Hace cinco años que empecé este mismo viaje, entonces llevaba a Imane dentro y huía de mi destino ahora lo
hago en sentido contrario, casualidades
o burla de la vida que nos hace volver al punto de inicio, viajo sola y voy al
encuentro del origen de todo.
Siento que la sensación que tengo ahora es la misma que antes, angustia,
miedo… como cuando Imane se despierta
por las noches gritando y llorando. Recuerdo el dolor de la despedida, todavía
me duele la herida que jamás se ha cerrado ni se cerrará, el dolor por huir de
una vida, de unos recuerdos, rabia por estar forzada a trasladar mi vida a otro
lugar. A veces en la memoria de todos mis recuerdos lo veo llegar agazapado y
silencioso como un leopardo esperando un descuido de su presa y noto, noto su
aliento en mi cuello al igual que cuando Imane me quiere abrazar y me pilla por
sorpresa. Bendita sorpresa y maldito desgraciado el otro. Hace frío, el cristal de la ventana está un poco abierto
y entra un aire que me está congelando. El frío de esta noche me está devolviendo
a épocas pasadas, o quizás, y creo que es así, nunca salí de ellas, siento que
mi alma está todavía ligada a mi huida.
Y ahora otra vez montada en este autobús, los mismos asientos, los mismos
paisajes, nada cambia, y me pregunto si
en realidad el destino se está burlando de mí, de ellos… o de todos, ahí está
la montaña, la luna, el paisaje inmóvil para recordarme que todo permanece.
Miro a mi alrededor y veo caras, caras tristes, medio dormidas y pienso en los
secretos que guardan sus bocas, veo la señora del otro asiento, parece tímida
y está nerviosa, se mueve mucho y no
para de buscar algo que nunca encuentra en su bolso ¿puede ser quizás valor,
esperanza o fortaleza? O puede ser que sea yo la que lo necesite.
Dicen que la historia es cíclica, todo gira y gira sin cesar, como una
noria en el río que hace mover las piedras del molino, todo depende de la
corriente, de lo caprichoso del río y la historia de cada uno es igual, depende
de lo caprichosa que sea la vida, de la corriente que nos arrastra de un lugar
a otro y entre el punto inicial y final, que coinciden, pasan muchas cosas,
pero al final llegamos al mismo punto.
El punto de inicio y no retorno, que nos retiene y no nos deja escapar, dar
vueltas y vueltas para no poder escapar del destino, el inicio y el fin. El fin
es el inicio y el inicio el fin. ¿No
dicen que entre lágrimas nacemos y entre lágrimas morimos? Punto inicial y
final confluyen como un río abocado a convertirse en mar. Es su destino e
irremediablemente se cumple. Ahora me
acuerdo de la primera vez que vi el mar, me pareció tan inmenso que todavía
tengo miedo.
Hace frío en este autobús incómodo, tengo sueño pero no quiero dormir.
Quizás sean éstas mis últimas horas de paz antes de volver a enfrentarme a mi
miedo, a la causa de todo este
desasosiego. Esta sensación, este ardor que me corroe el alma nunca
desaparecerá, vivo con este temor pero nunca me he acostumbrado. ¿Acaso nos
acostumbramos al mal? ¿Se puede encontrar la paz en el infierno? A medida que
me acerco, los recuerdos reviven, se hacen más presentes y dolorosos y eso no
me gusta. Miro por la ventana y veo que está amaneciendo, ya queda poco para
llegar.
Rabat 2 de febrero de 2014.
Anastasio García García.
Ejercicio basado en una escena de la película Todo sobre mi madre de Pedro Almodóvar.
Anastasio
ResponderEliminarUn fantástico texto. Has conseguido un buen vaivén entre el presente y el pasado y te ha salido un texto precioso. Además, es un texto que se encaja bien en tu novela.
Bravo amigo
Abdellah
Armonioso y melodioso ! Hermosíííísimo :)
ResponderEliminar¡Me encanta como describes el fluir de la memoria de tu protagonista, Anastasio.!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Abdellah cuando dice que "EL ORIGEN" es un texto precioso.
¡Mucho ánimo para acabar tu novela!
Rkia