Me acuerdo que,
de pequeña, hubo palabras que dejaron huellas en mi infancia: no corras, no
saltes, no llores… También el color blanco de las sábanas… Me asomo a los
pasillos y las salas repletos de olores… Análisis de sangre o de orina,
electrocardiogramas, tubos, aparatos… Cansancio… Y el temor y el asusto a ser
separada de mis padres como siempre.
A pesar de todo aquel dolor, yo sentía
que vivía en el cuerpo de una reina: en nuestra casa, yo era la gobernadora,
nadie se atrevía a oponérseme y, si lo hacían, mis padres los
castigaban; mis hermanos sanos se sentían culpables si mi salud se deterioraba.
La atención de mis progenitores se
dirigía hacia mí, como si yo fuera el mismísimo centro del universo. Yo estaba
muy mimada, pero todo ellos iba aliviando mis sentimientos de celos al ver que mis
hermanos no sufrían lo que yo sufría.
Durante la adolescencia me encontré sola
y sin amigas, porque estaba prohibido hacer cualquier actividad. Yo sentía una
soledad mortal, mis padres no podían obligar
a otros niños a entablar amistad conmigo, tal como sí habían hecho antes, cuando
yo era pequeña y le daban un trozo de chocolate a una niña y la obligaban a jugar
conmigo según las condiciones de mi salud. De este modo, descubrí la lectura:
iba a la biblioteca y allí entablé relación con muchos amigos realmente maravillosos.
Y poco a poco me sentí independiente de mis
padres y hasta un poco feliz.
Tuve que llegar
a la madurez para comprender que nada se interpone en el camino de la felicidad.
Nada merece nuestro dolor, debemos bañarnos en la alegría de la vida.
Assia El Oualidi
Rabat, 23 de octubre de 2018
Actividad de escritura basada en el
motivo de las huellas, tras la lectura del cuento “LAS HUELLAS” de Miguel Ángel
Cáliz.
Hola assia, tu texto es emocionante y sincero. La conclusión sensillamente maravillosa. Felicidades :)
ResponderEliminarmuchas gracias mi querida fatine
Eliminar¡Hola Assia !
ResponderEliminarTe felicito por este texto y por el estilo que elegiste para narrar “tus huellas”. Me interpela como se mezclan recuerdos de una niñez llena de dolor y de sufrimiento pero sobre todo marcada por la incomprensión y la frustración de la protagonista cuyo estado de salud dejaba apartada del mundo de los niños.
Tu texto es conmovedor y leyéndolo quería saber más de la niña pero también de la adulta que lo ha superado todo.
Coincido con Fatine en lo que dice sobre el final lleno de esperanza, optimismo y alegría.
Un abrazo amiga.
Rkia.
rkia mi querida muchas gracias por tus palabras
ResponderEliminarAssia;
ResponderEliminarTu texto es muy conmovedor, lleno de sentimientos, de dolor, de recuerdos amargos de una chica, plasmando "huellas" de su ninez con tristeza y coraje a la vez.
Me gusta el final feliz e inteligente de tu cuento.
Enhorabuena
Fatima
Holà Assia ! Tu texto me hace pensar en un dibujo animado que veiamos de niños : Haidi. No se si lo conoces , igual habia una chica pero discapacitada y sus Padres tuvieron que traer a Haidi a vivir con ellos para que la chica tuviera una amiga para jugar. Me gusta lo que escriviste con frases tan sencillas pero que describen un dolor surdo en la mayoria de los casos, tanto el de los niños enfermos como de los padres. Henhorabuena!
ResponderEliminarmuchas gracias porctu aliento mi querida laria
Eliminarassia
Tu relato me ha resultado conmovedor. Y la fuerza creciente de la protagonista es muy creíble y esperanzadora.
ResponderEliminar¡Sigue adelante!
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
muchas gracias Alberto Mrteh gracias por vuestro aliento
ResponderEliminarassia
Qué buen final de tu cuento que me llega con todas las emociones que conlleva- tanto las dolorosas, como las positivas.
ResponderEliminarFelicidades, Assia!
Albena