Qué rara idea la de
pedirme que escoja entre vosotras, queridas vocales. Pero... ignoran que sois el
lazo necesario y el vínculo indefectible que me proporcionó el poder de hacer
fluir la sangre entre consonantes, de dar vida a las palabras, luego a las
frases, de sonreír por un giro, de reír a carcajadas de alegría o de tristeza,
de velar muy tarde a la luz de una vela, de mirar el cielo y, luego, dormitar
tras contar las estrellas.
¡Oh!, querida A, tú que me haces sonreír con tus dos
extremidades superiores que se abrazan eternamente (¡Ja, ja, ja!)… Te veo con la confianza de la flor amarilla
esperando la llegada desde el cielo gris de la gota vigorizante, te veo en la niebla
y la claridad, en la turbulencia y la tranquilidad, en la tristeza y la
alegría, en la sonrisa y en las lágrimas. Tú, el símbolo del afecto, de la
adoración y del amor, te veo en el alboroto y en la calma absoluta, en la
naturaleza y en la nada.
Y tú, estimada E,
mi gitana hechicera que yerra día y noche, sin guía ni mapa, deslizándose,
siguiendo la pista a antepasados en medio de una tropa de modernistas y de
vendedores de plumas, es contigo y como tridente que me convierto en pescador
para atrapar palabras o me vuelvo escultor para moldear las frases y, así,
ligero como la brisa del alba, cabalgo las llanuras más bellas, olvidando mi
aburrimiento que detrás, lejos, detrás, arrastro.
Y tú, adorada I,
considerada inútil no pudiendo servir más que de mal ejemplo, yo, siento que tú
posees la gracia, ese encanto supremo de la belleza, a pesar de ser tiesa, a
pesar de tu forma erguida como una lanza, roja de día y plateada de noche. Esa
forma tuya sin ninguna inclinación, que de tan recta hasta semejas imperfecta,
con ese punto encima, amenazador como un pezón, símbolo de una devastadora
fuerza de convicción. Aunque imperfecta, te necesito, a cada instante, en cada
pizca de mi vida, como pilar de mi libertad truncada, de mi imaginación
ilimitada.
Y tú, mi O querida, tú la neutra inasequible, que me transportas a un mundo sin ángulos, tú que eres un perpetuo principio que se cansa de no estar cansado, te amo como amo los senos redondos, la luna
llena. Tú que fundas el orgasmo y concluyes el deseo y el beso, eres un islote sin árboles, la única
forma aceptable de la locura. Sin ti,
no hay olas y el océano se muere, y yo también.
Y tú, venerada U, fondo apacible, cohesión de dos medialunas brillantes, de dos caderas
tan anchas y tan acogedoras… ¿cómo puedo ignorarte, vivir sin ti…? Eres la
articulación del universo, la fuente de fecundación, el útero de gestación, y
yo para ti, perpetúo mi filiación. A ti, impulso del instinto de unión, te
declaro solemnemente que jamás habrá ni odio ni repugnancia.
Está claro que no hay elección posible... ¡Vaya petición superflua...!
Abdellah EL HASSOUNI
Rabat, 11de septiembre de 2016.
Actividad inspirada en “Asociar las vocales a formas, colores,
sensaciones”, así como “Voyelles” de Rimbaud.
Holà Abdellah! Hé leido tu texto despues de classe y , a demas de haber adulado tanto a esas letras que nos hacen humanos, las volviste vivas y personificadas, se volvieron mas expresivas. Muchas gracias por haber llamado a la inspiracion a tu puerta para compatir con nosotros tus pensamientos y sentimientos. Felicidades!!
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