A pesar de que estoy muy
cansada, no logro dormir. Esto me pasa cada vez más. Además el día fue largo y
particularmente completo. Esto debería satisfacerme porque es sinónimo de una
buena entrada de dinero, pero me deja un gusto completamente amargo en la boca. Pero, tranquila,
no voy a molestarte con mis estados de alma. ¿Qué tal tú, Ghali y los niños,
Narjis y Sami?
¡Pasa el tiempo tan
rápidamente! ¡Cuando pienso en que hace tan solo seis años que las dos nos
licenciamos y hablábamos de cambiar el mundo! ¿Recuerdas nuestras tardes de
preparación de exámenes, a veces en tu casa y otras en la mía…? Pero poca
importancia tiene el lugar: trabajábamos y soñábamos con un futuro feliz.
Sentada ahora sola en mi
balcón, reviso esa época en que quería irme de cualquier modo, dejar el país
para asegurar mi futuro, ya que las manifestaciones diarias de los
universitarios licenciados parados delante del Parlamento no me permitían tener
ilusiones en cuanto a posibilidades futuras…. Pero tú mantenías siempre la
esperanza e insistías en el hecho de que había que luchar en el interior. Para
mí el paraíso estaba en otro lugar. Me bastaba con atravesar el Mediterráneo…
Jamás habría creído que
llegaría echar de menos tanto este país que
quería a cualquier precio dejar, que un té a la menta me parecería la
mejor bebida del mundo, que una torta hecha por mi madre vale más que todos los
bollos del universo. ¡Qué ironía del destino! Pero son, sobre todo, nuestras
discusiones interminables las que me faltan. Aquí no tengo amigos. Con el
trabajo que hago no es fácil tener amigos, conozco a mucha gente pero no tengo
ningún amigo.
Cuando escribo a mi
familia, la tranquilizo, les digo que todo está bien y ella está dispuesta a
confiar en todo lo que le diga. ¿Por qué no va a ser así si envío
regularmente dinero? ¿Qué puedo contarles? Si yo misma no logro hablar de mi
trabajo. Yo, licenciada en Filosofía, que me fui para asegurar mi futuro, no
encontré el paraíso que imaginaba sino un rincón en el infierno.
Es asombroso cómo nuestra
visión de las cosas, de lugares, del otro, cambia según se está allá o aquí.
Las lecturas, los medios de comunicación, nos ayudan a imaginar y tener una
idea de que hay otro lugar que corresponde a nuestras esperanzas, a nuestros
sueños, más que la realidad que estamos viviendo. Pero el encuentro luego es
tanto más decepcionante que no estamos preparados para enfrentarnos a él. La
desilusión es grande, pero confesar el fracaso es difícil, cuando el
"allá" era ante todo un modelo de éxito.
A ti no te escondo mi
sufrimiento, mis desilusiones, ni tampoco los momentos de alegría, porque
también lo tengo. No creas que no hay nada positivo en mi aventura de ave migratoria. Pero te hablaré de
eso en otra ocasión… Ahora voy a intentar dormir.
Aixa Abounai
Rabat, 10 de mayo de
2013.
Basado en “Intramuros
(Esta noche estoy solo)”de la
novela Primera con una esquina rota de Mario
Benedetti.
Es un descubrimiento de una nueva autora de nuestro taller. Soy un fan de tu estilo. Me gusta el tema, tu manera de desarrollarlo, de cerrarlo. Felicidades Aicha.
ResponderEliminarAbdellah
pppffff... me ha dejado el alma triste.... claramente modificada...será porque soy emigrante también... aunque no tengo esas dificultades de las que habla, son muchas las coincidencias....coincidencias de entraña. Felicitaciones!
ResponderEliminarUn placer leer tus textos, Aicha.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Rkia