La
historia ocurre en el café maure. Este café tiene lugar en la Casba de los
Udayas de Rabat, construida
en el siglo XII.
Elías
y Flora, dos
jóvenes, entran y toman asiento en una mesa situada en el rincón del patio: un
espacio cubierto de
piezas pequeñas de azulejos verdes, blancos y azules (algunas se han caído por
el deterioro y el desgaste del tiempo). Ya, a la entrada, te roza el olfato una
mezcla de perfumes de azahar, de jazmín y otras flores y plantas que se mezclan
con la menta del té marroquí y que el aire lleva para darte la bienvenida
ofreciéndote un perfume delicioso de “las siete maravillas”. Un lugar histórico
que, a través sus antiguas y gruesas arcadas barrocas de piedras, ofrece un
singular panorama de la desembocadura del Bu Regreg, en el crepúsculo, cuando
el sol acaba por desmayarse en el horizonte arrastrando tímidamente su
magnífico y amplio velo de color amarillo rojizo.
El café está
animado por decenas de turistas y parejas marroquíes. Y de vez en cuando, por
aquí y por allí, se escapa en el aire, por el patio, alguna palabra, alguna
sonrisa que acompaña la dulce música andalusí y ¿por qué no?, una vaga mirada…
Mientras Elías pide dos
tés y algunas galletas marroquíes al camarero, Flora
se muestra preocupada al ver, con curiosidad, el
aspecto de algunas chicas que llevan ropa muy larga y un velo en la cabeza. De
repente, Elías la sorprende:
Elías:
¡Eh! ¿Por dónde andas, paloma mía? ¿Es el joven de barba larga y delgada el que
capta tu atención? En ese caso, yo también voy dejármela crecer (y se pellizca
la barbilla)…
Flora
(Le interrumpe): ¡Ah, no Elías! es cierto que mi mirada se ha evadido, pero se
ha posado sobre las chicas que llevan velo.
Elías: ¿por
qué? ¿Quieres uno? Mira, Flora, tú eres rubia y tienes los ojos azules, um…
(Sigue riendo) Creo que un velo rojo te irá bien, ¿no? Además fíjate en la
calle y
no me tomes de la mano, no me
abraces, o sea, nada de besos prohibidos… “Asunto concluido.” ¿Vale?
Flora
(Entre la seriedad y la diversión): Por Dios, Elías, cállate. Yo nunca
prescindiré de tus suspiros y de tus cariñosos abrazos, eso lo sabes ya. Pero,
querido, ¡mira qué guapas son! ¿Por qué se ponen ese trapo sobre la cabeza?
Elías:
En primer lugar, y por respeto, eso no es un trapo, es un velo… Flora: Lo siento querido, pero
lo que me preocupa…
Elías
(la interrumpe): Y, en segundo lugar, por ser tan guapas como tú es por
lo que llevan velo.
Flora: ¿Qué broma es esa? Yo, nunca me convertiré
en monja. Soy feliz así, libre y estando muy cerca de ti.
Elías: El hábito no hace al monje Mira, Flora,
todas esas chicas que llevan velo, lo llevan por convicción… Forma parte de su
aspecto personal, es un acto libre… Ummm… Una opción elegida sin presión
alguna.
Flora: Yo no lo veo
así. Que yo sepa, la mujer en el mundo árabe, aún se halla sometida y, hasta
ahora, sigue luchando por sus derechos más básicos.
Elías: Ángel
mío, hay mucha publicidad muy
malintencionada… Vamos, no te preocupes. Cuando vivamos aquí, juntos, en
Rabat, vas acabar por acostumbrarte y desaparecerán de tu mente todas esas
ideas negras…
Flora: Ah, no, Elías, no puedo irme de Sevilla, mi
ciudad, no puedo dar la espalda a mi familia, a mi infancia, a mis recuerdos…
(Le muestra las fotografías de su móvil, y Elías,
pensativo, toma su vaso de té sin llegar a beber) No, no podría soportar la
lejanía de mis padres.
Elías: (Poniendo su mano sobre la de Flora) Mi paloma
viajera… Te entiendo perfectamente. No vas a perder nada. Mira, ahora todo ha
cambiado: los medios de transporte se han desarrollado, y, además, España no
está tan lejos de Marruecos. (Reina un breve silencio).
Flora: Tu proposición me ha asombrado.
Elia: Flora...
Voy a revelarte algo: en el fondo de mi alma llevo un peso. Como sabes, acabé
mis estudios en España hace más de dos años y, hasta ahora, no he conseguido un trabajo fijo… Eso me angustia.
No puedo encadenar contratos temporales continuamente por unos míseros euros.
Actualmente, en España la vida tampoco es de color de rosa. Así, jamás podré
mejorar mi situación financiera para que podamos casarnos. Mira, querida, tras
la muerte de mi padre, hace casi un año y medio, mi madre y mis hermanos me
propusieron que dirigiera la empresa de confección de mi padre y todos los
bienes de la familia. Mmmm... Ahora llega la hora de reaccionar y aceptar esta
responsabilidad. Será un bien para todos. Y la verdad es que no quiero estar
entre pinto y Valdemoro: entre Rabat y Sevilla. No puedo. ¿Comprendes? Quiero que te quedes conmigo, estrella mía.
Flora: Mi amor, eres
mi vida y, la vida es, en verdad, una lotería en la que o ganamos o perdemos. Y
yo… no quiero perderte, porque eres mi alma, y allí donde estés, estaré yo
contigo.
Elías: Sí, Flora,
viviremos juntos por nuestro amor, ante lo mejor y lo peor. Mira allí el mar,
el cielo… ¡Qué maravilloso es el horizonte!
Fátima Ezzehar
Rabat, 02-04-2014
Actividad de escritura -Sketch-
corresponde a la obra de “Don Juan Tenorio”.
¡Me gusta mucho «EN EL CAFÉ MAURE», Fatima!
ResponderEliminar¡Magnífica, tu descripción del espacio!
¡Felicidades!
Gracias Rkia; siempre, eres fiel al blog.
ResponderEliminar!Ya que, la descripcion del espacio te impresiona ! ¿Qué piensas si, un dia, tomamos dos tés y algunas galletas marroquies en el café maure?
Otra vez, gracias por el comentario.
Fatima
Acepto tu invitación con gran placer y de verdad es preciosa tu descripción de espacio y el tema del Sketch “de actualidad”, Fatima.
EliminarHoy en día se viven todavía situaciones parecidas a la de tus protagonistas: Elias y Flora.
¡Animo e inspiración para seguir escribiendo, amiga!
Rkia