Ahora, solo en el silencio de su despacho, Marcel está rompiendo la carta
que le ha dado el camarero del restaurante donde ha estado comiendo con su
familia, hace una hora. Es una carta de Imma, su amiga de juventud. La rompe
con rabia y reflexiona sobre sus palabras.
Te amo desde que íbamos al colegio, desde
hace treinta y cinco años… Te seguí amando luego, cuando nos enzarzábamos en
apasionados debates con nuestros amigos después de las proyecciones del
cineclub. Después, volvíamos juntos por el mismo camino porque vivíamos en el
mismo barrio y, luego, fuimos a la misma universidad.
Recuerda el rostro iluminado de Imma durante sus interminables debates…
¡Cuánto les gustaba hablar de todo! Y él nunca había visto ese amor… o no había
querido enterarse porque estaba muy ocupado en sí mismo y, luego, en su carrera
y en su devoradora ambición.
Y pasaron los años y yo te seguí amando en
silencio, tal como se puede amar a esa edad, con ingenuidad, idealizándote… y sin
poder decírtelo… Hasta hoy, al verte en un restaurante con tu esposa y tus dos
hijos,…
En su fondo, sabía que esa amiga le gustaba, que era más que una simple
amiga, pero en esa época, su egoísmo le impedía concentrarse en sus
sentimientos.
¿Qué hubiera sido de su vida si se hubiera casado con Imma? ¿Quizás, hoy,
hubiera tenido a alguien con quien hablar y reír…?
Oye a su mujer en la cocina, preparando la cena…
No quiere que lo vea en ese estado de duda… Continúa rompiendo la carta
pero sus palabras saltan a su rostro como si estuvieran dotadas de vida propia…
… y ahora, con mucho alivio, te puedo decir
que ¡ya no te quiero!
Y ahora, para colmo de ironías, descubre al mismo tiempo, en la misma
carta, que Imma le había amado (¡también!) durante esos treinta y cinco años y
que ahora ¡ya no lo ama!
Peor, casi le insulta…
Ya no te quiero porque, mientras observaba
cómo tratabas a tu familia, ¡descubrí en
ti un personaje odioso!
¿Yo, un personaje odioso…? , se
repite mientras quiere romper el papel con toda su rabia pero se le echa encima
una duda y él ralentiza el ritmo de sus dedos… ¿Y si Imma tuviera razón?
Mirabas a tu esposa con desprecio, ella te
miraba con sumisión y los niños parecían aterrorizados.
Es verdad que él no se casó por amor, se casó con la hija de su jefe por
ambición… ¿Y si Imma tuviera razón? ¿Y si él se hubiera convertido, de verdad,
en ese personaje odioso que aterroriza a su esposa y a sus hijos? De nuevo,
intenta continuar su labor de destrucción, pero le tiemblan las manos… y las palabras
siguen saltando desde la carta, más y más alto, cada vez más…
¡Ya no te quiero! porque vi cómo le diste una
sonora bofetada a tu hijo solamente porque había derramado su vaso de agua
sobre el mantel.
¡Ya no te quiero! porque oí también cómo
impusiste silencio a tu esposa
cuando ella intento débilmente consolar al niño.
¡Ya no te quiero! porque sentí también la
humillación de esa pobre mujer dominada y destrozada por un marido dictador.
Imma siempre había sido franca, era la única amiga que podía decirle las
verdades cuando eran jóvenes y, ahora, ella le devolvía su propio reflejo. ¡Aquello
era insoportable!
Pronto, su mujer lo va a llamar para cenar y él no quiere que lo vea en ese
estado de debilidad. ¡Debe destruir esa carta cuanto antes! Pero sus manos se
han vuelto de plomo…
Ahora comprendo mejor por qué nunca te dije
que te amaba. Quizás ya intuía ese lado tuyo autoritario cuando discutíamos en
el colegio y tú siempre querías imponer tu opinión. En esa época, yo creía con
ingenuidad que ese rasgo revelaba una fuerte personalidad.
Ahora sé que eso solamente revelaba una
personalidad despótica. Y sé también que mi instinto de supervivencia, quizás,
me ha salvado de ocupar el lugar de esa pobre mujer mansa (¡aunque yo
seguramente habría echado mano del divorcio muy pronto!).
¡Gracias por tu odioso comportamiento con tu
familia hoy, en este restaurante!
Me has ayudado a pasar página y…
¡Ahora, por fin, puedo empezar una vida
nueva, libre, llena de posibilidades maravillosas y mágicas!
Imma
Imma, la única mujer que lo
ha amado, de igual a igual, no solamente le dice que ya no lo ama ¡sino, que, además,
se felicita por haberse librado de la infeliz vida que hubiera tenido con él!
¿En qué monstruo se habrá convertido para que la única mujer que
había estimado y amado, la única amiga verdadera que él había tenido, le dijera
esas atrocidades y verdades tan horribles y dolorosas?
Y aquel golpe final (o de gracia) en el post scriptum…
P.S.: Te envío esta carta con el camarero y
me marcho porque no soporto verte más.
Con esas últimas palabras, comprende que no sirve de nada destruir la carta,
porque las palabras ya están grabadas en su mente con letras de fuego, nada
puede borrarlas… Y de todos modos, ya no le quedan fuerzas para despedazar esa
carta… ¡El único que está desgarrado es él!
Cuando su esposa lo llama para cenar, se encuentra con una nota colgada en
la puerta del despacho: “Tengo un trabajo
urgente, cenaré más tarde, solo”
Se encierra en su despacho y llora amargamente. Por primera vez, siente una
inmensa soledad… la inmensa soledad en que lo ha ido encerrando su despotismo y
su desmedida ambición.
AMAL
KHIZIOUA
Abril-mayo
de 2016
Actividad
basada en imitar la técnica narrativa del capítulo 8 de LA VOZ
DORMIDA de DULCE CHACÓN.
Amal,
ResponderEliminar¡Tu cuento me ha gustado!
Has bien conseguido entrelazar la carta y el texto y dar luz a una historia agradable de leer en forma y en estilo y,
¡Qué personaje el tal Marcel!
Imma lo ha escaneado y lo ha puesto delante un espejo aunque ha esperado mucho tiempo: “desde hace treinta y cinco años…”
¡Felicidades!
Rkia.
Amal, amiga mía, no escribiste hace mucho tiempo, pero cuando lo haces, lo haces muy bien!!! Necesitamos muchos cuentos, es tu especialidad.Ahora tienes el disparador!!!
ResponderEliminarMe gusta mucho la manera, la mezcla entre la carta y el texto. Describes perfectamente la análisis que ha hecho Imma sobre el carácter y la personalidad de Marcel. Y también el amor que sintió Imma durante treinta y cinco anos en secreto. Un cuento muy bien elaborado, una situación real narrado en un molde lleno de sentimientos muy fuerte.
Enhorabuena amiga!
Bravo!!!
Bahia
Amal: es una pena que no escribas más... Tus cuentos son frescos,ligeros, graciosos y dejan buen sabor. Este cuento es especialmente educativo antes los amores idealizados.
ResponderEliminarHas cumplido con perfección el objetivo del ejercicio. ¡Felicidades!
Por fin puedo leer otro cuento tuyo. Deberías escribir más, ya que comparto la opinión de Ester. Tus palabras hacen que el lector disfrute de una lectura fresca y divertida. Felicidades.
ResponderEliminarAmal, mi total enhorabuena por esta historia que nos has regalado. Coincido con Ester en que los amores idealizadas, a veces, no son tan perfecors como nosotros creemos.
ResponderEliminarUna historia sencilla, agradable de leer y, sobre todo, maravillosa. Me ha encantado. Desde aquí todos mis ánimos para que sigas escribiendo ya que lo haces muy bien.
Anastasio
Amal
ResponderEliminarMe hiciste soñar con este amor apasionado de casi 35 años. Y quien no puede soñar con un tal amor, una tal esperanza. Tu cuento deja al lector muy soñador.
Creo que compruebes bien que hasta tal punto no logro encontrar otra palabra para reemplazar "soñar".
Gracias por haberlo hecho y espero que vas a hacernos soñar a menudo.
Abdellah
Henhorabuena Amal ! Sabes que?? Nunca olvidaré tu cuento de las zanahorias con El rallador y te puedo asegurar que todas las personas que me acompanaron aquella noche fueron encantadas por tu texto , asi que , por favor , escriba maaaaaas ! Escribes muy bien con mucha inteligencia y malicia ! Tu manera de hacer sentirse culpable a tu protagonista y hundirle en el arrepentimiento privandolo de amor , es simplemente fantastico . Tu estilo es muy facil de comprender y muy atrayente . Felicidades y animo para el proximo cuento !!
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