TALLER DE ESCRITURA "A ORILLAS DEL BU REGREG" DEL INSTITUTO CERVANTES DE RABAT

Bienvenidos a «A orillas del Bu Regreg», el blog de los integrantes del Taller de lectura y escritura creativa, un curso especial que realizamos desde hace doce años en el Instituto Cervantes de Rabat (Marruecos).

En este espacio damos a conocer los cuentos, poemas y otros ejercicios de escritura que se proponen en clase y que realizan nuestros alumnos, aunque también publicamos colaboraciones de nuestros lectores.

Muchas gracias por leernos y por compartir vuestras opiniones.
Ester Rabasco Macías (profesora del Taller)

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lunes, 21 de junio de 2010

“EL SALTO” de SIHAM HMAMOUCHI



Los cantos se deben oír a kilómetros estoy segura. Los mayores van delante con antorchas, como intentando abrir paso no sé ante quién, pues sólo la playa nos espera. La fiesta se siente, se palpa. Los jóvenes siguen cantando y, según me cuenta Arwako, se trata de una canción típica de su tribu que los jóvenes aprenden desde pequeños con los abuelos y ancianos del lugar, los encargados de pasarla de generación en generación. Arwako ha adelantado posiciones en el grupo y se ha puesto a mi lado; su gesto es de total ilusión, imagino que intenta explicarme el significado de los rituales para contagiarme su entusiasmo. Miro hacia atrás, viene más gente de la que pensaba y en todos ellos la expresión del rostro es la misma: una mezcla de alegría y nervios. Tom viene unos pasos más atrás, sigue hablando con unos chicos del lugar. Y tía Minette, una mujer entrada en años, gordita y con el pelo blanco, que siempre es un encanto con nosotros, va unos metros más adelante y de la mano de Urko. Seguimos andando, más que andar casi todos bailan, se nota que disfrutan del acontecimiento, tengo ganas de llegar y de poder ver cómo todo transcurre…

El capitán llegó con retraso, todos en la mesa lo esperábamos. Lo primero que hizo fue saludar a las mujeres, pues su cortesía era impecable. El uniforme parecía sacado de la tienda, recién estrenado. La música de fondo había parado por un momento. Quizá los músicos se habían detenido para comer. Yo tenía un hambre devastadora, pero no quería ser maleducada, quería esperar a que el capitán empezara para por fin hacerlo yo también. Aunque él estaba tan dedicado a saludar y agradar a todos que no se daba cuenta de lo deliciosa que era la comida que nos esperaba en la mesa.
Tom se levantó por un momento, me dijo que enseguida volvía, que si preguntaban por él lo disculpase. Yo tenía tanta hambre que no quise preguntarle adónde iba. Por fin el capitán se sentó a la mesa
- Disculpen la tardanza… ¿Es todo de su gusto?
- No se preocupe, le esperábamos. Se dio prisa en contestar la señora Smith.
Los señores Smith eran de Oklahoma y según les oí contar anoche en cubierta venían a ver a su hijo que vivía en Dreali desde hacía 10 años.
Por fin el capitán empezó a cenar y yo tuve la posibilidad de calmar mi apetito con aquel asado que relucía como si llevase barniz y que olía maravillosamente

Vuelvo a mirar hacia atrás para no perder de vista a Tom. Sigue con esos chicos que son del pueblo, va tan absorto en lo que estamos viviendo que hace rato que también baila o que mueve sus piernas sin ritmo alguno.
- Tom ¿no sabes hacerlo mejor? -Le pregunto mientras me empiezo a reír.
Siempre ha sido un buen amigo, desde la infancia, y esta vez me ha vuelto a demostrar su amistad con su empeño en acompañarme en el viaje. Imagino que temía mi reacción después de todo lo ocurrido y la verdad es que en muchos momentos hasta yo misma la temía. Iván, mi amado Iván, iba a casarse con mi hermana. Pero no quiero pensar en eso ahora, no quiero perderme en la desesperación de no comprender nada, quiero seguir disfrutando de la fiesta.
Arwako, que sigue andando a mi lado, me cuenta que el joven que preside la comitiva, el que va vestido de blanco y azul y que lleva unas flores en su cuello a modo de obsequio, es el que lo va a hacer esta vez. Pero ¿hacer el qué? Nadie termina de explicármelo. Según me dice es una costumbre de siglos que los viejos del lugar han luchado por conservar. Intento no demostrar mi curiosidad exageradamente pero ya estoy ansiosa por llegar y ver lo que va a pasar. Pongo interés en lo que Arwako me dice. Unas jóvenes del lugar vienen corriendo y nos cuelgan un collar flores a todos alrededor del cuello. Dicen algo en su dialecto natal pero no consigo entenderlas.
Seguimos caminando al son de la música, el sol empieza a ocultarse y ahora las antorchas, que horas atrás no tenían sentido para mí, empiezan a dibujar un paisaje tan bonito que es imposible explicarlo con palabras. El aroma de las flores que las chicas me han puesto invade todos mis sentidos. ¿Cómo es posible tanta armonía? La gente parece olvidar por unas horas sus problemas y preocupaciones y se dedica simplemente a ser feliz, a disfrutar de la compañía de los otros, a cultivar eso que llamamos vivir. Aunque, cuando me fijo detenidamente en los que acompañan al chico de la camisa blanca y pantalón azul, percibo que estos están más tensos.
Yo también intento dejar mi angustia en cada paso que doy. Saco mi cámara de fotos para atrapar cada momento, cada mirada, cada suspiro de todos los que nos dirigimos a la playa al ritmo de esta danza. Éste será el material de mi próxima exposición en Nueva York.

Terminamos de cenar, el capitán siguió contando batallitas de sus numerosos viajes, los señores Smith escuchaba sin pestañear. Yo tenía la sensación de que el capitán inventaba muchas cosas en sus relatos, pero no iba a interrumpir la velada, parecía muy cómodo y se notaba en su sonrisa que lo pasaba bien viendo las caras de asombro que provocaban sus historias.
- ¿Y cómo es que tres jóvenes se deciden a venir solos por estos mundos? -preguntó de repente mirando a Wendy. Ella se quedó como sorprendida ante la curiosidad y balbuceó sin articular palabra. Wendy es mi hermana pequeña, miedosa, introvertida y amante de la danza. Desde pequeña siempre ha recorrido los pasillos de nuestra casa ensayando sus pasos de baile. “Mira, mira, este lo he aprendido hoy”, recuerdo que siempre decía llena de ilusión mientras los demás no le hacíamos demasiado caso entregados a nuestras tareas diarias. Pero, para mí, desde siempre ha sido mi hermana favorita. Y quiero creer que yo para ella también lo soy.
Cuando pasó todo aquello, cuando me enteré de que Iván, a pesar de que llevábamos un año amándonos, se casaba con mi hermana, así sin avisar, sin decirme nada, como si yo no fuera más que una colilla tirada en la calle, me sentí morir. Yo no comprendía como Iván podía ser tan falso, tan frío, tan poco hombre. ¡Qué lástima de tiempo perdido a su lado! Pero no podía decirle nada a ella, mi hermana no debía enterarse por mi boca. Iván era un ser despreciable, pero mi hermana debía enterarse por otros medios, no por mí. Ante todo quería mantener la lealtad a mi hermana. Fue entonces también cuando Wendy se enteró de que Tom y yo preparábamos el viaje. Y enseguida se unió a nosotros. Iríamos a visitar a tía Minette. Ella siempre había sido encantadora con nosotros y siempre nos había insistido en que fuéramos a verla.

Cada vez se nota más que la noche nos hace suyos. El grupo cada vez es más grande o quizás es una sensación mía. Ya se ve a lo lejos la playa. Aunque todavía no se puede distinguir si allí hay o no gente esperando. Un grupo de mujeres se ha parado; yo intento observar y adivinar qué pretenden hacer, pero aún no soy capaz de descifrar el enigma.
- Chicos, chicos. Viene buscándonos tía Minette.
– ¡Shhh! -le digo sin dejarle articular palabra mientras le indico que estoy atenta a lo que hacen esas mujeres. Cojo mi cámara y comienzo a hacer fotos para mi exposición. Miro a mi alrededor, por un momento el tumulto de la gente me agobia, espero que lleguemos pronto adonde quiera que sea y que esto acabe.

Ante el balbuceo de Wendy intento que no se me notara la ansiedad y tomé la palabra para contestar al capitán:
– Venimos a ver a nuestra tía Minette, hace años que no la vemos.
– Muy bien -contestó el capitán como dándonos su bendición.
Un miembro de la tripulación vino hacia la mesa y le dijo algo en el oído a nuestro anfitrión. El capitán se levantó al momento;
– Me van a tener que disculpar, tengo que subir a la sala de máquinas.
– ¿Algún problema? –se apresuró a preguntar la señora Smith.
– Ninguno, no se preocupen. Sólo son unas cuestiones técnicas las que debo resolver. Les deseo que pasen una agradable velada. Mañana a medio día llegaremos a puerto.
Sin más se fue por el lado derecho de la sala, la música hacía rato que había vuelto a sonar y el murmullo de las conversaciones de todas las mesas quedaba difuminado entre las notas de los violines. Nosotros también nos levantamos de la mesa. Al día siguiente debíamos estar descansados y era mejor irse a los camarotes a dormir.
Yo tenía que preparar mi cámara de fotos y dormir sin pensar en nada, no quería que la tristeza me envolviera en sus alas aquella noche otra vez. Me quedé mirando las estrellas por la escotilla de mi camarote. La inmensidad del universo me cautivaba y me venía a la mente el recuerdo de Iván… Se casaba con mi hermana... Sin darme cuenta me quedé dormida.
Sentí el calor en mi espalda de los rayos de sol que entraban atravesando el cristal. Se oyó un ruido afuera. Yo no sabía qué hora era, pero tenía la impresión de que habíamos llegado a puerto. Salté de mi cama, me vi corriendo y me fui voy a buscar a Tom, no había nadie en su camarote. Iba a dejar mis nudillos marcados en su puerta como siguiera llamando.
–Estamos aquí –me dijo entre risas Wendy-. Íbamos a buscarte ahora, hermanita –añadió mientras caminaba con sus maletas–. Coge todas tus cosas, tía Minette ya nos espera.
Bajamos del barco. Tía Minette no había cambiado nada en todos aquellos años. Seguía siendo la mujer gordita con el pelo blanco que me cogía en sus brazos cuando era pequeña. Me acerqué corriendo a ella y la levanté con un abrazo como si fuera a hacer que tocara el sol con sus manos.
– Bájame, no seas descarada – me gritó con alegría mientras se recolocaba su vestido.
Luego, casi no nos dejó hablar. Nos explicó que habíamos llegado justo el día en el que la gente del lugar celebraba el ritual de la juventud. Pero debíamos darnos prisa para llegar a tiempo, así que sin más nos dirigimos adonde empezaba el recorrido…

Tía Minette espera pacientemente a que yo haga las fotos. Seguimos andando mientras me explica lo que va a ocurrir y que está relacionado con lo que los nativos del lugar llaman “el paso de niño a hombre”. Arwako la interrumpe para decir que es una tradición de siglos y siglos.
Hemos llegado a la playa, la gente hace un semicírculo. El chico que iba delante de todos sube por una sencilla escalera hecha con cuerdas, debe haber unos veinte metros hasta arriba. Con tan sólo mirar, siento vértigo. El muchacho sube como pensándose cada uno de sus pasos y la gente del lugar parece repetir mentalmente cada uno de los pasos. Abajo los más jóvenes se preparan para el momento. ¿Pero es que se va a tirar desde allí arriba?
No puedo creer que vaya a hacerlo, pero así es, cuando llega arriba se encomienda a sus espíritus y se tira… Abajo los hombres de la tribu lo esperan. Se han colocado de una manera muy especial para cogerlo. Según me explican, el muchacho deja en ese momento “el niño” arriba y comienza su vida como hombre después de ese salto. Ese es “el paso de niño a hombre” que generación tras generación se encargan de mantener vivo.
Me quedo mirando, pensativa, ese salto que por supuesto he atrapado en mis fotos ha significado para mí más de lo que yo pensaba. Soy consciente de quién soy, de quién he querido ser y yo también voy a dar ese salto aunque sea en mi mente. Nunca más me sentiré mal por Iván. No lo merece.


Siham Hmamouchi
Rabat, mayo-junio de 2010
(Basado en el ejercicio realizado a partir de “Comienza el desfile” de Reinaldo Arenas)

6 comentarios:

  1. Querida Siham:
    FLICITACIONES!!!!!!!
    Me gustó mucho tu texto, muy creativo, mucha imaginación. Y debutaste con algo que a mí se me hace difícil, con el ejercicio basado en "Comienza el desfile" de R. Arenas.
    Me siento orgullosa de mi alumna de los sábados por las tardes.
    Adelante Siham, y que sigas con la alegría que manifiestas en las fotos del Día E.
    Con cariño
    Ana

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Bonito texto Siham. Te lo repito, tienes un estilo muy novelesco, que tus lineas parecen ser un trozo de una novela.
    Quizas deberias intertarlo, seguir escribiendo, ya has visto que las paginas se acumulan rapidamente ;)

    Un placer tenerte en el taller :)

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  4. Siham,
    Temías a no ser capaz de escribir un texto largo,y veo que lo has conseguido.Comparto con Fatine la misma impresión sobre tu estilo:muy novelesco e interesante.
    ¡Buen ánimo para seguir escribiendo y bienvenida al taller!

    Rkia

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  5. @Ana:
    Muchas gracias por tus bonitas palabras.
    Creo que no merezco tanto cumplido héhé.
    Me alegra de corazón saber que te ha gustado mi texto, solo fue poner un poco de mi imaginación sobre el papel en blanco, aunque al principio me daba un poco de miedo.
    No digas que para ti es algo dificil por favor, seguro que tú escribes mil veces mejor que yo. Pero gracias de todas formas por lo que me has dicho.
    Además recuerda que tuve una buena profesora, tu!

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  6. @Fatine:
    Muchas gracias! Me alegro de que te guste
    Llevas razón, las páginas salen más fácil de lo que pensaba,
    Por cierto, el tuyo es muy bonito tambien.

    @Rkia:
    Muchas gracias por esos ánimos.
    Me alegro que haya causado esa sensación en su lectura.
    Lei su texto y me pareció muy interesante.

    ResponderEliminar

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PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

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Rkia. PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

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Iman.PUESTA EN ESCENA DE POESÍA ESPAÑOLA

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