Me importa un pepino que me comparen a una barata copia de Brigitte Bardot o a una loca disfrazada de Lady di.
Me es indiferente, como una rata a un perro, que se burlen de mis medias de poliéster color púrpura; o de mis bolsos de segunda mano, comprados en el mercado de pulgas anual.
Me tienen sin cuidado las risas que pueda provocar mi peinado copiado a las maniquís de la década de los setenta; que mi nariz parezca un dátil de una palmera del polo norte, o que mi cuerpo se confunda ¡¡¡con el de una sardina del río Bravo!!!
No me quitan el sueño las indirectas que me lanzan por el abrigo de piel de nutria que le tomé prestado a mi madre y que llevo que tanto orgullo en las fiestas familiares; ni los golpes bajos que recibo por mis vestidos que, más que vestidos, parecen disfraces del Carnaval de Río.
Pero si hay algo que no tolero, si hay algo que me saca de quicio, es que juzguen mi alma al tuntún. ¡¡¡No, señor!!! Eso no, porque ésa es mía y bien mía, Que quede bien clarito que a ésa no dejo que se le acerque nadie, pero que nadie…
Iman Tanouti
3 de marzo de 2010
(Texto realizado a partir de la lectura de Espantapájaros, I, de Oliverio Girondo)
Me gusta mucho tu texto Iman, has seguido la estructura pero de tal manera que se ha vuelto tuya..
ResponderEliminar¡Las comparaciones son GRACIOSAS! Y Claro la fuerza que se siente al final... Que claro, hay cosas que no se tocan...
Es un placer leerte