Ese día de verano fuimos a la playa más o menos pronto, pero permanecimos hasta el anochecer. Y allí el orgullo, la soberbia…
Me cautivaba el panorama de la puesta del sol. Me encantaba el espectáculo al sentir el aire yodado mezclado con el olor a algas. Me fascinaba la unificación del cielo y del mar, el hundimiento y la asfixia del sol en el mar.
Mi entusiasmo fue ya muy grande durante la bajamar. Escribí, dibujé y anduve sobre la arena empapada. Me alejé y vigilé las olas, una tras otra, ya que borraban gradualmente y con cierta vacilación mis huellas.
Fue un momento espléndido, gocé de un paisaje majestuoso.
Para comprobarlo usted mismo, vaya a la playa cualquier tarde de este verano y convénzase directamente de lo que le digo.
Maryam.
Rabat, mayo de 2010.
(Ejercicio basado en el tema de “Con los ojos cerrados” de Reinaldo Arenas)
Querida Maryam :
ResponderEliminarCompartimos la pasión por el mar.
Me crié muy cerca de él y siempre ha jugado un papel importante en mi vida.
Ese olor a yodo y a algas, y me gustó mucho eso del "hundimiento y la asfixia del sol en el mar" al atardecer.
Sigue escribiendo,¡adelante!