo. El ayer, ayer era hoy pero hoy es ayer. Hoy no es ayer, aunque mañana será ayer. Siempre desde el principio de los tiempos ha sido y será así.
El anciano se quedó pensativo durante un rato que a los tres hermanos le pareció una eternidad y, sin mediar palabra, le entregó un saco al hermano menor, dando a entender que esa había sido la respuesta más lógica.
De los dos sacos restantes, uno contenía oro y el otro, plata. El hermano mayor, apelando a su condición primogénita dijo que el saco de oro sería para él, pues el oro simbolizaba todo lo superior, y como él era el hermano mayor y, en ausencia de los padres, era el cabeza de familia, sus otros hermanos le debían respeto. Además, el oro era una imagen de la luz solar, y por lo tanto, de poder. Consideraba que el oro era una buena representación de su persona y que sería inmensamente rico. De este modo, el saco de plata fue para el hermano mediano. Este también estaba muy contento, pues la plata se asociaba con la noche, a la luna y a las fuerzas mágicas. Los dos hermanos creían que esos metales les iban a dar los poderes que representaban y ya se imaginaban haciendo y deshaciendo y hasta controlando el mundo.
En cuanto al contenido del tercer saco, todavía no sabían qué era, así que le pidieron al hermano pequeño que lo abriera. Al hacerlo vieron que contenía hierro. Todos se quedaron estupefactos, pues pensaban que al haber adivinado el acertijo le correspondería un premio de mucho más valor. Los dos hermanos mayores empezaron a reír y a burlarse de la mala suerte  de su hermano, quien, a pesar de haber dado la respuesta más lógica, se había llevado el peor saco. Pero, una cosa estaba clara: no estaban dispuestos a desperdiciar su fortuna en mantenerlo.
Tal como les había dicho el anciano, al coger el saco, su contenido se multiplicó por mil. Todo aquello les pertenecía. El hermano mayor se construyó un palacio de oro para mostrar su superioridad ante todo el pueblo. El hermano mediano, para estar casi a la altura de su hermano mayor, mandó construir otro de plata, mientras que el hermano pequeño decidió llevarse toda esa cantidad de hierro a su casa y seguir trabajando en la herrería, pues era el único que había heredado las manos de su padre. Siguió trabajando, como de costumbre, remendando cazos y viejos cacharros. Debido a la inmensa cantidad de hierro que tenía, decidió fabricar lámparas de todos los tamaños y modelos, así como las más finas figuras y ornamentos que los nobles utilizaban para adornar sus casas. Su fama se corrió por todo el reino llegando a oídos del rey. Este, para probar su maestría, le ordenó que le fabricara una espada. El joven muchacho, para tal ocasión, transformó el hierro en acero, tal y como se lo había enseñado su padre. Fue tanta la fineza y belleza de la espada, que el rey quedó maravillado y lo nombró proveedor oficial del reino, construyéndole una herrería en el mismo palacio y haciendo que se trasladara a vivir a él, no como siervo o criado, sino como maestro artesano, por lo que dispuso que tuviera a su cargo a más de cien aprendices.
Se rumoreaba por el pueblo que sus hermanos, por el contrario, habían caído en desgracia y que no tenían ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca. Se decía que su hermano mayor se pasaba todo el día observando cómo su casa resplandecía bajo los rayos del sol, sintiéndose más fuerte y poderoso que todos los reyes. A su hermano mediano le ocurría lo mismo: se pasaba toda la noche contemplando su casa iluminada por la luna y sintiéndose superior, pues su casa, cuando la oscuridad atrapaba al mundo, brillaba por encima de todas. Ambos se creían ser reyes: uno del día y el otro de la noche.
Debido a estas circunstancias, los hermanos no podían trabajar pues uno empleaba el día en ver su casa resplandecer y el otro en dormir, ya que estaba de vigilia toda la noche. Por lo que, como el oro y la plata no se comen, se vieron obligados a acudir y suplicar a su hermano menor, el cual se había convertido en un hombre influyente, además de rico, pues gozaba de la protección y confianza del rey. Y como no podía abandonar a sus hermanos, los instaló en la vieja casa familiar encargándose de que no les faltara nada durante el resto de sus vidas.

Anastasio García.
Rabat, noviembre del 2015.
Basado en diferentes cuentos populares marroquíes y españoles.

“¿DÓNDE SE ENCUENTRA LA SALVACIÓN?” de MARÍA ELKANNASSI


Me duele la pluma  al sobrevolar estas hojas vacías                  que me murmuran en voz baja…                               
Voz amortiguada.
Sufre mi corazón doloroso                                    
ahogándose en su jaula                 
cada vez más estrecha                                                                        
y nebulosa.
 Mis párpados se inundan de lágrimas                                        
calientes  y  discretas                       
deseando aliviar mi alma torturada.
 Mi lengua pesada y rígida                       
se esconde en su sobre vivo 
buscando las palabras que escapan                                                 
y que huyen de un caldero ardiente.
Las escruto  con mucha paciencia 
intentando descubrir lo que me perturba, 
lo que tanto me hace temblar, 
lo que hace que pierda el equilibrio.
Ciega y muda me confundo  en este lugar oscuro, 
en un gigantesco laberinto                                
lleno de sangre y de miedo. 
Frente a mí se erige un muro infinito                                              
pintado de dolor y de odio                               
que obstruye toda salida.
Las palabras se deslizan en mi fondo 
como sobre un hielo duro y frío, 
sin encontrar  ningún nido mullido 
en el que acurrucarse felices.
Los pensamientos flotan  por todos lados 
como burbujas ligeras                                                                      
que nunca puedo  tocar con mis dedos, 
que nunca puedo capturar sin mi pluma agotada. 
Su eco me ensordece y me tortura, 
sus  recuerdos me alcanzan invasores 
y desgarran mis entrañas.
Las imágenes reptan en mí como serpiente venenosa, clavando profundamente  ese  mal que me envenena 
y oscureciendo mi imagen de la vida 
que se asemeja al fondo de un pozo.
Me duele todo.                                                            
Me disgusta  todo.                                      
Lo que veo, lo que escucho,
lo que vivo y  lo que toco.        
Niños sufriendo,                                                             
heridos gimiendo,                                      
muertos  yacentes en el suelo, 
muros  llorando de  arrepentimiento.
En este espectáculo mórbido 
la bandera blanca flota en el aire abandonada, 
ignorada , desmenuzada, de sangre maculada.
Tuve un sueño  
 y el sueño no quedó más que en sueño, 
pero el fuego nunca se apagó.                
Vi muchas sonrisas luminosas 
alumbrando este mundo asombroso 
y eclipsando esta tristeza matadora.  
Imaginé manos tendidas, quemando cada corazón ávido y erradicando esta necesidad vergonzosa.
Tuve un sueño                                                                                     
y el sueño no quedó más que en sueño, 
pero lo malo nunca  desapareció. 
El odio sigue haciendo estragos 
destruyendo la inocencia, que es tan escasa, 
y arrancando el  amor, que es tan precioso. 
Todavía veo rostros lívidos, almas viudas y solitarias, 
buscando un rayo de esperanza.
Que esta  tierra se rebele con rabia 
y borre este mal persistente y  vicioso 
para que nunca haya negro en mi cuadro, 
para  que nunca  dejen de sonreír los niños. 
Que dios me muestre la última salida                
para aliviar mis penas… 
Todas las penas que se me atragantan.

María El Kannassi.
Rabat, 21 de octubre de 2015.

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«VEINTE AÑOS, HIJO», BAHIA OMARI

    Lloro sin cortar cebollas, pero oigo la fluidez de las lágrimas, lágrimas por el dolor que alcanza siempre mi corazón, mi alma; un...

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

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Cantando los versos de José Martí.

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RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

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Manal, Ahlam y Assia recitando a Oliverio Girondo.

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Rkia recitando a Delmira Agustini

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Bahia recitando a Alfonsina Storni.

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017

RECITAL 9 DE JUNIO DE 2017
Laura & Mohamed y Mohamed & Laura cantando a Alfonsina Storni.

Ensayando para el Día E junio 2015

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Grupo del Taller de Lectura y escritura 2015

Recital 18 de junio de 2016

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21.00 Instituto Cervantes de Rabat

Bahia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

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Recital del 24 de abril de 2015

PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015, 19.00 -INSTITUTO CERVANTES DE RABAT -

Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015

Iman.PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

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Recital del 24 de abril de 2015

Abdellah. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Abdellah. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Viernes, 24 de abril de 2015

Fatima. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

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Rabat, 24 de abril de 2015.

Aïcha. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

Aïcha. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA
Recital del 24 de abril de 2015

RECITAL 11 DE JUNIO DE 2014

RECITAL 11 DE JUNIO DE 2014
Recital "A orillas del Bu Regreg 2014"