En un vasto espacio desierto,
en un día frío y
melancólico,
a largo de la costa empapada,
corro y corro, casi volando.
Defiendo el rugido de las olas
del océano embravecido.
Un fuerte golpe siento en
la espalda.
¿Por quién o por qué? No sé.
Una fuerza abstracta,
una persecución continúa.
Huyo de algo, algo extraño,
un eco monstruoso…
Algo que no veo, pero que siento.
¿Es el violento viento?
¿Es la furia del tiempo?
¿Es el torbellino de la vida?
¿Es una profunda pesadilla?
El terror hace que tiemble mi vientre,
mis piernas flaquean de cansancio.
Así vago, vago sin destino, sin aliento,
arrastrando mis pesados pasos.
En un camino desconocido, caigo de rodillas
por los escalofríos, con lágrimas, encorvada.
De repente, en mí, siento una corriente,
me sacude el cuerpo, me hace testigo
de una confrontación entre el corazón y la mente.
*El corazón
con ternura murmura:
¡Ah, amiga! Desde el
centro de mi fondo te amo,
en tus arterias circula mi sangre,
en mis concavidades te llevo y para ti vivo.
-De pronto, en el reino del corazón, se manifiesta la
mente:
¡Oh pequeño corazón! Cómo te
lamentas siempre,
a veces ríes y otras lloras.
*El corazón sorprendido:
Dime, ¿quién eres y de dónde vienes?
-La mente: ¡Amigo! ¡Me ignoras o no me conoces!
Sal de tu sobriedad, despiértate, reflexiona y mira
¡Cómo has hundido a
nuestra amiga!
*El corazón enfadado: Oye,
invasor,
soy el Sultán de los órganos,
en su pecho vivo y presido…
-La mente le interrumpe, del corazón riéndose:
¡Oh, pobrecito, entre las
costillas colgado!
*El corazón: Cierto, soy un órgano no más
grande que un puño, pero órgano
de maravillosos sentimientos lleno,
de humanas emociones reboso.
Así, a ella, doy sentido a su vida;
Pero tú, ¿de qué materia eres?
¿De dónde procedes?
-La mente: Yo soy la mente que la vigila,
soy la maestra de sus decisiones,
soy la lógica y la inteligencia,
la objetividad y el análisis,
soy el hilo mágico que te une al famoso cerebro.
*El corazón: ¡Oh, amigo! ¡Qué humildad tienes!
¡Hablas como si no hubiera mentes débiles!
En el resultado de tus cálculos se refleja su estado,
nuestra amiga es como una paloma herida.
-La mente furiosa añade: ¡Tú deliras!
A ella la armo de ideas y pensamientos,
le llevo a la realidad, a la claridad,
para que no caiga en la trampa de tus sueños.
*El corazón:
A ti misma te falta la razón, mente.
Sin esperanza, sin sueños,
sin ambiciones y sin sentimientos
el ser humano pierde el horizonte.
Deja tu orgullo y piensa con la razón del corazón.
En tu síntesis, ¿dónde está el equilibrio?
¿Dónde está
la armonía?
Por el amor de nuestra amiga,
dejemos la pelea, salvémosle la vida.
-La mente, un poco relejada:
¡Ah! En ti, corazón, reconozco la suavidad de tu razón.
Vivamos en coherencia, trabajemos en sinergia.
Amigo, recuperemos el tiempo perdido,
el tiempo que a nuestra amiga ha abatido.
el tiempo que pasa deprisa y se
esfuma,
que a nadie espera, que a nadie perdona,
el tiempo eterno, fuerza abstracta de doble filo.
Aquí, un tibio hilo me recalienta los hombros.
El sol, a través de las nubes, tímidamente, se
asoma
reflejando un brillo divino sobre las aguas cristalinas.
Así, me despierto, me enderezo respirando la vida.
El cielo coronado de colores de alegría.
El arcoíris anuncia un nuevo día…
Fátima Ezzehar
Rabat, 12 de marzo 2015:
Ejercicio realizado a partir de “Dice
la razón…”de Antonio Machado-.
Fatima,
ResponderEliminarTe felicito por: “LA FUERZA ABSTRACTA”, que es un poema introspectivo, existencial muy bien elaborado y lo cierras magníficamente.
¡Un sabroso dialogo entre el corazón y la mente!
¡Que sigas escribiendo más y más!
Rkia.
Tu corazon te dice que estoy listo para compartir este bello texto contigo.
ResponderEliminarBravo Fatema
Abdellah
Muchas gracias, Rkia y Abdellah por vuestros comentarios.
ResponderEliminarMe animáis, cómo siempre.
Fatima
Lo has dicho maravillosamente. Sin la unión de la mente y el corazón no se realiza el equilibrio de nuestra vida. Bravo Fatima. Med K.
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