Se pierden muchas cosas con
el tiempo y solo queda este gusto amargo en el fondo de la garganta que suele
invadir tu boca cada vez que la duda se enfrenta a ti como un peldaño
infranqueable. Te rellenan el cerebro con ideas que te sobrepasan. Te convencen
de que, aunque salís por el mismo orificio, sois diferentes. Te cuentan todo lo
improbable para justificar la injusticia en la que vives. Te hacen creer que
eres de segunda categoría y que tu papel es estar a disposición del otro, este
mismo que te atrae en tu pubertad, te hace soñar con cosas estupendas, te pinta
la vida de rosa y te hace esperar eternamente.
Te vuelves víctima de tus
propios sentimientos, de tu propio cuerpo que se deja llevar por nuevas
sensaciones embriagadoras, incontrolables. El sentimiento de tristeza y de
rebeldía que llenaba tus ojos se convierte en admiración por este personaje que
despliega ante tu presencia todas sus ventajas para engancharte…. Caes en la
trampa. Se proclama venerable, imprescindible, insuperable, y con la inocencia
y el romanticismo que se apoderan de ti y que hacen lo que eres, te inclinas ante
él…. Abandonas todos tus planes y sueños de juventud para desempeñar tus
deberes hacia él, porque eres una persona de palabra y nunca fallarías en
ninguno de tus deberes… Y todo esto porque te aseguran que es tu único camino
hacia la felicidad. Dejas aparecer una debilidad fingida para que él se sienta
más viril y potente a tu lado. Niegas tus propias cualidades inagotables para
permitir que se luzca, para que te reconozcan a través de él, para que su
mirada se haga más agradecida una vez ya acariciado tu impaciente rostro y tu
jadeante corazón. Te haces más hermosa, más atrayente, exhibes tu sonrisa más
bella cuando se acerca, para que se digne a mirarte, a aceptar tu
presencia, de todos modos tan agradable.
A pesar de todo, te ignora, solo existes cuando su instinto reproductor lo
reclama y la llamada carnal se hace más fuerte que él. En ese momento se
acerca, sus ojos se vuelven febriles, calurosos, su lengua más suave, sus
palabras más malignas. Y tú, que sabes lo efímero que es este momento, lo
aprovechas, buceas en su regazo para alimentar esta ilusión que te mantiene
viva. Después de haber vaciado su copa, él se aparta de ti; eres ya parte del
lecho que acogió vuestros retozos. Te quedas allí molida como una flor
pisoteada, humillada, incapaz de recoger tus pétalos para erguirte
orgullosamente.
Te encuentras sola en este
desierto que repta poco a poco hasta engullir tu alma y secar definitivamente
tus lágrimas. Tu sonrisa se apaga, tus ojos dejan de lucir la esperanza y tu
corazón se acurruca asustado, desconfiado.
Olvidas, obviamente, los
cuentos de princesa y de caballería que leíste de niña; también las novelas de
amor que has devorado cada noche sin parar, esperando ser un día la
protagonista de tu propia historia. Los olvidas porque están ya sepultados
debajo del polvo de la frustración y de la soledad, justo con todos tus sueños
que se han desvanecido entre sus páginas, entre sus líneas, las más bellas
palabras a las que se han agarrado desesperadamente.
Algún tiempo después, te
das cuenta de que hay algo que cambia en ti, algo nuevo, discreto, que está
tomando vida en ti, entre tus entrañas, algo que te hace evaporarte. De
repente, sabes que ya no lo necesitas a él, que existes, que eres más completa
que él, que la vida tiene otro significado para ti, que no es él. Espada en
mano, valor en el corazón, lo poco que necesitas como equipaje lo llevas con
determinación con tus pequeñas, pero tan fuertes manos, y el camino más largo
te parece corto, iluminado, alcanzable. Deshechas el polvo de tus libros, de tu
vida y de tu futuro porque sabes que nadie te puede ayudar sino el nuevo amor
que estás creando con tu propio cuerpo y que pronto vas a abrazar tiernamente.
Por primera vez, tienes la oportunidad de encontrar la felicidad…. Por primera
vez entiendes lo que te decían.
María
El Kannassi.
Rabat,
31 de enero de 2017 (Basado en el texto de David Solana ''Un puñal, una bala, una
flecha'').
María: tienes el talento de sacar a flote las ondas más íntimas del pensamiento femenino. Gracias por este sabio ejercicio.
ResponderEliminarMuchas gracias por alentarme siempre ester! Gracias a tus esfuerzos los gritos mas secretos emergen a la superficie para probar el poder de estas hembras que estan tocando la plenitud contigo! Muchissimas gracias!
EliminarMaría, un texto maravilloso, sublime, en donde los sentimientos, los pensamientos, lo más profundo que tiene una mujer guardado y que no se atreve a decir están reflejados con una dulcura y una sencillez que no se puede imitar. Enhorabuena por esa fuerza que tienes y sobre todo por abrirnos tu alma a través de tus escritos.
ResponderEliminarMaria,
ResponderEliminarEn tu texto, has dado voz a unos más íntimos y más hondos pensamientos.
El estilo es muy bueno en su fluidez atrapando al lector desde las primeras frases. El vocabulario es variado y rebuscado.
La verdad absoluta y desnuda del contenido puede incomodar un poco al lector que puede (como en mi caso) sentirse algo “voyeur” sintiéndose testigo del proceso de una voz que sale de las entrañas, sin rodeos ni artificios.
¡Entrañable!
¡Me encanta «ESPADA EN MANO»!
¡Enhorabuena amiga y sigue escribiendo!
¡Feliz verano!
Un abrazo
Rkia
María,otra vez veo cuanta habilidad tienes para hacer llegarnos textos literarios que tratan grandes temas universales, a través de los hechos y sentimientos cotidianos,simples de tus protagonistas.Esta vez has mostrado algo del revés privado del ser femenino relacionado con el tema del lugar de la mujer en este mundo.
EliminarEn la espera del siguiente texto
Albena