Cuando era pequeño, mi familia vivía al lado del Palacio Real de Casablanca, en un barrio que se llamaba "Derb Sultan" y que estaba formado por bloques. El nuestro se llamaba "Al habous". Las casas eran blancas. La mayoría no contaba con primer piso y tenía electricidad. Había agua potable en la fuente pública.
En nuestra calle, que llevaba el nombre
de Averroes, había dos fuentes muy bien decoradas con pequeños azulejos de
colores. Derb Sultan era conocido por su piedra tallada tradicional y su
construcción arqueada. Allí había muchas actividades comerciales: almacenes de
comida, tiendas de artesanías, mercados de la madera, de la aceituna, de huevos
y un gran mercado de cereales. Tenía también una calle dedicada a las grandes
librerías que suministraban libros locales o importados a todo el
país. También había una pequeña estación de tren y el tribunal de
apelaciones, una joya arquitectónica.
Los niños del vecindario solíamos divertirnos mucho en los callejones después de la escuela. Practicábamos el fútbol, a veces con pelotas de papel. Corríamos mucho, jugábamos a las canicas, a la rayuela, al escondite y a otros juegos. A veces, organizábamos duelos amistosos con espadas improvisadas, imitando a gladiadores de Roma que veíamos frecuentemente en los grandes carteles de los cines de barrio. Cerca de nuestro barrio había unos diez cines. Algunas llegaron a ser grandes salas míticas de Casablanca: “Atlas”, “Sheherazade”, “Royal”, “Chaouia”, “Mamounia” y “Mauritania”, esta última especializada en películas árabes e hindúes. En ocasiones, nos gustaba ir a ver pasar los trenes, especialmente los trenes de mercancías que eran largos. Nos decían que los vagones estaban llenos de trigo o fosfatos. Algunos tenían forma de cisternas y estaban cargados de productos como el petróleo.
Muchas pandillas del barrio estudiaban en una escuela primaria cercana al lado oeste de Palacio. Recuerdo que había un clase larga dónde solíamos ver cada fin de mes las películas de Charlie Chaplin y Laurel y Hardy. La escuela se llamaba “Jules Ferry", pues llevaba el nombre de un abogado francés que fue también un gran político y primer ministro de Francia. He oído decir que muchos años después cambió de nombre. Pasó a llamarse “Escuela Moussa Ibn Noussair", conmemorando así al famoso caudillo de la conquista musulmana y del Magreb.
Recientemente, he empezado buscar a algunos de mis amigos de la infancia para recuperar antiguos recuerdos y descubrir cómo hemos cambiado física y socialmente. Gracias a esto los recuerdos se multiplican y mi infancia revive de nuevo.Azzeddine Halloul (Actividad
"Recuerdos de la infancia", B1.2)
¡Hola Azzeddine !
ResponderEliminar¡Felicidades!
Has descrito tan bien cómo era la ciudad Casablanca, que al leer de tu texto tengo la impresión de dar vueltas por las viejas calles de Casa, de jugar tus juegos de infancia y ver las películas viejas:Charlot, El Gordo y El Falco....
¡Buena continuación!
Salima
¡Hola Azzeddine!
ResponderEliminar¡Me encantan tus «Recuerdos de la infancia»!
Has descrito todo un universo del niño que llevas dentro de ti, y has descrito lugares, juegos, momentos jamás olvidados, con una pizca de añoranza pero con un estilo ligero y agradable. Y coincido con Salima cuando dice que la lectura de tu texto procura « la impresión de dar vueltas por las viejas calles de Casa» y añadiré que despierta, por efecto reflexivo, en la memoria del lector recuerdos imborrables de la infancia.
¡Felicidades y gracias por compartir!
Rkia
¡Hola Ssi Azzeddine! Me ha gustado muchisimo su texto. Soy de Mohammedia, En mi adulencia me gustaba tomar el tren para Casablanca. A menudo, descendia en la pequenia estación con escaleras para pasearme por derb el Habous y sus cercanias. Mi pasión era comprar libros; casí compré libros en cada una de las librerias del Habous y Tarik Mediouna. Se lo agradezco a usted por haberme hecho recordar buenos momentos de mi vida aunque sin haberlo sabid o antes; es una coincidencia. Despues de todo, su texto es maravilloso. Felicidades y animo, futuro escritor.
ResponderEliminar¡Hola Ssi Azzeddine! Me ha gustado muchisimo su texto. Soy de Mohammedia, En mi adulencia me gustaba tomar el tren para Casablanca. A menudo, descendia en la pequenia estación con escaleras para pasearme por derb el Habous y sus cercanias. Mi pasión era comprar libros; casí compré libros en cada una de las librerias del Habous y Tarik Mediouna. Se lo agradezco a usted por haberme hecho recordar buenos momentos de mi vida aunque sin haberlo sabid o antes; es una coincidencia. Despues de todo, su texto es maravilloso. Felicidades y animo, futuro escritor.
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