¿Si me sentí perdido?
¡Por supuesto! Era, sin ninguna duda, un cuerpo sin alma en aquel momento. La
estaba buscando en el laberinto tremendo de mis entrañas, en el susurro furtivo
de mis órganos…, en el ritmo acordeónico de mis prominentes costillas
desgarradas por el dolor.
Aquel día te odié. Te
odié tal como te había odiado cada vez que te ponías a hablarme de las reglas,
de lo lógico, de lo bueno y lo malo, de mí…, de tu amor por mí. Te odié cuando percibí
tu silueta en el marco de la puerta y oí los pasos ligeros de tus zapatillas.
Apenas podía distinguir los rasgos de tu cara angelical y la profundidad de tu
mirada que intentaba esconder la tristeza y las lágrimas que la velaban. ¿Cómo
me podías amar todavía y quedarte a mi lado a pesar de todo?
Tendí mi mano
esquelética para rechazarte, pero la tuya se posó delicadamente sobre mi frente sudorosa para
quitarle el goteo hediondo del remordimiento. En ese momento, un temblor
incontrolable sacudió mi cuerpo y me puse a gritar como un loco para pedirte
alivio. Solo me reconfortaste con el contacto agradable de tus brazos que me
estrujaban tranquilamente. Recorrías mis brazos marcados para siempre por los
rastros indelebles del veneno que corría por mis venas. Profundamente atrapado
en mi delirio, me resultaba arduo
enterarme de lo virtual que podía ser también tu presencia. Tu olor llenaba la
habitación, tu aliento discreto dejaba siempre una estela de menta a cada
movimiento tuyo, pero nunca pude definir el momento exacto en el que estabas
allí. Nunca me desvelaste la verdad, cada vez que te preguntaba, tus ojos se
iluminaban con una sonrisa confusa, casi vergonzosa, y tus labios se quedaban
mudos, indecisos. En realidad, el que se debatía para escapar de su vergüenza
era yo, tan frágil y tan idiota. ¿Cómo pude un día desear alejarme de ti,
privarme de ti?
Me habías advertido
muchas veces, con tu ternura habitual, a pesar de la rabia que te invadía cada
vez que te dabas cuenta de lo miserable que era. Tus labios desaparecían por el
peso de la cólera y se convertían en una mueca rectilínea, vibrante de emoción.
Hablabas, hablabas y hablabas para intentar exorcizar ese mal que se apoderaba
de mí. Yo, para no impactarte, te abandonaba mi cuerpo y dejaba vagar mi
espíritu muy lejos de ti… y de mí.
Cada vez que la
jeringuilla se deslizaba en mi mano y que el deseo invencible del prometido
nirvana se hacía más fuerte que todo mi gran «yo»,
tu voz suave acariciaba el lóbulo doloroso de mi oído al acecho de la llamada
del divino. Poco después, tu rostro angelical se iba desvaneciendo detrás de la
nube espesa del placer que me sumergía…, y te maldecía, porque siempre has sido
testigo de mi debilidad, siempre presente en los momentos más escabrosos, porque estaba aterrorizado de sentir en ti
una pizca de piedad; te maldecía a pesar de la necesidad que tenía de ti, de
tus palabras suaves, de tu corazón tierno que nunca dejó de amarme. Al salir de
mi abismo, habías ya desaparecido y la confusión se volvía más obsesiva. A lo
mejor no querías que descubriera la decepción que sentías en aquel momento,
quizás…
Me alejaste de todo e
hiciste todo lo posible para vencer lo virtual que me apartaba de ti y que me
estaba consumiendo poco a poco como el irrefrenable incendio de un bosque. Con
mucha devoción y mucho amor, me sacaste de mi pesadilla, me hiciste hombre, más
fuerte…, inquebrantable.
Ahora yaces ante mí,
inerte, envuelta en esa tela blanca, con los ojos cerrados, ostentando la misma
sonrisa de siempre. Hueles a azahar y a geranio, y tu piel no perdió nada de su
resplandor a pesar de toda la agonía que viviste conmigo. Me quedo aquí
mirándote, impotente, perdido,
esperando… a que te muevas, como en un último delirio. Ahora eres tú la que se convertirá en marca indeleble en mi corazón y
sé que voy a percibir tu recuerdo en todos los rincones. ¿Por qué no puedo hacer nada para que no te aparten de
mí…? Me agito, me ahogo, quiero abrir los ojos, salir, huir…
¡Muévete, muévete, madre
mía!
María El Kannassi
María: un buen ejercicio de monólogo frente a interlocutor silencioso; la narración se abre con unas perspectivas muy distintas a las que vamos encontrando a medida que avanzamos. La dureza de ambos temas se superponen al final de manera contundente.
ResponderEliminarMaría, ¿qué decir ante el talento y la pluma que tienes? Nada. Simplemente inclinarme y darte todos mis respetos.
ResponderEliminarHas escrito un texto maravilloso, ricamente narrado y estructurado en donde al final se produce un giro inesperado. En todo el texto se ve el sufrimiento, pero también el agradecimiento hacia los cuidados de una madre.
Enhorabuena una y mil veces más
Un texto muy elaborado, cautivador, y con un final inesperado. Ese juego de sentimientos contradictorios del narrador nos deja casi sin respirar hasta llegar al final y entenderlo todo.
ResponderEliminarTienes una pluma poderosa :)
Felicidades Maria
Maria sin duda tienes la pluma. Un texto maravilloso, muy bien elaborado y cautivo. Me gusta muchísimo.
ResponderEliminarFelicidades
Enhorabuena
Bahia
¡Hola María!
ResponderEliminarTu texto está bien elaborado y estructurado que requiere más de una lectura; con un final sorprendente y esclarecedor.
¡Enhorabuena!
Hola Maria
ResponderEliminarTu texto es maravilloso, nos lleva hasta lo más hondo de ese ser que sufre terriblemente a la vez que se siente agradecido a esa persona que es la madre cuyo amor no tiene límites.
No es fácil describir los sentimientos, aun mas cuando son tan tristes y tan demoledores, tú has sabido cómo hacerlo con mucho detalle y mucha clase.
Te felicito por tu texto y siempre es un placer leerte.
Iman
¡Me gusta mucho tu cuento, María!
ResponderEliminar¡Una elegía en prosa con estilo poético, entrañable y muy triste!
El monologo es bello y muy expresivo y conmovedor.
¡Felicidades amiga!
Rkia
María, me ha impresionado el estilo impactante sobre el lector del monólogo, en unísono con los sentimientos fuertes del narrador frente de la pérdida de la persona querida, que con su amor había ayudado al protagonista en el salir del círculo vicioso de la dependencia. Es un narrador que domina el arte de la expresión! ;))
ResponderEliminarAlbena
hola a todos! muchas gracias por vuestros comentarios muy alentadores y muy preciosos para mi para que pueda mejorar. gracias a vosotros puedo hacer mas esfuerzos para no decepcionar. muchas gracias.
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