Deseo,
deseo besarte y
rozo tus labios con mis ojos,
que se nublan ardientes, inundados de deseo.
Deseo,
el deseo recorre impaciente
mi nuca, mi espalda, hasta mis dedos
que, febriles, tiemblan al contacto con tus labios
temblorosos y que se entreabren al rozarlos.
Deseo,
el deseo nos atrapa, nos derriba:
siento tu aliento entrecortado,
sonríes rebosante de deseo,
y yo juego con tus dientes deseados.
Siento la humedad de tu saliva
y aumenta mi deseo, tu deseo.
El deseo es una nube que ha bajado y
nos envuelve pegajosa;
se ha instalado persistente entre nosotros y
no nos permite huir de ella.
Deseo, deseas.
Maribel Andrade
Rabat junio-octubre de 2010
Dulce e intenso Maribel. Me gusta mucho. Descubro con placer el poeta que esta en ti :)
ResponderEliminarun poema maravilloso. Me gusta mucho
ResponderEliminarMaribel
ResponderEliminarTu poema es muy dulce y "fuerte" a la vez.
Has transmitido toda la sensualidad que la palabra DESEO lleva en ella y con todos los sentidos...
Felicidades y¨¡ que sigas escribiendo!
Rkia