“LA TÚNICA MISTERIOSA Y LEGENDARIA” de BAHIA OMARI
Alrededor de una bandeja y de una tetera caliente, dos
familias discuten, discuten y discuten. El tumulto suave de la música de Alá,
la música andalusí, acompaña sus discusiones. Desde el jardín, los
gritos de sobrinos, primos y nietos llegan al salón, mostrando su
despreocupación por los motivos de esas conversaciones. Además, una gran
actividad reina en la casa, para las criadas también ya que deben servir a
todos, como es costumbre, té, café y dulces. Es evidente que esa gente se
dispone a realizar un gran acontecimiento. Pero ¿cuál?
Tal vez alguien vaya a hacer la peregrinación a la meca o
quizás alguien está muy enfermo…
No, no, no… El ambiente no es triste, desde el salón se
oyen risas, bromas y alegría. Hablan de la organización: el número de
invitados, la comida, la orquesta, las flores, la decoración de la sala de
fiestas, el vestido de las damas de honor… Claro que se trata de un
acontecimiento feliz, probablemente sea una boda… Pero este punto necesita una
aclaración.
Durante toda la tarde las discusiones se prolongan entre
dos grupos: por un lado, las personas mayores y, por otro, los jóvenes. Cada
uno discute según sus preocupaciones. Poco a poco, las conversaciones han
disipado la razón de este ambiente cálido y familiar.
Las risas de la hermosa Ahlam, cuyo nombre significa
“Deseos”, de sus sobrinas y sus amigas emergen del salón. Parece que la reunión
termina en buena armonía. Ella parece muy feliz. Al anunciarse la fecha concreta
de su boda, su rostro se ilumina. Muchas cosas e ideas se confunden y arden en
su mente de esta hija mimada.
Ahora se entiende la razón esencial de este trajín.
Los padres, Ahlam y su hermano se quedan solos por la
noche. Es muy tarde, cado uno sube a su habitación. Mañana será otro día, lleno
de multitud de cosas por hacer. Los padres están tan excitados que no pueden
dormir. Claro que es normal, ahora son muchas las preocupaciones que reclaman
su atención. Primero, la organización de la boda y segundo, lo más importante,
el vestido de la novia, su hija. El padre, para reconfortar a su mujer, le
dice:
- No te preocupes, todo se ha arreglado bien y tal como
tú querías.
- Espero… Espero que Dios me dé fuerzas para cumplir mis
deseos en buenas condiciones.
Ahlam, tampoco puede dormir, se cuestiona muchas cosas:
qué peinado y qué colores del vestido va a elegir, qué imagen va a ser adecuada
para las circunstancias… Efectivamente, esas preguntas son muy importantes,
pero a esa hora lo mejor es dormir y como dice el proverbio “La almohada es el
mejor consejero”.
Ahlam es una chica muy hermosa, de familia pudiente. Su
cabello es largo, de color tan amarillo como el sol del verano y sus ojos son
azules como el mar, todo lo cual le otorga una belleza sobrenatural. Ahlam es
una joven muy instruida, culta y también educada en la mejor universidad del
país. Y siente una pasión muy fuerte por la poesía.
Su belleza y su pasión poética recuerdan las de una
princesa de la España musulmana del siglo XI.
Apenas un mes le separa de la fecha de la boda. Su madre
distribuye las funciones entre todos, pero queda la función más difícil de
hacer: la elección del principal vestido de la boda. Deben ir a muchas tiendas
para elegir las telas de los vestidos que, después, llevarán a la modista para
coser. Ahlam y su madre van de una tienda a otra hasta llegar a un comercio muy
grande donde hay un vendedor joven y otro bastante viejo, el cual conocía a su
abuelo. La madre le dice:
- Estamos buscando telas para vestidos de boda. Y necesito
para mi hija los tejidos más bonitos que tenga, es la nieta del Haj Mohammed y
la hija del Haj Abderrahmán, que todos conocen muy bien en nuestra ciudad.
- Desde luego, señora, las telas de nuestra kissaria*son
incomparables. Mire y elija los colores que más le gusten.
Desde el fondo de la tienda les llega la voz de una
persona bastante anciana:
- Ah, el Haj Mohammed era mi mejor amigo, lo conocía muy
bien y a su hijo también, es la familia más respetada de la ciudad. Elija usted
las telas para los tres vestidos y, luego, yo les mostraré un tejido que
ninguna novia ha llevado jamás en nuestro país.
Con mucha emoción, entusiasmo e impaciencia, las dos
miran los tejidos que despliega el joven vendedor. Tras muchas reflexiones,
Ahlam y su madre eligen tres paños de diferentes colores: uno verde para la
primera aparición, uno violeta para la segunda y uno rosa para la tercera. Pero
queda la última aparición de la novia que, desde luego, será con un vestido de
color blanco. El vendedor presenta muchas categorías de tejidos, pero ellas
tienen sus dudas a la hora de elegir. En ese momento, el anciano comerciante
les dice:
- ¿No podéis elegir la última tela…? Un momento… Pero,
antes, necesito saber si a Ahlam le gusta la poesía.
Ahlam le responde:
- Sí, me apasiona, pero ¿a qué viene esa pregunta, tío?
- Porque, hija mía, debes saber que la poesía ha sido y
seguirá siendo la mayor riqueza de un corazón enamorado. Y como a ti te gusta
la poesía, tú serías la persona adecuada para llevar algo especial…Espera, tengo
una sorpresa para ti, hija.
El anciano vuelve a perderse en el fondo de la trastienda
y regresa con un tejido blanco enrollado. Ellas se preguntan qué puede ser:
¿una tela o un vestido? El vendedor desenrolla la tela, pero no es una simple
tela, es una túnica.
- ¡Oh, qué maravilla!
- Sí, es una túnica que nadie ha visto antes jamás. Una
túnica blanca bordada con hilo de oro… Pero no son simples adornos ni formas
geométricas, son letras del alifato árabe.
El vendedor se ríe y dice:
- Tu nombre, tu belleza, tu encanto y el brillo de tus
ojos me recuerdan una historia que me contaba mi abuelo al mostrarme esta
prenda… Esta túnica tiene una historia maravillosa, es única y perteneció a una
princesa árabe que se llamaba Wallada, su abuelo se llamaba Mohammed y su padre
Abderrahmán, como el tuyo.
Ahlam sonríe y le ruega:
- Cuéntame, cuéntame, tío.
El hombre continúa su cautivadora historia:
- En el siglo XI, en tierras del Al-Andalus, había una
princesa tan culta y famosa como tú. Organizaba tertulias literarias en su
palacio, las Majalis Al Adab, donde siempre expresaba sus sentimientos
con gran libertad. La princesa estaba enamorada de un hombre que marcó su vida
para siempre. Era un hombre noble, de excelente posición. Se había enamorado de
él una noche, en una celebración poética, mientras jugaban a completar poemas,
según la costumbre cordobesa de entonces. Allí chocaron dos vanidades
literarias, aunque fue ella la que tomó la iniciativa. Tras unos amores
estrepitosos, apasionados, públicos y muy versificados, pronto se rompió el
idilio. Pero, ahora, para nosotros, el objetivo es la particular prenda de esta
princesa: su túnica, donde se encuentran bordados con hilo de oro unos versos
suyos, unos versos de amor.
- Mira, mira y lee estos versos –le invita el viejo.
Ahlam intenta leer, pero lo hace con algo de dificultad,
así que finalmente es el hombre quien recita los versos:
Yo soy capaz de grandes cosas y, altiva, las persigo a mi
manera.
Yo, ¡por Dios!, merezco la grandeza y sigo orgullosa mi
camino.
Doy gustosa mi mejilla a mi enamorado y doy mis besos a
quien los quiera.
Ahlam exclama con fuerza:
- ¡Oh! ¡Qué bellas palabras!
La madre, muy
cautivada por la historia de la túnica, exclama con emoción:
- Dime, por favor, Haj, si tienes esta túnica a la
venta.
- No, no hija, esta túnica es de gran valor para mí,
porque la heredé, junto con su historia, de mi abuelo y este, a su vez, de su
propio abuelo, y no puedo vender estos recuerdos. Pero, por vosotras, podría
hacer una cosa.
- ¿El qué, tío?– se apresura a preguntar la madre. Mi
deseo es que mi hija lleve esta mágica túnica el día de su boda.
- No te preocupes hija, vamos a hacer lo siguiente… Te
daré la túnica para que tu hija la luzca el día de su boda, pero tú debes
prometerme que me la devolverás después de la celebración.
- ¡Oh, muchas gracias, tío! ¡Es el mejor regalo que
podrías hacerle a mi hija!
El anciano se siente tan orgulloso que, además, les
confía un gran secreto que guarda desde hace muchos años… Abre un cajón de
madera, saca de él un antiguo manuscrito y les dice:
- Escuchadme, hijas, este es el manuscrito que mis
antepasados heredaron de padres a hijos en nuestra familia. En él se cuenta
toda la historia de amor de Wallada, cuyo destino solo podía ser el fracaso.
Este manuscrito narra su encuentro con su enamorado, su separación, el periodo
de la cárcel que él sufrió, su exilio, etc…
Ahlam se muestra tan interesada en conocer los detalles
del maravilloso relato de la princesa que solicita leer el manuscrito, pero el
anciano, con una amplia sonrisa, le dice:
- Este manuscrito es un documento tan valioso que no
puedo dárselo a ninguna persona. Pero, de nuevo, para ti, voy a hacer una
excepción. Si quieres conocer más detalles, reserva cada día dos horas y ven
aquí para leer la historia. Y el viejo añade:
- Si en el plazo de un mes, es decir, desde el hoy hasta
el día de tu boda, terminas la lectura del manuscrito, yo te daré un precioso
regalo, con el que tú podrías conseguir algo extraordinario.
Las dos mujeres se emocionan hasta tal punto que,
finalmente, aceptan la propuesta. Así que compran las tres telas, dejando
reservada allí la túnica y se van.
A partir de ese día y durante todo el mes, Ahlam no
piensa más que en el manuscrito y la maravillosa historia de la princesa.
Los preparativos avanzan, la fecha de la boda está cerca
y faltan solo dos días. Toda la familia está emocionada, Ahlam también, porque
ya casi ha terminado la lectura del manuscrito.
Como Ahlam es una chica muy inteligente, hace una cosa
que asombra al anciano. Al mismo tiempo que lee el manuscrito, lo va copiando
para sí misma, de modo que acaba haciendo una segunda copia de la historia. Hay
un extracto del manuscrito que le interesa mucho a Ahlam. Se trata de un
fragmento relacionado con el motivo de la ruptura y el final de la historia de
amor de Wallada.
« ¿Cuál fue la razón de su ruptura? Ibn Zaydun traicionó
a Wallada con una esclava negra. Lo cierto es que la princesa no lo perdonó
nunca. Luego, ella se convirtió en la amante de un hombre de gran importancia
en Córdoba, el visir Ben Abdús, que era el rival político y el enemigo personal
del enamorado de Wallada. Fue este visir quien privó de sus bienes a Ibn Zaydun
y quien lo metió en la cárcel. Durante esa época, que fue un cautiverio físico
y amoroso, el poeta escribió sus versos más famosos. Según la leyenda, Wallada
no quiso volver a verlo. Tras recobrar la libertad, él recorría todas las
noches los palacios arruinados de Medina al-Zahara, símbolo de una pasión
destruida. Toda Córdoba lo vio errante y ojeroso, enfermo de amor, y supo de
sus poemas sumisos, que imploraban el perdón que nunca le fue concedido. Por su
parte, Wallada recorrió los reinos de taifa, pero volvió con Ben Abdús, a su
palacio, donde vivió bajo su protección, aunque jamás se casaron. Wallada lo
sobrevivió, siempre altiva y hermosa, y murió a la edad de cien años, casi
veinte años después de la muerte de Ibn Zaydun.»
El viejo se siente realmente admirado ante el ingenio y
la creatividad de la chica que, embargada de emoción, transcribe el manuscrito
con todo cuidado.
Un día antes de la boda, el anciano le ofrece la túnica
para que pueda lucirla en la última aparición de la ceremonia tradicional.
El día de la boda, el anciano y su hijo están invitados.
Ahlam parece una princesa. La sorpresa es tan grande que los invitados se
quedan boquiabiertos al aparecer ella con la túnica blanca.
Antes de salir con su novio, Ahlam cuenta la historia
maravillosa del poema que está bordado en la túnica, bajo la maliciosa mirada
del anciano.
Ahora, la leyenda de Wallada no está enterrada porque hay
dos manuscritos, el original y la copia, pero hay tan solo una túnica blanca
que todas las muchachas de la familia podrán disfrutar el día de su matrimonio
y transmitir de madres a hijas junto a su maravillosa historia.
Esta es la sorpresa que el anciano tenía reservada para
Ahlam.
Lo que nunca le cuenta el anciano es que hubo un tiempo
en que él había reservado la bella túnica para su propia boda con la abuela de
Ahlam. Un matrimonio que jamás tuvo lugar. Pero esa es ya otra historia…
Bahia:
ResponderEliminarFelicidades. Tu cuento parte de un motivo muy común de la vida cotidiana y, a la vez, muy significativo en la vida de cualquier persona. Has sabido incrustar el motivo de la túnica y, con él, la historia de Wallada, cuyos versos citados invitan a seguir leyendo a esta poeta del Al-Andalus... Por otra parte, las sorpresas van sumándose, de manera que la trama va adquiriendo nuevos significados.
Buen ejercicio. La constancia de tu trabajo está dando sus frutos...
Muchas gracias Ester,
ResponderEliminarGracias a ti y a tus orientaciones que le gusta más la poesía, los cuentos y leyendas, la lectura y la escritura. Tu manera de transmitir el conocimiento es excepcional. Te doy las gracias desde el corazón.
Un abrazo muy fuerte
Bahia
Bravo Bahia.
ResponderEliminarMuy buen trabajo. La descripción, los personajes, la historia te atrapa hasta el final. Una sorpresa se suma a la otra atrayendo al lector cada vez más a la historia.
Leyendo el texto he visto a Ahlam con la túnica el día de su boda y me ha entrado la curiosidad por conocer más de Wallada.
Enhorabuena otra vez.
Saludos,
Anastasio
Es el objetivo !!!!
ResponderEliminarA través esta leyenda quiero que el lector puede buscar sobre esa princesa muy famosa y maravillosa.
Gracias por tu comentario amigo
Bahia
Mami!!! La historia está muy bien, te mantiene en vilo hasta el final! No conicía a Wallada, pero ahora tengo curiosidad por leer más sobre ella!
ResponderEliminarCada día escribes mejor! Enhorabuena!!! :)
Ester! Gracias por ayudar a mi madre a mejorar día a día su español! Evoluciona a pasos agigantados!
Mami! Estoy muy orgullosa de ti! :-*
Salma
Muchas gracias hija mía
ResponderEliminar¡Enhorabuena Bahia!
ResponderEliminarTe agradezco tu elección que me permite conocer a la famosa poetisa Wallada y seguir buscar más información histórica sobre ella.
La presentas en un bello texto en donde se mezcla con armonía el presente y el pasado lejano a través del manuscrito y también de la túnica blanca bordada con los famosos versos. Con su personalidad y su fuerte carácter consiguió, desde hace muchos siglos, lo que las mujeres todavía siguen revindicando como derecho en la mayoría de los rincones del mundo: Abrió su propio salón literario y participó en las tertulias poéticas con los intelectuales y otros poetas imponiéndose en un mundo reservado a los hombres en su época.
Me gusta también que la protagonista Ahlam, apasionada de poesía, lleve la “túnica” el día de celebración de su boda haciendo del “amor” como noble sentimiento y de la pasión por los versos un hilo conductor entre la joven y la poetisa Wallada.
Otra vez,
¡Felicidades!
Rkia
¡Qué magníficos comentarios, informaciones, palabras, agradecimientos... y momentos compartidos!
ResponderEliminar¡Y qué magnificas mujeres!
¡Qué magnífico español el de tu hija, Bahia!
Salma: ¡Espero que sigas el blog, leas y comentes! La labor de todos es espléndida y debes ayudarnos a propagarlo.
Un fuerte abrazo
¡Qué magníficos comentarios, informaciones, palabras, agradecimientos... y momentos compartidos!
ResponderEliminar¡Y qué magnificas mujeres!
¡Qué magnífico español el de tu hija, Bahia!
Salma: ¡Espero que sigas el blog, leas y comentes! La labor de todos es espléndida y debes ayudarnos a propagarlo.
Un fuerte abrazo
Bahia: felicidades por este cuento donde has conseguido alcanzar una mezcla interesante entre el pasado lejano y el presente vivo. Las buenas descripciones y los personajes del relato (especialmente Walada con su propio salón literario, su personalidad y su voluntad de vivir libremente en su época) hacen que la historia te atrapa hasta el final.
ResponderEliminarMuy buen trabajo.
Enhorabuena amiga.
Querida amiga Bahia, Enhorabuena!! Te felicito por este cuento precioso y cautivador. Lo he leido de un tirón, casi sin respirar. Recuerdo haber visitado Medina Azahara. Ahora no podré olvidar a Walada, a Ibn Zaydun, vagando por sus calles y ruinas, deleitándonos con sus poesías... y tus estupendas historias. Por favor, ¡sigue escribiendo! Un abrazo cariñoso, cargado de respeto y admiración, en nombre de nuestra amistad. Christian
ResponderEliminarMuchas gracias amigo querido por tu aliento
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte