Mi mama siempre dice que soy una empecinada y una curiosa, aunque no sé muy bien por qué, pero si mi mamá lo dice debe de ser cierto, porque mi mamá siempre lleva la razón, nunca se equivoca.
Pero mi mama sabe que los despertares lácteos me dan náuseas, no me gusta la leche ni soporto su olor, aunque la señorita Sabah no lo sabe y siempre me obliga a tomarme ese veneno blanco por la mañana, entonces tengo que dejar de respirar, pensar en algo bonito y metérmelo de un trago, para luego vomitarlo ¡Qué horror! Yo a veces finjo haber olvidado en casa mi vaso de plástico verde con lunares blancos, pero ella siempre se las apaña para conseguirme otro. Otras veces, simulo tener dolor de estómago, pero luego me lleva a la enfermería y me hace tragar un jarabe asqueroso que me provoca el mismo efecto que la leche, pues vomito. Pero, si mi mamá sabe que no me gusta la leche ¿por qué no se lo dice a la señorita Sabah? ¿Acaso están enfadadas? Porque yo, cuando estoy enfadada con mi amiga Leila, no le dirijo la palabra y viceversa; claro que es como un pacto secreto. Aunque, ahora que recuerdo, cuando me acompañó ayer a la escuela, mamá saludó a la señorita Sabah con la mano, de lejos, eso sí… ¿Será que cuando los adultos se enfadan entre sí sólo se saludan con la mano, sin dirigirse la palabra? Eso supondría, tal vez, no estar muy muy enfadados, porque cuando lo están mucho no se hablan. Es lo que le ocurrió a mi mamá con mi papá, que estaban tan enfadados el uno con el otro por no sé qué cosa, que ni se saludaban con la mano por la mañana, ¡ni de lejos! Y luego, un buen día, en vez de no hablarse, se chillaron, gritaron, rompieron cosas y golpearon puertas…
Y desde entonces yo me digo que cuando los adultos se colman de chillidos es que ya se han reconciliado ¡puesto que ya se vuelven a dirigir la palabra! Si es así, corro para decírselo a mi amiga Leila. Así la próxima vez que estemos enfadadas, cuando yo le chille ella comprenderá que ya hemos hecho las paces.
¡¡¡Que simbólicos son los adultos!!!
Iman
Rabat, 29 de abril de 2010
(Ejercicio basado en el tema de “Con los ojos cerrados” de Reinaldo Arenas)
¡Qué lógica infantil estupenda Imane!
ResponderEliminarGracioso tu texto y su estilo,sus descripciónes sobre todo la de la comunicación entre adultos por parte de una niña...
Me encanta:"No me gusta la leche"
Rkia
Iman,
ResponderEliminarMe encanta que un adulto consigua hablar con una voz de niño,¡y tu lo haces muy bien!
Y luego esa niña tan observadora que saca conclusiones sin pensar ni un minuto en preguntarselo a los adultos para comprobarlo...
Me encanta :)
Un niño piensa rápidamente, de manera corta, cambiando muchas veces de tema o de centro de interés. Así, tu estilo es perfectamente adaptado a estas memorias de infancia. Estoy completamente conquistado.
ResponderEliminarMagnifico cuento.Se siente la inocencia y la sencillez infantil en tu texto,Iman
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