Entre peñas y riscos
ve la luz.
Débil como un hilo
la naturaleza lo abraza.
Pinares y sabinares
son sus primeros recuerdos.
Lentamente traza su camino.
Tierras fértiles lo acompañan
y entre campos de verde olivar
crece dando fruto,
vida al sudor del hombre.
Córdoba enamorada
por sus ojos de sultana
se desliza susurrando
promesas de amor.
Sevilla cautivada
por sus caricias.
Torres doradas que
guardan sus secretos.
Enjambres de colores
en sus aguas el sol refleja.
Río grande, río Guadalquivir,
que a las marismas va a morir.
Anastasio García.
Rabat, febrero del
2015.
Ejercicio basado en
“Romance del Duero” de Gerardo Diego.
Hola Anastasio
ResponderEliminarEs inútil darte la enhorabuena otra vez, visto que basta con leer tu poema para comprobar que trazas bien tu camino de poeta.
Me gusta.
Abdellah
Muy buen poema. Bravo Anastasio. Has descrito el transcurrido de la vida desde la niñez hasta la muerte. Las oportunidades, representadas aquí por “Tierras fértiles”, a mi juicio, no faltan, solo hay que trabajar con fuerzo, “al sudor del hombre”. El buen hombre es quien da fruto y quien recibe y da amor, “Córdoba enamorada-por sus ojos de sultana-se desliza susurrando-promesas de amor.” De verdad, el río Guadalquivir representa perfectamente una vida positiva y ganada. Otra vez, bravo Anastasio.
ResponderEliminarAnastasio,
ResponderEliminarMe encanta cada vez más tu estilo de escribir poemas.
¡Mucha belleza y mucha sensibilidad!
¡Felicidades!
Rkia.