A veces me parece que los años se diluyen como lo hacen los trocitos de
azúcar en un tazón de café caliente. Y mis recuerdos de hace mucho tiempo me
parecen tan cercanos como si fueran cosas de ayer. Eso me pasó con
la primera presentación de una obra de teatro en la que participé. Me acuerdo de
que, con mis compañeros de clase, para practicar más el español, decidimos
hacerlo. Y entonces elegimos una obra de Fernando Arrabal llamada “Picnic"
que es una obra teatral muy breve que denuncia lo absurdo que es la guerra a
través de absurdos personajes. Juntos hicimos muchos ensayos y todo fue muy bien.
Pero un día de ensayo, en clase, la profesora invitó a otros alumnos del
centro para asistir. Al principio nos pareció una buena idea. Montamos la decoración del
escenario, que consistía en un
mantel en el suelo, y colocamos
encima platos, vasos, zumo de
naranja y la cesta del picnic.
Un rato antes de empezar, llegaron los profesores y alumnos de otras clases y, en ese momento, todo cambio en mí. De repente me sentí
mal, estaba mareada y los latidos de mi corazón enloquecidos. Mi temperatura empezó a subir, y yo me puse
más roja que un tomate. Me decía a mí misma: Ahlam cálmate, cálmate, que lo hemos
repetido mil veces y siempre ha salido muy bien. Sí, pero ahora ya ni me acuerdo de una palabra y con toda esa gente
mirándome pierdo el control. Tenía la sensación de que mi sangre iba a
brotar de mis mejillas o incluso de mis orejas. Todas las miradas se dirigían hacia mí, ¿será por mis pantalones? ¿O mis
cabellos se habrán despeinado? Sentí de repente una sed increíble, tenía la
garganta seca como si hubiera caminado en un desierto durante días sin agua.
Yo desconfiaba de mí misma, esa era la verdad. Miré
y sonreí a mis amigos para sentirme mejor, pero
me parecieron igual de miedosos y desconcentrados que yo. Pensaba que esa gente, que estaba tan cerca, se
estaba burlando de mí y de mi aspecto. Me sentí ridícula con
aquel casco de bicicleta de mi hijo en la cabeza y aquella pistola de plástico colgada
en mi cuello con una cinta
azul. Después, me encontré con la
dificultad de tener
que hablar en público; me quedé en blanco, fija como una piedra, escuchando las
palabras de mis compañeros que intentaban recordarme mi papel. Yo les escuchaba esperando que los
golpes de tambor que sentía en el pecho se calmaran y deseando recobrar mi temperatura normal.
Empecé a actuar, el primer acto era una escena que debería expresar el
miedo frente al soldado enemigo, pero yo de verdad sentía miedo, pero era el miedo a los espectadores, a esas miradas
desconocidas. Sin pensarlo más, cogí la pistola y me puse de pie. Mis piernas
no pudieron cogerme, mis manos temblaban como una hoja colgada en un árbol
tras una
breve corriente de aire. Respiré profundamente y empecé.
Ahlam K.
Rabat, abril de 2018
Actividad de escritura, tras la lectura de "Mi primer concierto"
de Felisberto Hernández.
me encanta tu cuento ahlam mis felicidades
ResponderEliminarassia
Hola compañera,
ResponderEliminarTe felicito por tu texto, logras que el lector se identifique a ti y sienta las emociones que describes.
Bienvenida al blog y que nos escribas más textos :)
Un abrazo
¡Felicidades!
ResponderEliminarExpresiones espontáneas y texto muy bien elaborado.
El miedo, sí, es normal por la primera vez que afrontamos el público, pero tu has interprado muy bien la obra teatral, me he recordado .
Bravo
Esperemos más y más escritura en nuestro blog.
¡Enhorabuena!
Bahia
Muchas gracias amigas por sus palabras de aliento��
ResponderEliminarUn abrazo Ahlam
¡Hola Ahlam!
ResponderEliminar¡Me gusta mucho tu cuento!
Describes muy bien el miedo escénico al que se enfrentaste en «Frente al publico» antes de actuar en la presentación de la obra de teatro junto a tus compañeros.
Me gusta como hablas de los pensamientos pero también de los signos físicos internos y externos. ¡Al final lo superaste!
Muy fácil para el lector reconocerse en el personaje. Creo que la primera vez sobre un escenario es un prueba poco cómoda para todos. :))
¡Felicidades amiga!
Un abrazo.
Rkia
Tu cuento describe bien lo que es normal sentir actuando delante de público. Y por suerte, a menudo, el temor se supera como en tu escrito, pero raramente deja detrás de sí un cuento.
ResponderEliminarSaludos
Albena