En este momento tan delicado de su vida,
aquella hija tan bien educada, ahora ya toda una mujer con tres hijos, deberá
resolver de manera muy inteligente el súbito problema de su relación conyugal.
Esta mujer tiene un gran potencial, una gran herencia para dirigir bien su
vida. Esa herencia que su madre le dejó la ha acompañado en cada etapa de su
vida. Su madre no está aquí con ella, está lejos, pero antes de abandonar este
mundo, en dos mil seis, le dejó preciosos estos consejos.
«Antes de pasar página al último episodio de
mi vida, quiero dejarte una herencia nada despreciable que te acompañará durante toda tu existencia. Pienso dejarte
algunos consejos que pueden guiarte en tu vida. No serán una obligación a seguir,
sino una enseñanza para ti y también para tus hijos.
Estos consejos están en la
punta de mi pluma para transmitir mis sentimientos, los que vienen directamente
de mi corazón, como un escaparate que refleja el espejo de mi alma. Nadie puede
llegar a aconsejarte como tu madre. Cree en mí, hija mía…»
Al principio, no le había dado importancia a
aquellas exhortaciones, pero las guardé en mi conciencia. Claro que es normal
que la vida nos dirija hacia un laberinto infernal con situaciones llenas de
alegrías y otras dolorosas. Sí, dolorosas como la que vivo este momento, cuando
él me ha abandonado, se ha ido en busca de otro destino.
¿Y por qué? Esa es una
pregunta para la que no he obtenido respuesta. Por el momento.
O porque no tengo mucha
experiencia, como ella sí tenía. Ella, la madre dulce, afectuosa y sensata,
ella sí tenía ese don… Tenía un conocimiento de la vida que, además, se esforzó en
transmitirme. Yo no tengo experiencia, pero la he conseguido gracias a sus
consejos, a la herencia que me ha dejado. ¿Sería lo mismo si la hubiera
obtenido directamente? No sé. Porque los tiempos han cambiado, la mentalidad y,
sobre todo, la indiferencia de algunas personas que yo consideraba, hasta hace
poco, muy cercanas.
«Tras haber acopiado yo tanta experiencia, no quiero que te
encuentres con las mismas dificultades de comunicación con que yo me encontré.
Espero que las evites con la gente que se cruce en tu vida. En este mundo,
necesitamos armarnos de buenos consejos. Lo que quiero que entiendas es cómo
evitar hallarte en determinadas situaciones de debilidad.»
La dificultad de
comunicación… Esa es
la clave de todo el misterio. Sí, la vida es un misterio profundo, y
necesitamos personas cercanas y muy sinceras
para soportar el peso, la carga de la vida y de sus sentencias. Efectivamente,
la vida me ha reservado una sentencia muy dolorosa, cuando el médico me diagnosticó un cáncer de mama. Pero, lo que es
realmente extraño es que el comportamiento de las personas cercanas cambia. Y
yo no entiendo por qué. O bien soy idiota, o bien
tengo una confianza ciega en esas personas que yo considero siempre como una
parte de mí.
Esta mujer dulce y sensata
me enseñó muchos valores, pero ahora no todos se encuentran a mí alrededor. Al
principio de la enfermedad, todos se movilizaron conmigo; pero con el paso del
tiempo y al prolongarse la situación, la movilización se fue mitigando. Sin
embargo, lo que he descubierto, y eso es muy importante para mí, es que, a
veces, la amistad prevalece sobre el amor. Él me ha mentido en todo: sus
sentimientos, su afecto; ha demostrado no ser
una persona sincera, franca, responsable. Lo que he descubierto ahora es un
hombre demasiado débil. En verdad, son mis amigos y amigas quienes me han dado
apoyo durante todo el periodo de mi enfermedad. Pero él, a pesar de todo lo que
hice por él, lo ha olvidado todo y se ha marchado. Me ha abandonado a mí y ha
abandonado a sus hijos.
A mí, mi madre me enseñaba
esto:
«Lo más importante que he
hecho para ti, ha sido enseñarte un número nada despreciable de valores humanos
de los que no te arrepentirás nunca. Esos valores son los mismos que me
enseñaron mis padres, y que yo te he transmitido para vivir en paz contigo
misma, con tu familia y tus amigos.
Esos valores son, en primer
lugar, la educación… No la educación que enseñan en la escuela, no; sino la
educación del comportamiento del individuo en la sociedad donde vivimos. En
segundo lugar, están la sinceridad, la responsabilidad, la franqueza, la
honestidad, la verdad. No te pido que seas una persona perfecta, pero sí que
seas una persona con el menor número de defectos posible.
Si tú llegaras a integrar en
tu persona esos valores, podrías vivir en paz con tu alma, a pesar de que haya
numerosas personas malas a tu alrededor; porque, al final, esos valores te
permiten eliminar cualquier mala semilla de tu vida.
Hija mía, no llegues a
olvidar que, a pesar de mi experiencia, he encontrado muchas dificultades de
comunicación con la gente de nuestro mundo: mentalidad, costumbres,
tradiciones… Pero yo siempre, he intentado conservar mis valores, mis
principios.»
Claro, madre mía, dulce y
sensata, que todo lo que me habías enseñado me sirve, porque todas esas
cualidades que tú me inculcaste me permiten vivir
en paz conmigo misma, con mi alma. Dulce y sensata madre, en este mundo, tus
consejos, de verdad, son útiles, pero…
Sí, sus consejos me sirven y mi comportamiento sano y sensato ante él ha hecho que ese hombre que yo he amado con
toda mi fuerza, empezara a reflexionar y a revisar su débil actitud. Pero,
ahora es demasiado tarde. No acepto su vuelta ni su regreso. Y no me
arrepiento nada.
Ahora, estoy curada… Gracias
a Dios… Y no necesito a un hombre que me ha dejado en ese momento tan difícil
de mi existencia. ¿Su actitud me ha transformado? Sí y no. Porque los
principios y tus consejos están aquí, pero era necesaria una decisión fuerte,
firme.
Hasta la llegada de mi
enfermedad, viví en un sueño agradable, en la ilusión de una niña muy bien
educada, pero con un final triste, doloroso. ¡Qué lástima!
«Esos valores te sirven en
la alegría, en las desgracias o en la amargura y en los
resentimientos.
«Piensa como adulto,
vive como joven.
Aconseja como un anciano
y no dejes de soñar como una niña.»
Sí,
«pienso como una adulta», es lo que he hecho cuando no acepté su
regreso. Tus consejos añadidos a mi experiencia
dolorosa, me dan la posibilidad de ser y de pensar y de ver como una persona
adulta. Me dan la posibilidad de moldear mi carácter, mi visión de la vida, sin
perder mi dignidad.
Claro, que tus consejos me
sirvieron durante toda la vida. La educación y las enseñanzas que recibí me
forjaron el carácter y la personalidad, me honraron. Claro, madre mía, que
tenías razón, pero actualmente todo ha cambiado:
la mentalidad, la sociedad, las personas, los sentimientos. Desgraciadamente,
el individualismo se ha instalado por encima de los principios, de los valores
nobles que tú me enseñabas.
A pesar de ello, tus
consejos y enseñanzas me permiten elegir la solución adecuada.
Muchas gracias, madre mía,
dulce, sensata, afectuosa…
Bahia Omari.
Abril-mayo de 2016.
Actividad basada en imitar la
técnica narrativa del capítulo 8 de LA VOZ DORMIDA de DULCE CHACÓN.
Bahia:
ResponderEliminarMuy buena combinación de narradores. Con esa carta de la madre ausente, comprendemos que lo más importante que nuestros padres nos pueden dejar como herencia no es, precisamente, la riqueza material; sino más ben, el dejarnos preparados para luchar en la vida. Tu protagonista es una mujer "muy de nuestros días", alguien que parece tenerlo todo y, de repente, pierde al ser amado en el marco de unas circunstancias ya de por sí ya muy duras. Desgraciadamente, así es en la realidad y tu historia es muy común. Po eso, lo que más me gusta es la firmeza de tu protagonista... De este modo, el sentido de la carta cobra, al final, mayor sentido.
Felicidades por el ejercicio y por tu sensibilidad.
Ester, es gracias a ti, a tus orientaciones y ánimos,que yo he podido adquirir muchos conocimientos de la escritura literario.
ResponderEliminarMuchas gracias
Bahia, excelente relato. Estoy totalmente de acuerdo con Ester que la herencia más importante que pueden dejarnos nuestros padres son es una educación y unos consejos que nos sirvan en situaciones difíciles como la que vide la protagonista.
ResponderEliminarLos padres son la mayor riqueza que tienen los hijos.
Enhorabuena por esta historia.
Anastasio
Bahia
ResponderEliminarTu relato es muy bien hecho.
Me parece también que refleja algo de nuestra sociedad marroquí tradicional.
Me gusta
Felicidades amiga
Muchas gracias por vuestros ánimos y apoyos que me ayudan muchos.
ResponderEliminarBahia
Bahia,
ResponderEliminar¡Qué precioso legado!
Hay que reconocer que la generosidad de los padres, en tu cuento de la madre, no tiene límites. Quiere que su hija aproveche de su sabiduría y experiencia y la añade a la suya para una vida mejor.
Yo veo a esta carta como otra faceta de la comunicación intergeneracional dado que la hija la cita en un momento duro de su vida (a saber su enfermedad). Para siempre como dice la protagonista, estos consejos dejaran positivamente sus huellas indelebles en su mente. A lo largo de la vida, se impondrá el momento de ponerlos en practica.
¡Un bello cuento y una bella carta!
¡Me encanta!
¡Felicidades amiga!
Rkia