Había una vez, en un pueblo, una chica llena
de vida y de energía. Chama, hija única en su familia y la joya de sus padres y
del pueblo, amada para todos.
Pasado el tiempo, la chica se había vuelto
una joven graciosa, delicada y hermosa. Todos los jóvenes solteros del pueblo
querían pedir su mano, pero ella no aceptaba nadie, usando como pretexto que
necesitaba terminar la alfombra de seda que había empezado. El hilado y el
tejido de la seda necesitaban mucho tiempo. Cuando la alfombra estuvo
terminada, con la ayuda de sus amigas fueron a extenderla en la terraza, pero,
con tan mala suerte, que no vieron que unas tijeras habían caído a la calle.
En ese momento un caballero que pasaba por
allí las encontró, levantó la cabeza y vio un rostro resplandeciente, sonriente
y lleno de vida. La cara del caballero se iluminó el momento y preguntó:
— ¿Esas tijeras son tuyas?
La chica muy confusa dijo:
— Sí, sí, señor, lo siento.
Él replicó:
— ¿Cómo puedo devolverte este objeto
tan desgraciado que casi se me cae en la cabeza?
— Ese no es un objeto desgraciado,
señor, sino un medio para abrir nudos.
El joven hombre reflexionó un momento y le
respondió:
— ¿Qué nudos han abierto?
Ella dijo:
— Los nudos de la puerta de un jardín
florido, pues todavía no se han encontrado las llaves para abrirlo.
El joven hombre sonrió y pensó en la
respuesta de la maravillosa chica. ¿Qué quería decir? ¿Era un enigma? ¿Cómo
podría solucionarlo? El caballero, quedó tan fascinado por la inocencia, la
espontaneidad y la belleza de aquella joven señora, que enseguida pensó que, sin
duda, también era muy inteligente. Desconcertado y preocupado, no sabía qué
hacer, aunque estaba claro que había sufrido un flechazo ante la primera mirada
de la muchacha. Finalmente, solventó que, antes de decidir cualquier cosa, era
necesario resolver el enigma.
Él no podía continuar su camino ni podía
quedarse en aquel pueblo, pero, de repente, vio una tienda cerca de la mezquita
y pensó que podría pasar la noche allí, en la mezquita. Delante de la tienda,
había un hombre que parecía razonable y amable y decidió dirigirse a él:
— Señor, por favor, necesito pasar
la noche aquí…. ¿Puede decirme si podría dormir en la mezquita?
Aquel gentil hombre, que era precisamente el
padre de Chama, dijo:
— Sí, señor, claro que es posible…
La mezquita es la casa de Dios. Pero, dígame, caballero, ¿qué desea hacer en
nuestro pueblo?
— La verdad es que llevo viajado
dos meses, buscando comerciantes, vendedores de objetos de valor, como
alfombras, bandejas de bronce, etc. Pero hoy me ha pasado una cosa terrible:
una chica con un rostro tan iluminado como la luna llena, que he visto cuando extendía
una alfombra de seda con sus amigas en la terraza, me lanzó un enigma. Y hasta
ahora no he podido resolverlo.
El padre, muy interesado por conocer a la
chica y el enigma, le dijo:
— Cuéntame tu
enigma, quizás yo pueda ayudarte.
El caballero contó toda la historia. El
padre, sabiendo de inmediato que se trataba de su hija, no dijo nada. De
repente, el caballero exclamó:
— Si pudiera resolver el enigma,
podría pedir la mano de esa chica maravillosa. Estoy seguro de que ella es la
mujer que yo buscaba desde hace mucho tiempo.
Durante toda la noche, el caballero no pudo
dormir pensando en el enigma. Al día siguiente, fue deambulando por el pueblo
en busca de la chica. De repente, oyó el sonido de su voz: estaba con sus
amigas, en una tienda, comprando seda. Rápidamente y sin pensárselo dos veces,
dijo:
— Señora, he encontrado las llaves
de tu jardín florido, pero los nudos estaban entre las manos de tu padre.
— Entonces, dime ¿cuáles son esas
llaves? –dijo ella.
— Tu jardín es tu gran corazón y es
florido porque tienes un corazón joven y amable. La cuestión es qué nudos van a
deshacer las tijeras.
El caballero fue a discutir con el hombre de
la tienda y descubrió que él era el padre de la chica.
— Puesto que tú eres su padre, yo
me siento más aliviado. Ahora que vengo a devolverle este objeto a su
propietaria, por favor, podrías preguntarle si quiere deshacer estos nudos… De
lo contrario, regresaré a mi camino…
El padre, que lo había entendido todo, llamó
a su hija y se lo preguntó. La hija dijo que, por supuesto, deseaba hacerlo:
— Sí, sí, claro que quiero… Esta es
la llave que estaba buscando desde hace mucho tiempo.
El padre dijo que aquello no era una llave,
sino unas tijeras. Pero, después de algunas reflexiones, entendió lo que ella
decía. El padre sabía que su hija estaba enamorada de aquel joven y aceptó como
llave las tijeras.
Chama se sentía muy feliz porque había
encontrado el amor de su vida y se casó con el joven Hamza. Todas las chicas del pueblo estaban
celosas de ella, porque Chama vivía feliz con él.
Tiempo después, la pareja tuvo un conflicto
muy grave, por lo que decidieron divorciarse. La causa era que, hasta aquel
momento, ella no había podido dar luz a ningún niño y él le había pedido
permiso para casarse con otra mujer. Chama no aceptó y optó por la separación,
pues no quería compartir su marido con otra esposa.
Chama, su padre y Hamza se dirigieron a ver al
Cadí, que vivía en otro pueblo. Durante el viaje, la pobre anduvo llorando
mucho tiempo, vio que el amor de su vida y que todas sus ilusiones se iban. Su
padre sentía una gran pena; Hamza también, pero no tenían otra solución.
Llegó la noche y, como no podían continuar su
viaje, decidieron pasar la noche en una hacienda. El granjero les dio un
espacio restringido para dormir. El padre sabía que la pareja no podría dormir
junta y decidió dormir en el centro, de manera que Chama quedara a su derecha y
Hamza a su izquierda. En medio de la noche, Hamza, que tenía hambre y sed,
dijo:
— Tengo hambre y sed… Llamo a un
alma amable para que me dé la vida y calme mi alma lastimada.
Chama lo oyó, creyó que su padre estaba
dormido, cogió la mochila que estaba al lado de su padre y le dio a Hamza rollos
de zamita, pasándolos por encima del cuerpo de su padre. Al amanecer, el padre
se levantó para rezar la oración del amanecer y después dijo:
— Vamos, vamos, hijos, es hora de
continuar nuestro camino…
Pero el padre emprendió el camino para
regresar a casa. Chama, asombrada, dijo:
— Padre mío, ¿por qué regresamos a
nuestra casa y no vamos a ver al Cadí?
El padre con una sonrisa dijo:
— Porque los rollos de zamita
pasaron por encima de mí esta noche y el alma amable ha calmado al alma
lastimada.
Claro que la pareja todavía estaba muy
enamorada y no podía separarse, pero el orgullo femenino era muy fuerte.
Pasado un mes, Chama se sintió enferma y una
comadrona fue verla. ¡Qué agradable sorpresa! ¡Chama estaba embarazada! Toda la
familia estaba muy feliz. Y Hamza tan contento que se olvidó de pensar en otra
esposa.
Y así fue que vivieron con alegría y profundo
amor…
Bahia Omari
Noviembre de 2015
Actividad basada en la rescritura de un cuento popular.
P.S.
Quiero explicar que en nuestra cultura, especialmente en todas las familias
de la ciudad, todas las costumbres de la vida se basaban en la moral que
derivaba de los proverbios, que a su vez venían de un cuento en la mayoría de los
casos. Mi madre me contó este cuento hace mucho tiempo. Pero yo lo he escrito reelaborando
mi propia versión de los personajes, los objetos, el enigma del cuento…. El
origen del cuento es muy antiguo porque a mi madre se lo había contado su madre
y a esta su abuela, etc... Pero,
desde luego, se trata de un cuento popular marroquí. A través este cuento, quiero demostrar que a veces dos personas, a pesar
que tengan problemas, conflictos, pueden llegar a superarlos si ambos se tienen
un profundo amor. Con el amor siempre podemos vencer las dificultades.
Gracias, Bahia: por compartir esa antigua tradición, especialmente porque es una tradición que lleva la voz de tu madre, de tu abuela... y de tantas mujeres que relataron, a su modo y con su gracia (como tú misma), este cuento -viajero, como tantos otros-.
ResponderEliminarMuchas gracias Ester por tu apoyo
ResponderEliminarBahia
Muchas gracias Ester por tu apoyo
ResponderEliminarBahia
Bahia
ResponderEliminarMe gustan mucho los rollos de zamita, me gustan tan como me gusta tu cuento.
Además tengo una hija que se llama Chama.
Enhorabuena.
Abdellah
Abdellah, el nombre de Chama tiene muchas significaciones profundas, seguro que tus padres eligieron este nombre en referencia a unas cosas. porque Chama podría explicarse la belleza, un impacto o un punto muy agradable en la vida de tus padres. Las personas que tienen este nombre son tan románticas, dulces y amables, de verdad o non ?
EliminarBahia
Bahia, bonito cuento. Un cuento donde a pesar de los problemas triunfa el amor debido a la buena voluntad y el buen corazón de Chama.
ResponderEliminarEnhorabuena amiga.
Anastasio
Muchas gracias amigos
ResponderEliminarBahia
Bahia,
ResponderEliminar¡Me encanta “EL DESAFÍO DEL AMOR”!
Un auténtico y maravilloso cuento marroquí que narras muy bien.
¡Felicidades!
Rkia
Cuantos desafios a alcanzado El amor !! Tu cuento es una prueba màs del poder de un sentimiento olvidado por muchos en nuestra epoca y con lo que muchos horrores no habrian existido ! Muy agradable tu cuento , Bahia , y tus frases nos llevan en un mundo lleno de misterio y de exotismo. Una moraleja tambien muy interesante para guardar en mente que hay que ser paciente cuando encontramos problemas en la vida ! Enhorabuena !
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