La pequeña, al quedar solita en una cuna tan igual a otras cunas, comenzó a llorar, y tú, que te ibas con prisa, te volviste para cantarle una canción hasta que se calmara, con tu voz dulcemente conocida, así como con tu sonrisa y tu mirada, y los movimientos de tu mano.
Corriste en las cintas de las correspondencias del metro. Debías coger tres líneas para llegar a tu trabajo. Caminabas muy rápido por las escaleras y en las cintas, tratando de adelantarte a otros que no llevaban tanta prisa como tú. En uno de los trenes esbozaste una sonrisa a alguien que te hizo un lugar, siempre de pie. En el último metro lograste sentarte y descansar tu cabeza contra la ventana que reflejaba tu rostro. Tus dedos se movían en tu brazo, impacientes, como buscando una respuesta a los problemas que debías enfrentar.
Saliste del metro y caminaste siempre apresurada en ese barrio residencial donde trabajas.
Tocaste el timbre, y una voz en español te dijo que pasaras.
Las dos habláis español. Ella como tú, también es extranjera en París. Las dos tenéis un bebé. Pero ¡qué diferencia entre su espaciosa casa y tu dormitorio donde el despertador suena tan temprano! ¡Qué diferencia entre su trabajo y el tuyo! Te comunicó que esa noche llegaría una hora y media más tarde; te sorprendiste un poco, pero aceptaste.
El bebé lloraba y te dirigiste hacia su impecable cuna. Cantaste la misma canción que habías cantado a tu hijita, pero ahora de forma automática, pensativa. Miraste por la ventana y seguiste cantando y moviendo tu mano sobre la cuna.
Más tarde te acercaste a la ventana. Miraste detenidamente los bonitos edificios de la bonita ciudad. Una enorme nostalgia te invadió, un anhelo profundo de tu tierra a la que a la que tal vez muy pronto decidas volver.
(Ejercicio basado en Lejos del 16º, una de las historias de la película París, je t´aime)
ME GUSTA MUCHO TU TEXTO SAMANTA,ADEMAS DESTACA UN GRAN SENTIDO DE LA OBSERVACION, NO TE HAS DEJADO NI UN DETALLE,
ResponderEliminarPOR CIERTO LO DE LOS MUSEOS ES AHORA OTRA COSA, SUPONGO QUE CON LA EDAD LOS GUSTOS CAMBIAN...