Despertando de la borrachera del sueño, buscando posesa bajar la intensidad de los rayos del sol, busco y rebusco en mi bolso.
Mi novela espera impaciente que la empiece y un negro café humeante me invita a beberlo ya.
Un griterío de piedras pone en marcha mi espeso cerebro… ¡Coño! Saltan chispas tras unos humeantes tacones….
Un dandi despertando de sopetón se pasa a toda prisa la plancha por el traje, las pantorrillas sacan lustre a sus zapatos y un salivazo atusa su pelo todavía engominado.
La costumbre hace que el recuento de machos sea rápido, también la elección de silla.
Dandi y muñeca se encuentran. Miradas incendiarias ponen en alerta roja el ambiente.
De repente, unos ojos pegados cual lengua camaleónica, intentan salvar a dos bolas de silicona que pugnan por ser rescatadas de su estrecha celda.
Recojo mi fría novela y dejo el helado café.
En la calle, corriendo, me encuentro inventando el final.
Maribel Andrade
Rabat, 2010.
(Imitación de "Apunte callejero" de 20 poemas para ser leídos en un tranvía, de Oliverio Girondo)
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