Me acuerdo de mi primer día en el colegio, con unas trenzas de «Pipi Langstrum», un uniforme blanco como la nieve, las medias de lana blancas y toda la curiosidad del mundo en los ojos.
Me acuerdo de Layka, mi perra. Murió a los nueve años atropellada por un coche.
Me acuerdo del ataque de risa que tuvimos mis primos y yo en el entierro de mi tío mayor, los mayores nos dejaron sin cenar ese día.
Me acuerdo de mi primer novio, del primer beso, de las primeras mentiras.
Me acuerdo de aquel día en que quedamos atrapadas mi prima y yo en el ascensor de un hotel. Yo lo superé; ella, que era mayor que yo, se ganó un castigo por salir sin permiso, pero también una recién estrenada claustrofobia.
Me acuerdo de unas inundaciones en México. Y de aquella niña atrapada debajo de los escombros, con todo el cuerpo bajo el agua, solo se le veía la cara. Suplicó durante tres días que la sacaran de allí, nadie pudo hacer nada por ella, ya el cuarto día se le agotaron las fuerzas.
Me acuerdo de mi primer pecado, pero no me apetece compartirlo.
Me acuerdo del día que lloró mi padre. Fue cuando murió su hermana gemela. No me vienen a la mente otros recuerdos de aquel día, sólo sus lágrimas y un viaje muy largo al Rif para asistir al entierro.
Me acuerdo del día que se me murió nuestro gato, era un regalo de mi padre, un siamés muy testarudo que dormía conmigo en la cama, Se dejó atrapar por el perro de un vecino. Lloré como nunca. No me acuerdo de haber llorado tanto por la pérdida de un ser humano.
Me acuerdo de mi primera menstruación, me desperté por la mañana con las sábanas manchadas. Tenía más vergüenza que miedo. Menos mal que mi madre estaba allí.
Me acuerdo de mi primer viaje sola. Me fui a Madrid a casa de unos amigos de mi padre, me regalaron un pijama de “Espinete”, un poco infantil para mi gusto y mi edad. Las excursiones culturales me parecieron muy largas y aburridas, aunque mostré lo contrario.
Me acuerdo de mi segundo viaje a Madrid a los veintitantos, con unas amigas. Madrid me resultó diferente y las excursiones culturales igual de aburridas.
Me acuerdo de la primera vez que vi un cuerpo sin vida, el del marido de mi tía. Se fue un 23 de mayo. Lo quería como a un segundo padre.
Me acuerdo del día en que mi sobrino vino al mundo. Fui la primera en tenerlo en brazos después del médico y su madre. Aquello me dio ganas de procrear. Dar la vida es, tal vez, la cosa más bonita del mundo.
Me acuerdo de mi primer día en la Facultad de Derecho. Nada del otro mundo.
Me acuerdo de mi primer cigarrillo, me acuerdo del último también, pues fue el mismo.
Me acuerdo de mi primer coche y también de mi primera multa.
Me acuerdo de la cara de orgullo que mostró mi madre el día que obtuve mi Diploma de Notario, la de mi padre no la pude ver, pues no estaba allí aquel día. Me llamó algunos meses más tarde para felicitarme.
Me acuerdo del primer cheque que recibí por mi trabajo. Mis amigas y yo lo festejamos a lo grande.
Me acuerdo y me acuerdo…
Me acuerdo de todos los momentos bonitos de la vida y de los malos también.
Iman Tanouti
Rabat, 8 de noviembre de 2009
Me gusta mucho tu estilo. Como decía en el comentario que hice a Abdellah, este ejercicio ha servido para conocernos más.
ResponderEliminarMe gustó lo de tu primera multa. Yo he tenido dos, de la segunda me río sola cuando me acuerdo.
Un consejo, no hagas más excursiones culturales en Madrid. Visita sola el Museo del Prado, y estoy segura de que seguirás yendo todas o casi todas las veces que vuelvas a Madrid.
Me han mucho encantado tus recuerdos.Me han ayudado en conocerte un poco más(fuera del taller).Y,al ver esta niña linda y seria de la fotográfia,pensé que sin ningún duda es la misma de la cuna que en "ROSTROS"(más o menos algunos meses).
ResponderEliminarMe gusta también tu estilo.
¡Me hace mucho placer que hagas parte del taller!
Hola Iman!!!
ResponderEliminarYo me he acordado de tí escuchando una cassette que compré al taxista en Rabat, busqué tu nombre en google et voilá!
Mi correo es davidotero6@gmail.com
Un fuerte abrazo
David