Olvida aquellos años de sequía
En que sufrió grave anemia,
Por pozos cada vez más profundos.
Rocallas y pedregullos
Entre las piernas frías del puente
Se doran en el lecho del río
Sin tomar el color rojizo del polvo.
El sol va alzando su voz
Con él, el campo se salpica
De colores, de caléndulas
De rectas espigas y elegantes lirios.
Sobre los árboles desnudos
Pájaros negros despliegan
Sus alas de plástico
Con un vuelo que alcanza al viento.
Y la madre, desgranando su rosario,
Mira el paisaje por ambos lados
Y al ritmo de la música andalusí
Murmura: ¡Que lleguemos sanos y salvos!
Yalala, yalala, lanla, lanla...
Un arado brilla y se clava en la tierra
Tras el ímpetu de unas manos huesudas;
Un arado que arrastra una mula
Flaca, triste y pardusca.
A lo lejos, pinceladas de colores
En rectangulares cuadros alfombran
Laderas, colinas y lomas;
Sólo los caminos pálidos zigzaguean.
Cuando el mar está cerca, el azul triunfa,
Mar y cielo abrazados,
Como dos enamorados en primavera
Se olvidan de la gente y se funden en un beso.
Sin tomar el color rojizo del polvo.
Un barco más azul aún que el mar
Surca sus aguas para que no se duerman;
Una nube negra hiende el cielo,
Revolotea nerviosa, esperando una presa…
Y la madre, desgranando su rosario,
Mira el paisaje por ambos lados
Y al ritmo de la música andalusí
Murmura: ¡Que lleguemos sanos y salvos!
Yalala, yalala, lanla, lanla...
Una manada de burros pensativos,
Con grandes ojos estupefactos
Mastican hierba mientras
Se asombran ante los fugaces coches.
Muchos pajarillos enamorados
Muestran a sus amadas,
Volando sobre un mar de espigas,
Sus grandes campos de trigo.
Al alba, de día y al ocaso
Caminan montañas de leña,
Caravanas de bidones y jarras,
Escoltadas por hordas de perros.
Una campesina embarazada
Logra salvarle la vida
A la última vaca de su rebaño
Que, indiferente, cruza la carretera.
Y la madre, desgranando su rosario,
Mira el paisaje por ambos lados
Y al ritmo de la música andalusí
Murmura: ¡Que lleguemos sanos y salvos!
Yalala, yalala, lanla, lanla...
Alrededor de un minúsculo minarete
Se aprietan chabolas y barracas
Para reconfortar los corazones
De creyentes y de incrédulos.
Sobre las colinas dispersas
Los pedestales del Saber vestidos de blanco
Esperan sin éxito alguno
Y en vano columnas de alumnos.
Desfilan mujeres de pasos cansinos,
Tal vez escoltadas por un burro,
Envueltas de niños, llenas de cacharros,
Con ropa estropeada y polvorienta.
Con los pies casi desnudos,
Unas caras inocentes en el camino,
Andan echándose bromas
Y sonriéndose unas a otras.
Agachados en las suaves cerros
Bultos de colores le brotan a la tierra:
En cuclillas, niños o niñas, mujeres o ancianos
Vigilan sus cabras, sus ovejas y sus nubecillas.
Y la madre, desgranando su rosario,
Mira el paisaje por ambos lados
Y al ritmo de la música andalusí
Murmura: ¡Que lleguemos sanos y salvos!
Yalala, yalala, lanla, lanla...
Abdellah El Hassouni, Abderraouf Sbihi, Iman Tanouti, María Dolores Varas Ruíz, Maribel Andrade, Maryam Benchekroun, Rkia Okmenni.
(Poema a imitación de “El tren expreso” de Oliverio Girondo)
Rabat 2009-2010
Podéis estar muy orgullosos de esta bonita experiencia de poema colectivo...
ResponderEliminarEster
el poema es fruto de una trabajo colectivo que no hubiera podido hacerse sin tu ayuda
ResponderEliminargracias Ester por todo el esfuerzo que haces para llevar el taller adelante;