Mi tiempo escolar
Fue breve. Aunque comenzó tarde según la norma: cuando contaba con poco más de
ocho años, los azares pusieron una pequeña escuela totalmente nueva y con dos
clases en mi camino. He dicho a menudo
que mi trayecto no ha sido fruto de una escolarización programada y encuadrada
sino más bien de una alfabetización casi voluntaria.
Después, la vida, los encuentros del azar y
una cierta obstinación por mi parte han hecho que este período de
alfabetización se prolongue hasta hoy en día.
Lecturas de infancia
Muy temprano, mis primeros maestros de escuela
y, sobre todo, mis maestras de escuela me contagiaron el gusto y el amor por la
lectura. En francés y en árabe. Los únicos libros y periódicos que circulaban
por el pueblo eran los de estos profesores. Mis lecturas como niño y como adolescente fueron a menudo las mismas que
las de mis maestras y maestros de escuela. ¡Había de todo! Libros de historia,
tratados científicos y técnicos, novelas rosas, títulos de la gran literatura,
fotonovelas, revistas para mujeres, revistas sobre mecánica, etc.
Las entregas de fotonovelas sobre papel
glaseado eran suaves al tacto y las imágenes de las actrices eran muy bellas,
pero eran las novelas las que más me atrapaban. Muy rápidamente comencé a
entrar en el universo de los personajes de novelas célebres como si me
introdujera en un mundo mágico: los personajes de Víctor Hugo, Zola, Balzac,
Flaubert, Tolstói, Dostoievski, Taha Hussein, Jabran, Al Manfalouti, Steinbeck,
Margaret Mitchell, fueron durante mucho tiempo para mí personajes familiares de
lecturas de infancia y de adolescencia. Descubriría, más tarde, que eran también lecturas para adultos.
Leer, leer, y leer…
Y luego, muy temprano, yo mismo fui profesor.
Así que tuve otras razones para leer todavía más y más. Para aprender a
enseñar, para saber qué enseñar y también por qué enseñar… Una verdadera bulimia de lectura.
Todos los medios eran buenos para encontrar
qué leer: ¡Robar libros sobre los escaparates de las librerías y en los
libreros de viejo! ¡Pedírselos prestados a los amigos! ¡Incrustarme en las
bibliotecas! ¡Crear clubs de lectura! ¡A veces, incluso, mirar y hurgar en los
cubos de basura de los barrios residenciales!
Me volvía cada vez más exigente y más
ecléctico en mis lecturas. Una cierta atracción por el universalismo me hizo
viajar por los géneros (poesía, novela, teatro, escritos teóricos, artes…), por
las lenguas, por la geografía literaria y por la fascinante espeleología de lo
imaginario…
París, una ciudad escrita…
Y luego, un día, decidí ir a dar una vuelta
por París. ¡Dos o tres años para descubrir el país, y zanjar algunos problemas
de mi historia personal por un arreglo con la geografía!
Rápidamente, me dejé seducir por el juego que consiste en visitar lugares de
los que pensaba hablar en los libros: la Notre Dame de París que me hizo
visitar Víctor Hugo, los numerosos barrios y bares canallas que el americano
Henry Miller me hizo querer, los sótanos de jazz donde había cantado Borís
Vian, los cabarets convertidos en célebres por pintores como Picasso, los
callejones donde vivieron Aragón, Apollinaire, Genet, los teatros caros
concurridos por Cocteau, Ionesco, Beckett, las terrazas de cafés a los que
acudían Sartre y Simone de Beauvoir, las célebres cervecerías-restaurantes
donde a Malraux, Chopin, George Sand y al mismo Lenin les gustaba deleitarse…
A veces, hasta el pretexto era un simple
nombre de calle, de callejón o de callejón sin salida, leído al azar por una
peregrinación, por un vagabundeo, por un blues… Intentaba
reconstruir las agrupaciones de un nombre...: un personaje histórico,
una batalla, una mujer que gustó mucho a quien… Así como ese día en que me
encontré en la calle de Belleville, en el barrio célebre del mismo nombre, y en
que leí, delante del número 78, una placa colgada en lo que había sido un
burdel, el mismo en el que, una mañana, sus chicas encontraron una cuna con un
bebé que, después, sería Édith Piaf…
Mi estancia en París se prolongó un poco más
de lo que había previsto. ¡Dieciséis años!
Ali Tizilkad
Rabat, octubre de 2016.
¡Hola Ali!
ResponderEliminar¡Qué rico tiempo literario y que recorrido!
¡Me encanta tu texto!
Diré simplemente: gracias por compartir.
¡Felicidades!
Rkia
Una bella excursión, bien ordenada y guiada, en el tiempo, en tus laberintos de vida literaria y personal. Gracias por compartirla con nosotros.
ResponderEliminarAbdellah
Una vida llena de ganas de aprender que con ilusión, y sobre todo constancia podemos ver que se puede conseguir.
ResponderEliminarMuchas gracias Ali por compartir tus recuerdos con nosotros.