Como cada tarde y tras
el duodécimo golpe de medianoche, dejó la taberna, su tercera morada después de
su hogar y su club de musculación. Pero como era sábado, se sentía muy alegre y
se tambaleaba en aquella calle mal alumbrada aunque tan recorrida. Con los compañeros
de la obra, habían brindado tanto como pudieron por ese futuro próximo en el
que ya no habría más árabes malos o africanos negros que bombearan el aire y el
trabajo.
De repente, al querer evitar a
un gato color ébano que había brotado delante de él no sabía de dónde, cayó en una
alcantarilla bastante profunda. Se rompió las piernas y algunas costillas y
murió en atroz delirio, hasta el punto de que no llegar sentir las dentelladas
de las ratas agrupadas a su alrededor.
En el cielo, allí
arriba, continuaba divagando, añorando su muerte tan súbita. Él, el musculoso,
el bello rubio tan orgulloso de ser así. Al llegar el momento, después de una
espera bastante larga y penosa en una cola donde todas las razas estaban
mezcladas, penetró en la sala de interrogatorios. Había preparado algunas respuestas
a un cierto número de comportamientos que juzgaba al límite de lo razonable,
pero a la vista del ángel de la inquisición, perdió el discurso. El ángel era totalmente
negro, negro hasta en las alas, cosa que nunca hubiera imaginado en vida.
Abdellah El Hassouni
Rabat, 31de diciembre de 2012
Microcuento tenebroso
Al protagonista de:”El bello y lo imprevisible” no le servió de nada el aviso del gato color ébano, ¡Qué mala suerte!
ResponderEliminarMe gusta tu micro cuento tenebroso, Abdellah:
¡Muy divertido como humor negro!
Rkia
Como dice Rkia, un cuento con un humor negro.
ResponderEliminarHabía preparado todas las respuestas posibles, pero de nada les sirvieron. Las olvidó nada más ver a su juez. Negro como la noche, negro como las tinieblas.
Me ha gustado mucho Abdellah
Anastasio
Hola Abdellah :
ResponderEliminarMuy bueno el microcuento!
Ya veo por lo que tú escribes y lo de Rkia, que había que escribir algo sobre una "alcantarilla rota!
Tú con humor negro, le das fin al personaje.
Como siempre un gusto leerte.
Ana Borges
Hola Abdellah :
ResponderEliminarMuy bueno el microcuento. Por lo que escribes tú y Rkia, me doy cuenta que había que hablar sobre una "alcantarilla rota".
Tú le das un final con humor negro, con la desaparición del personaje.
Bienvenido el estilo abelliniano del que habla Ester.
Ana Borges