Allá donde
la gente planea viajes que nunca emprende,
donde no
hay tranvía, ni metro, ni TGV,
donde la
gente camina por las mismas rutas sin destino…
Pongamos que hablo de Agadir.
Donde la
vista al mar es el único alivio del corazón,
los rayos
del sol distraen mi vida en pedazos,
una vida
hecha a base de pesadillas…
Pongamos que hablo de Agadir.
La juventud ocupa sus rincones,
algunos tan enceguecidos por la angustia y otros con
esperanzas lejanas,
la rutina mata sueños que nunca han llegado,
cafés, cuscús de viernes, viento…
Pongamos que hablo de Agadir.
Las cicatrices de aquella noche negra todavía permanecen en tu alma
quince segundos fueron suficientes para
destruirte, pero aún sigues resistiendo,
sabemos que un día volverás a lucir de nuevo…
Pongamos que hablo de Agadir.
Las mujeres son sirenas en tu tierra, cantan, bailan y luchan,
ya no tienen miedo de aquella noche,
rechazan huir, rechazan partir…
Pongamos que hablo de Agadir.
Fatima Makhoukh, alumna de B21 del Instituto Cervantes
de Rabat.
Actividad basada en la canción «Pongamos
que hablo de Madrid» de Joaquín Sabina.
Rabat, diciembre de 2019.
Fatima, no conozco Agadir pero leyendo tu poema me dan ganas de visitarlo lo antes posible.
ResponderEliminarMuchas gracias por invitarnos a descubrir tu ciudad
¡Hola Fatima !
ResponderEliminar¡Que viaje nos propones a través de tus versos sobre Agadir, sobre su pasado con el terremoto que sufrió su renacimiento!
Sobre su gente y sus costumbres, sus dolores, sus sueños e ilusiones y…
¡Me gusta mucho tu poema!
¡Felicidades y que sigas escribiendo mas poesía!
Rkia
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