El marco donde se desarrolla la novela Tan
tuyo como tu muerte es la ciudad de Lleida y sus alrededores. Lleida es
una ciudad de clima nublado que influye en la moral del protagonista, a quien acaban de diagnosticar un cáncer de próstata.
Claramunt es un personaje solitario y el ambiente de la ciudad le afecta en sus
relaciones sociales y, sobre todo, lo pone de mal humor. La ciudad, tal y como
está descrita en la novela, es un poco monótona: “tiene calles rancias y
edificios funcionales sin ningún encanto, plazas de cemento (…) una ciudad con
gran pasado íbero, romano, musulmán y medieval, convertida en un pueblo sin
apenas restos de aquella grandeza, sin ni siquiera memoria, y por lo tanto, sin
demasiado orgullo”.
El sargento Claramunt ha sido sancionado por una disputa
con su superior; por tanto, se ha visto
trasladado a unos kilómetros de la capital por motivos disciplinarios.
Tras vivir en una gran metrópolis como Barcelona, donde ha pasado 47 años,
Claramunt tiene que acostumbrarse a vivir en una ciudad de provincias.
Desde el principio, el autor nos prepara psicológicamente
para recibir algo deprimente, algo que le espera a Claramunt en su nuevo
trabajo. El ambiente en la comisaría es muy duro y
los funcionarios son muy agrios y groseros.
El lugar que asignan a Claramunt forma parte de la Unidad
de Investigación Criminal, que está bajo el mando del subinspector Busquet. El ambiente de trabajo no es
motivador, no obstante puede
darle la posibilidad de dedicarse un poco más a su estado de salud. Claramunt tiene que
acostumbrarse a los aromas urinarios
porque le adjudican una vieja mesa cerca de los servicios. La agente Artero le explica que es un
despacho provisional y que solo se lo han asignado mientras
acaban las reformas. Y encima le tienen reservada una gran caja
de cartón llena de carpetas amarillas. Su trabajo consiste en investigar casos
no resueltos. Claramunt debe trabajar con antiguos materiales aunque la
“Generalitat se había gastado una fortuna en un sistema informático que era la
envidia de todas las policías europeas”.
Claramunt intenta escapar de ese espacio cerrado y
pesado, como lo son los despachos de la comisaría, a otro más
abierto que le permita liberarse de las tensiones laborales. Los policías utilizan el patio interior para
“huir del incordio del papeleo”. A Claramunt, el tabaco le hace sentirse bien.
También le gusta comer y beber buenos vinos. Son los pocos placeres que todavía
puede permitirse. Sin embargo, con el paso del tiempo, Claramunt se abre poco a
poco a esta ciudad y descubrimos con él algunos aspectos positivos de la misma:
restaurantes típicos, la iglesia de Sant LLorenç y la emblemática catedral de
la Seu Vella.
El escenario del crimen ocupa un lugar esencial en esta
novela negra. El crimen se produce en un espacio cerrado, dentro de un coche,
mientras que el lugar del asesinato se encuentra en las afueras de Alfarrás,
en medio de un bosque, a 23 kilómetros
de la capital, a unos pocos metros de sus límites con Aragón y no muy lejos del
lugar donde la policía encontró tiempo atrás el cuerpo de una joven estudiante.
Es uno de los lugares predilectos de los cazadores. María Asunción elige ese sitio por dos razones: primero,
porque desde ese bosque la víctima no puede hacer ninguna llamada de socorro.
Segundo, porque una chica fue secuestrada y asesinada tiempo atrás por aquella
zona. María ha planeado minuciosamente el asesinato del profesor Santiago para
vengar la supuesta agresión sexual de su amiga íntima, Elia. Por tanto, ella es
una asesina que actúa por razones justificadas: vengar el abuso de poder por
parte de un profesor universitario sobre sus
estudiantes. Ha proyectado hacer pasar ese crimen por
accidente, además de hacerse pasar ella misma por víctima en lugar de asesina.
Pero todos sus planes fallan.
El destino reserva a María una sorpresa desagradable.
Mientras el lector se prepara para recibir un final feliz para esta joven estudiante, el autor decide darle otro giro
a la historia. María es liberada del coche, en el que está atrapada en el fondo
del barranco, para caer entre las garras de un cazador que la encierra en un
lugar espantoso. La asesina se convierte en víctima. El mal atrae al mal. Esa
es la gran paradoja de esta novela policiaca.
María está de nuevo presa, pero ahora en el sótano de una
casa rural, a algunos kilómetros de la población de Camarasa. La habitación
está mal iluminada e insonorizada. No hay ninguna ventana. En esta ratonera hay
pocos muebles: una camilla, una estufa eléctrica y un piano eléctrico. María
constata que la cerradura de la puerta metálica es segura, lo cual implica que
es imposible escapar de esa emboscada. Los días son largos y angustiosos. Por
ese cautiverio también parece haber pasado otra chica rubia: María ha
encontrado un peine en el lavabo con un pelo largo y rubio. Ese horrible lugar
afecta mucho a María. Poco a poco, va perdiendo el control y cada vez espera
con mayor ansia la llegada de su secuestrador. El peso de la soledad es más doloroso que la herida de su pierna.
Echa de menos su vida anterior, sobre todo la luz del día y a su amiga Elia.
El final de la historia termina con una huida de María
con su amiga Elia. La aventura toma otro giro semejante al de la película
“Thelma y Louise”, cuando las súper chicas atractivas se lanzan libres, no
hacia un cañón
sino hacia el coche robado del secuestrador para encontrar su destino en Calamocha,
un pueblo de la provincia de Teruel. Aparecen en un bar presumiendo de arma de
fuego. Las dos chicas son denunciadas e identificadas. La Guardia Civil monta
un operativo para detenerlas.
Ambas acaban cercadas por la policía dentro de una vieja
pensión en un céntrico callejón. El lugar es horrible: “hasta las cucarachas
habían huido en estampida”. No hay otra salvación para María. La muerte la ha
perseguido todo el tiempo. En este asalto, María ha optado por pegarse un tiro
en la cabeza. La escena está descrita de una manera detallada, lo cual permite
visualizar el triste final de la aventura. El sargento Claramunt encuentra
finalmente a María, tras dos meses de investigación. Su cuerpo sanguinolento
yace en el centro de la habitación. Una mancha enorme de sangre y los
minúsculos restos del cerebro pegados en la pared gris de esa habitación.
Cuando llegamos al final de la historia, sentimos rabia
por la muerte de esa joven estudiante, víctima de su amiga manipuladora que
aparece como una chica inocente y frágil. La novela se sustenta en las
paradojas: personajes que aparentan ser lo que no son realmente, en un juego de
los opuestos: el mal y el bien, la vida y la muerte.
Tan tuyo como tu muerte es una novela negra que suscita la reflexión. He
disfrutado con su lectura.
Zakia Adli
Rabat, 03 de
junio de 2018
Ejercicio:
reseña de la novela “Tan tuyo como tu muerte” de Emili Bayo.
Muchas gracias, Zakia, por compartir tus impresiones de esta novela. Por lo que veo en vuestras reseñas, ha sido una lectura muy enriquecedora en muchos sentidos. Me alegro.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias Ester por tu comentario. He disfrutado la lectura y los momentos dedicados al estudio de la novela en el taller.
ResponderEliminarUn abrazo
Zakia
ResponderEliminarUna reseña interesante que refleja una lectura pofunda de la novela.
es verdad que hemos disfrutado mucho leendo esta novela.
Felicidades
Iman
Se nota que has disfruta de la lectura de esta novela negra y que continuamente te ha hecho reflexionar sobre las paradojas que encierra.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir tu reseña.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)